Singular detención por violencia de género

VIEDMA (AV).- Una inédita situación se vivió ayer en Tribunales. Por un hecho de violencia el juez Favio Igoldi había citado a declarar en indagatoria a un joven, quien arribó acompañado de su mujer. Descripto así todo parece simple y normal, pero la situación cambió radicalmente cuando un par de policías arribaron al lugar y lo detuvieron por orden del mismo juez. Resulta que contra el joven pesa una orden judicial de prohibición de acercamiento a su esposa, en el marco de una causa por presunta privación de la libertad y violencia de género que la misma mujer habría denunciado hace unos meses. Certificada esta situación, el juez le explicó al joven que había incurrido en el delito de desobediencia judicial, por la prohibición de acercamiento que pesaba en su contra, razón por la cual quedaba detenido. A los pocos minutos el imputado, de pequeña y delgada contextura, abandonó el juzgado esposado y escoltado por la policía. Antes de pasar a las celdas dialogó brevemente con su esposa, se dieron un “piquito” y ambos partieron: él a la comisaría y ella a su casa, a donde tenía prohibido acercarse su marido pero por lo visto no acató esa disposición. Fue una situación inédita que dejó perplejos hasta a los propios empleados del juzgado al observar la afectuosa despedida.


VIEDMA (AV).- Una inédita situación se vivió ayer en Tribunales. Por un hecho de violencia el juez Favio Igoldi había citado a declarar en indagatoria a un joven, quien arribó acompañado de su mujer. Descripto así todo parece simple y normal, pero la situación cambió radicalmente cuando un par de policías arribaron al lugar y lo detuvieron por orden del mismo juez. Resulta que contra el joven pesa una orden judicial de prohibición de acercamiento a su esposa, en el marco de una causa por presunta privación de la libertad y violencia de género que la misma mujer habría denunciado hace unos meses. Certificada esta situación, el juez le explicó al joven que había incurrido en el delito de desobediencia judicial, por la prohibición de acercamiento que pesaba en su contra, razón por la cual quedaba detenido. A los pocos minutos el imputado, de pequeña y delgada contextura, abandonó el juzgado esposado y escoltado por la policía. Antes de pasar a las celdas dialogó brevemente con su esposa, se dieron un “piquito” y ambos partieron: él a la comisaría y ella a su casa, a donde tenía prohibido acercarse su marido pero por lo visto no acató esa disposición. Fue una situación inédita que dejó perplejos hasta a los propios empleados del juzgado al observar la afectuosa despedida.

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