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Cambios en la ley de hidrocarburos: “A la comunidad científica no se la consultó para nada”

Lo expresó el biólogo marino Raúl González, que trabaja en la Unco y es investigador del Conicet. “Para contar con todas las previsiones ambientales, hay que tener muy en claro cómo se va a comportar un derrame de petróleo en la zona” aseguró

“¿Para qué tenemos instituciones con tanta trayectoria en la Provincia si cuando se toman decisiones no se le pregunta al staff científico? Hace falta mejor información para decidir. O que nos den la posibilidad de adelantarnos.  Al menos en este caso de la ley de hidrocarburos, que como nos están demostrando quieren cambiar sí o sí. Porque, para contar con todas las previsiones ambientales, hay que tener muy en claro cómo se va a comportar un derrame de petróleo en la zona”.

Así, con una mezcla de sorpresa e indignación, Raúl González, un reconocido biólogo marino que trabaja en la escuela de ciencias marinas de la Universidad Nacional del Comahue (Unco), se refirió a la posible modificación de la norma 3308. Y a la propuesta de YPF de establecer un puerto petrolero en Punta Colorada (Sierra Grande) y un oleoducto para abastecerlo que partiría desde el corazón de Vaca Muerta. Al resguardo del Golfo San Matías.

¿El dato fundamental que destacó González? La escasa información científica que existe sobre esa zona puntual del Golfo a la que apunta YPF. Y la dificultad para su obtención, ya que reunirla demandaría, como mínimo, un año de investigaciones, para avaluar a ciencia cierta posibles impactos.

“Tenemos datos, pero estamos muy lejos de comprender como es la circulación del agua dentro del Golfo San Matías durante todo el año.  Porque eso varía mucho durante la época fría y la cálida, y sobre todo saber cómo es la interacción con la plataforma adyacente, el cambio de los volúmenes que entran y salen y el intercambio de calor entre el mar y la atmósfera” dijo el biólogo.

“Hay modelos teóricos sobre todo esto, pero hay que calibrarlos con información obtenida en el campo, con mediciones fijas. De hecho, de la zona norte del Golfo sabemos un poco más, pero de la zona al sur de Islote Lobos hasta Puerto Lobos y el límite con el paralelo 42, que es el lugar al que se apunta con iniciativas como la de YPF, hay muy pocos datos. En estos 20 años no hemos hecho campañas de investigación ni observaciones de largo plazo, ni hay instaladas estaciones fijas. Sólo reunimos información esporádica” subrayó.

Remarcó, sin embargo, que, en varios puntos del San Matías “hace varios años venimos trabajando con gente de distintos organismos en la colocación de correntómetros, de sistemas de medición, para tratar de calibrar los modelos teóricos. También en imágenes de satélite que, por caso, nos permiten calcular la temperatura de la superficie del mar. Hemos puesto boyas derivantes en algunos lugares que después terminan transmitiendo por medio de satélites, y nos permiten ajustar información. Pero, así y todo, nos falta indagar mucho” consideró.

“Por otro lado-destacó- deberíamos conocer más en profundidad a las comunidades biológicas que hay en esa zona de Sierra Grande a la que apunta YPF y ver cómo sostienen a otras áreas críticas, como la merluza y las pesquerías de merluza. Porque sabiéndolo podríamos decidir qué actividades se podrían realizar. Y si, como dije, quieren impulsar sí o sí lo hidrocarburífero, saber cómo impactaría un incidente y qué alcances tendría, para diseñar estrategias que mitiguen daños” explicó, y aseguró que “para Punta Pórfido, por ejemplo, la información preliminar que tenemos es que hay una zona crítica para la cría de merluza y otras especies, aunque hay que mirar en detalle porque tenemos datos desactualizados”.

Además, recordó que más al norte está la zona donde recientemente se creó el Parque Nacional Islote Lobos. “Y ésa es zona de nidificación de pingüinos de Magallanes, que están en expansión. Hay cormoranes, gaviotas, gaviotines, garzas, apostaderos de lobos marinos de uno y de dos pelos. Por eso hay que evaluar cómo los impactaría un siniestro al habilitar proyectos de ese tipo. Y para eso es necesario recabar más información “afirmó.

Por último, consideró que “desde los gobiernos tendrían que tener una actitud más interesada hacia lo que tenemos para aportar desde la comunidad científica.  Hablarnos de los proyectos que tienen en carpeta… porque hay investigadores del Conicet, y cada vez más profesionales trabajando para diferentes y reconocidas instituciones, y no nos están preguntando ni aprovechando para nada” cerró González, consternado.


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