Sigue la caída de los precios agrícolas

Emilio J. Cárdenas (*)

La conjunción de una oferta muy abundante, sumada a la caída de la demanda china, continúa impulsando fuertemente hacia la baja los precios de las materias primas agrícolas. Así lo acaba de confirmar la FAO. Agosto fue realmente un muy mal mes para las economías emergentes que exportan productos del agro. Muy particularmente para los cereales, los aceites vegetales y el azúcar. El retroceso general de los precios de las materias primas provenientes del agro es, por lo demás, el más importante de los ocurridos a lo largo de los últimos siete años. Para la Argentina, ello testimonia obviamente un momento complejo que es, en rigor, todo lo contrario a la bonanza propia de la era del llamado “viento a favor”, que hoy está meridianamente claro que desperdiciamos inconscientemente. Lamentablemente, para todos nosotros. El índice de la FAO que mide la evolución de los precios agrícolas en su conjunto perdió un 5,2% en apenas un mes. Y los cereales, considerados en conjunto, acusaron una caída todavía mayor, del 7%, siempre en el mes de agosto. A su vez, los aceites vegetales bajaron aún más: un 8,6% en ese mismo mes. Duro. Los productos del sector lácteo, por su parte, cayeron también. Fuerte. La leche, los quesos y la manteca, tomados en su conjunto, un 9%. El azúcar, concretamente, retrocedió un 10%, al compás del aumento de producción de la India, que hoy es ya el segundo productor mundial de azúcar, con saldos que alimentarán la exportación y que previsiblemente se consolidarán el año próximo. A todo lo que debe sumarse la gran incertidumbre que genera la posible suba de las tasas de interés del dólar norteamericano como consecuencia del fortalecimiento de la economía del país del norte. Ocurre que en Estados Unidos el empleo se ha fortalecido y se ha acercado al “pleno empleo”, lo que previsiblemente generará aumentos de sueldos y alimentará lo que luce como el comienzo de un proceso de inflación moderada que lleve la tasa actual del 1,3% anual al 2%, como es el objetivo de la propia Reserva Federal de Estados Unidos. Por eso los bancos centrales de los países emergentes, preocupados por la conjunción de noticias negativas, están ahora urgiendo a las autoridades monetarias norteamericanas a que aumenten las tasas lentamente, por primera vez desde el 2006, y despejen así –antes de fin de año– la incertidumbre y la volatilidad que se han apoderado de los mercados. Entre quienes están abiertamente en esa posición aparece Julio Velarde, el presidente del Banco Central del Perú. Todo exige entonces estar sumamente atentos a lo que puede ocurrir monetariamente en el país del norte, por su impacto más allá de sus fronteras. (*) Exembajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas


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