Alarma en Allen por la descarga de líquidos cloacales sin tratar

Desde ARSA informaron que hace casi un mes no está funcionando la planta por un robo de cables y que las reparaciones demorarán más de tres semanas.

Los vecinos de Allen están alarmados por los miles de litros de líquidos cloacales que se descargan crudos y que los obligan a convivir con olores nauseabundos además de la contaminación.

Desde la empresa Aguas Rionegrinas (ARSA) señalaron que hace casi un mes la planta de tratamiento de cloacas no está funcionando por un robo de cables y que las reparaciones demorarán más de tres semanas.

Las familias por otro lado aseguraron que hace años sufren esta problemática y que no han recibido una solución concreta a pesar de que han realizado varios reclamos.
El equipo del Diario Río Negro pudo corroborar que los aireadores no están funcionado en la planta ubicada sobre calle Neuquén en el extremo sur de la ciudad y que los líquidos se arrojan crudos por un caño a un desagüe.

Desde el Gobierno Provincial detallaron que estos equipos tienen la función de inyectar oxígeno al líquido cloacal para degradar la materia orgánica y acelerar la depuración.
Sin embargo, la planta que se ve casi abandonada, despide un agua que se torna de un color gris claro y recorre varios kilómetros hasta cruzar la Ruta 22.

Según ARSA la planta de cloacas sufrió un robo de cables y no están funcionando los aireadores. Foto Juan Thomes

El desagüe pasa cerca de la Escuela 172 donde los chicos padecen los fuertes olores en verano. También limita con el barrio de la Calle 10 donde viven unas 20 familias y llega hasta el barrio Costa Este.
Finalmente el agua pálida y mal oliente llega a un brazo del río Negro que va hasta Guerrico y desemboca en el cauce grande.

El problema es más grave este año por el bajo caudal que se registra en el río Negro ya que no se dan las condiciones para que se depuren como corresponde estos líquidos.

El mismo subgerente de ARSA, Miguel Vidal, reconoció que hay contaminación y señaló que una vez que se esté funcionando de nuevo la planta de cloacas se pondrán a trabajar para contratar seguridad privada y evitar los continuos robos que afectan su funcionamiento.

El sufrimiento de los vecinos

Uriel López hace siete años que vive en el barrio de la Calle Ciega 10. “En el verano el olor es muy fuerte, es como tener la cloaca abierta, no se aguanta”, expresó indignado.
En ese barrio viven 20 familias.
“Se hicieron reclamos pero hacen oídos sordos, no le dan bolilla a la gente. Este fluido viene de las piletas de cloacas de Allen también hay frigoríficos que tiran líquidos”, declaró molesto.

Los líquidos sin tratar cruzan la Ruta 22 a través del desagüe y llegan a varios barrios de Allen para luego terminar en el río. Foto Juan Thomes

Estela Raninqueo vive en el barrio, con su esposo y tres hijas de 10, siete y cuatro años. “El olor que viene es muy feo, a la tarde no se puede estar, el agua potable está contaminada, las nenas mías tomaban esa agua y les daba dolor de panza, diarrea. Ahora compramos el agua”, comentó la vecina.

La mujer relató que realizó una consulta médica y que los síntomas de sus hijas eran por beber ese suministro. “Por mes gasto $5.200 en agua embotellada para consumo”, contó.
Estela señaló que ningún funcionario de la Justicia y del Gobierno se ha acercado a solucionar el problema.

La planta de Allen continuamente es vandalizada por delincuentes. Foto Juan Thomes

Roxana Valverde vive hace 23 años allí. “Además de tener problemas con las petroleras tenemos el desagüe y una laguna de agua contaminada. Sufrimos distintas enfermedades”, expresó.
Mencionó que el color del agua pasa de blanco a gris pálido. “A veces se siente olor a azufre y otras veces a podrido”, detalló.
El desagüe está a unos metros de las casas de los vecinos.
“Tenemos manchas en la piel, vómitos continuos, dolores de estómago, problemas respiratorios. En la guardia del hospital nos dicen que anda un virus en el aire y otros médicos nos dicen que es por el consumo de agua”, contó.

“Problemas de seguridad”

El subgerente de ARSA, Miguel Vidal, aseguró que los problemas que hay en la planta de cloacas de Allen se deben a los continuos robos que se registran allí.
“Tuvimos que sacar los tres aireadores que teníamos porque nos robaron los cables, se llevaron hasta los cables del medidor. Estamos en la tarea de la recuperación de la parte eléctrica para poder funcionar. Estamos atrasados con eso”, indicó el funcionario.

Vidal señaló que hace casi un mes ocurrió el ilícito y que están hechas las denuncias policiales.
Además admitió que no es la primera vez que la planta deja de funcionar y manifestó que el motivo es por los continuos robos.

“Con la reposición de cables vamos a trabajar para poner vigilancia privada como hicimos con otras plantas porque la inseguridad es de nunca acabar”, dijo.
“Es solo un problema de seguridad. Si nosotros ponemos los aireadores a funcionar la planta va a funcionar bien”, sostuvo.

Vidal reconoció que trabajan en el problema porque “no solo es molesto a los vecinos sino que estamos contaminando”.
“Estamos comprando los cables, no hay cables en stock, nos cuesta mucho conseguir, no tienen precio”, informó.

En cuanto a los plazos para las tareas de reparación indicó que demorarán más de tres semanas.


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