Camilo, el único médico de Guardia Mitre: «Es una gran responsabilidad, pero estoy donde quiero estar»
Ya casi no quedan médicos rurales. Camilo Zenon es correntino y se crió en el campo. Cuando estudió Medicina en Cuba, tuvo claro desde un principio supo a dónde querría volcar sus conocimientos.
En un momento en que los médicos rurales son casi «una especie en extinción», Camilo Zenón le hace honor a la profesión. Es el único médico de la localidad Guardia Mitre, al este de Río Negro, donde se llega a través de una balsa o luego de transitar 80 kilómetros de ripio.
No hay días para pedir una licencia, sentirse mal o abocarse a alguna cuestión familiar para este médico. «Es una responsabilidad. El día que no atendés algún abuelo se queda sin receta. O una mamá no puede atender a su hijo. El hospital es el único prestador de atención de salud. Si no, hay que viajar 100 kilómetros», plantea.
Zenon nació en Corrientes y se crió en el campo: «Creo mucho en el campo. Desgraciadamente, en los últimos años la parte rural se ha ido despoblando. La gente joven se va y la población va disminuyendo. El campo se está quedando atrás por orden natural».

Este médico de 35 años estudió medicina en la Escuela Latinoamericana de Cuba. Regresó a Corrientes y estuvo en la región de El Impenetrable en Chaco un año hasta que decidió partir nuevamente para concretar la especialidad de Medicina General Integral en Venezuela. «En Argentina se conoce como medicina de familia. Tiene un enfoque hacia la atención primaria y es la base de la medicina. El 80% de los problemas del sistema de salud se resuelve con la medicina general. El 15% en especialidades como Pediatría, Cirugía, Traumatología, Clínica y Obstetricia, entre otras y el 5% restante con las subespecialidades», explica.
Al término de la especialidad en Venezuela, una vez más Zenon regresó a Argentina con la idea de aplicar lo aprendido. «Hay mucho por hacer y tenemos uno de los mejores sistemas de salud que da la posibilidad de atenderse al que puede y al que no. Da la libertad de elegir dónde queremos atendernos. Pero faltan recursos», reconoce.
En Corrientes, conoció a su pareja, se casó y tuvo su primer hijo. Trabajaba en el Servicio de Salud de un municipio cuando le ofrecieron trabajo en Valcheta. También surgió una posibilidad laboral en Viedma, pero la rechazó argumentando que no le gustan las ciudades. Llegó después una propuesta para Guardia Mitre, una localidad con tan solo 800 habitantes que, en temporada de cultivo de papa y cebolla, recibe algunos trabajadores golondrinas. La idea lo sedujo y ya lleva 4 años en ese pueblo.
En la zona rural, advierte, se «siente cómodo». «Es que de ahí vengo. Me gusta la calidad de vida y los chicos ,incluso, pueden jugar afuera sin riesgos», subraya y se muestra sorprendido por colegas que solo logran sostener una temporada en las áreas rurales.
Sin embargo, reconoce que hay complicaciones típicas del lugar. «Guardia Mitre está sobre la margen norte del río Negro y hay que cruzar en balsa. La ruta a Viedma Y Conesa nos queda sobre la margen sur. Son caminos de ripio. Cuando circula la ambulancia tiene su grado de complicación. Pero es normal«, comenta.
Zenon es el único médico y espera que algún colega se sume en algún momento. Tiempo atrás, su hermana que vive en Bolivia viajó a Corrientes para casarse. Él no pudo viajar a verla porque no había quien lo reemplace.
Sin ir más lejos, dos semanas atrás, asistió a un parto domiciliario. «Por suerte, señala, todo salió bien. Pero hay que estar. Los pueblos deben tener médicos que vivan allí. No que hagan consultorio y se vayan. Nuestra tarea como médico general de familia es que si aparece un niño con vómito y diarrea, intervenir para que no se deshidrate y termine en terapia. Lo mismo ante una neumonía. Evitar complicaciones», resalta e insiste en la necesidad de «agarrar a tiempo las patologías».
Zenon no desconoce las facilidades de los grandes hospitales: los médicos disponen de estudios de laboratorio y de todo tipo de interconsultas; lo que facilita el trabajo. «Acá no tengo laboratorio, solo tengo que conocer bien a mi paciente. Se dónde viven, cómo viven y eso me da mucha más información para el diagnóstico. Claro que hay cosas que se puedan escapar«, especifica.
Insiste en que está donde quiere estar. «Hay gustos y gustos. Yo tengo la misma responsabilidad que un médico de hospital», concluye este correntino en el Día del Médico Rural.
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