24 de Marzo | María Teresa atravesó la dictadura como científica: «Cualquier cosa que pase es mejor que lo que vivimos»
Cuenta el maltrato que se vivía en Bariloche, una ciudad que, por ese entonces, tenía 30 mil habitantes. La mujer de 85 años ayudó a reconstruir situaciones de detenciones de investigadores en el ámbito científico. Su historia, por el Día de la Memoria.
En el Día de la Memoria, que se conmemora el 24 de marzo, contamos relatos de personas de la Patagonia que sobrevivieron, que huyeron o que tuvieron que elaborar estrategias para seguir vivas durante la última dictadura militar. Hoy te contamos la historia de María Teresa Causa, una física de Bariloche:
María Teresa Causo es una entrerriana de 85 años. Llegó a Bariloche en 1962, motivada por la intención de estudiar Física en el Instituto Balseiro, a través de una beca. Se recibió en 1970, trabajó en diversos laboratorios del Centro Atómico Bariloche, se puso en pareja con un físico y seis años después, nació su hija, Laura, «gracias al Plan de Salud de Río Negro, un programa de avanzada». Fue en enero de 1976. Dos meses después, el 24 de marzo, comenzaba comenzaba una de las épocas más oscuras de la historia, con la dictadura cívico militar.
En 1971 María Teresa comenzó a militar en la Juventud Peronista, pero esa militancia se cortó un año después con la llamada Masacre de Trelew, cuando un grupo de efectivos de la Armada fusiló a 19 presos políticos en la base Almirante Zar. Dieciséis murieron y tres lograron sobrevivir.
La militancia fue aún más compleja con el Golpe de Estado. «Bariloche tenía 30 mil personas, no había dónde esconderse, por eso la gente más comprometida debió pasar a la clandestinidad. Y la militancia se diluyó. No es que hubo una decisión, pero la gente se terminó dispersando», señaló María Teresa.

En esos años, esta mujer trabajó como investigadora en el Laboratorio de Resonancia Magnética en el Centro Atómico Bariloche. Su trabajo consistía en descubrir materiales para distintas aplicaciones.
«La Cnea (Comisión Nacional de Energía Atómica) recibía una colaboración esencial: el presidente de la institución que era egresado del Balseiro y tenía un presupuesto equivalente al de la provincia de Buenos Aires. En ese momento, se planteaba hacer seis centrales nucleares«, indicó.
El trabajo en los laboratorios
Según la Asociación de Física Argentina, 22 físicos fueron secuestrados durante el terrorismo de Estado. «Hubo mucha gente que optó por el exilio porque se consideraba perseguida. Nosotros nos quedamos y no nos pasó gran cosa. La ciencia es trabajo de equipo y dentro de los laboratorios no se sentía lo que pasaba afuera«, aseguró.
Advirtió, en cambio, que fueron discriminados a través de sus salarios: «Sucede que la Cnea tenía una fórmula para aumentar el salario en el año, pero a algunos no nos habilitaron, de modo que ganábamos la mitad«. Explicó que «quienes estaban fichados, no podían presentarse a los concursos. Los sobresueldos eran decididos por alguien para algunos».
De todos modos, consideró: «Hacíamos nuestro trabajo, teníamos para comer y de hecho, pudimos hacer nuestra casa. Fueron años normales, salvo por el contexto de la ciudad. De golpe, te encontrabas con movilizaciones del Ejército que, no se sabía, qué hacían. Vos podías estar en una galería comprando y de golpe, cerraban todo y te pedían pedían los documentos. Estábamos todo el tiempo con esa sensación de estar en un país ocupado», recordó. También contó el caso de un amigo que se trasladaba al centro en colectivo y, «los bajaron, los hicieron tirar cuerpo a tierra sobre la banquina llena de barro. Los cachearon y pasaron un momento muy desagradable».

Mencionó que, en más de una ocasión, que se trasladaba al centro de la ciudad, «se les ocurría pedir documentos a cada auto y se terminaba formando una cola inmensa. Había un soldado con una máquina de escribir que llenaba planillas».
María Teresa tiene muy presente el «maltrato» que se percibió en esos años. «Recuerdo un cartel en la ruta que decía: ‘Usted no puede frenar su vehículo. Si lo hace, el centinela abrirá fuego‘. Uno lo tomaba con naturalidad, pero era algo espantoso. Pensar en lo que podría pasar si se te rompía el auto. Una vez una persona fue acribillada en su auto volviendo del hotel Llao Llao. El hombre habrá tomado un whisky de más. Esas cosas pasaban», señaló.
Ese recuerdo le trajo el de la desaparición de Juan Marcos Herman, un joven de 22 años que fue secuestrado de la casa de sus padres por un grupo de militares armados, el 16 de julio de 1977. Estudiaba Derecho en Buenos Aires y participaba en actividades estudiantiles y políticas en la Juventud Universitaria Peronista. En esa oportunidad, transitaba las vacaciones de invierno en la casa de sus padres en la calle Frey 166. Se sabe que Juan fue trasladado a Buenos Aires en avión y terminó en el centro de detención El Atlético de la Policía Federal.
«No podemos decir que no pasó nada. Vivimos un estado espantoso, al igual que en todo el país«, lamentó.
La Comisión de la Memoria del Centro Científico Tecnológico (CCT) de Bariloche le hizo un reconocimiento a María Teresa tiempo atrás por su participación en las reconstrucciones de situaciones de detenidos/desaparecidos en el ámbito científico.
«Fue un trabajo que se fue dando a lo largo del tiempo. La Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi), por ejemplo, busca al hijo de una compañera de militancia del Balseiro, Susana Grinberg, que estaba embarazada al momento del secuestro. Se sabe que estuvo en Campo de Mayo porque alguien la vio«, relató. María Teresa colaboró con la búsqueda, recabando información y conectándose con exalumnos de la institución, repartidos por todo el mundo.

Gracias a estos aportes, accedió a una fotografía de la época. «No hay muchas fotos porque, en esa época, no se sacaban tantas fotos. Pude aportar una foto de cuando se recibió con sus compañeros que resultó de importancia porque se la ve de cuerpo de entero«, explicó.
Al consultarle por la actualidad del país, María Teresa fue contundente: «La dictadura me pareció espantosa, por lo que se vivió, por las historias que me llegaron y por lo que uno leía en los diarios. Cualquier cosa que pase es mejor que lo que vivimos. No hay comparación posible. Hoy, no me despiertan a las 3 de la mañana los camiones y helicópteros del Ejército».
En el Día de la Memoria, que se conmemora el 24 de marzo, contamos relatos de personas de la Patagonia que sobrevivieron, que huyeron o que tuvieron que elaborar estrategias para seguir vivas durante la última dictadura militar. Hoy te contamos la historia de María Teresa Causa, una física de Bariloche:
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