Facundo, el barilochense que desafió el hielo del río Pichileufu y el lago Nahuel Huapi, sin neoprene

Decidió practicar buceo en el río Pichileufu para lo cual debió romper un bloque de hielo de 15 centímetros. Repitió al experiencia en el Brazo Tristeza, al oeste de Bariloche, para deleitarse con la postal de cascadas congeladas.

En medio de la ola polar, Facundo Palumbo desafío las temperaturas extremas y buceó en el río Pichileufu congelado, a 60 kilómetros de Bariloche, y en Brazo Tristeza en el lago Nahuel Huapi. Durante algunos minutos permaneció inmerso en los cuerpos de agua, sin traje de neoprene.

Este barilochense practica freediving (buceo libre) desde antes de la pandemia por Covid-19. Se trata de la práctica de buceo sin tanque. Pero además, decidió sumarle un condimento extra: no usar equipos de neoprene. «Lo hacemos en cuero: así como se practica la natación en aguas gélidas, lo llevamos al buceo», explicó a diario RÍO NEGRO.

La idea surgió cuando Facundo y su amigo, Ramon Alejandro Ceballos, supieron que el río Pichileufu se había congelado. De inmediato, se ilusionaron con la posibilidad de bucear debajo del hielo y decidieron viajar hacia el paraje. «La estepa está completamente blanca y el río es un bloque de hielo. Caminamos por encima y fue dificultoso romperlo para meternos porque hablamos de unos 15 centímetros de hielo«, describió.

Antes de zambullirse en el río Pichileufu. Foto: gentileza

Por lo general, en invierno, Facundo permanece unos tres minutos debajo del agua, sin respirar. En esta ocasión, decidió no excederse del minuto y medio porque «pese a la experiencia en aguas frías del lago, nunca sentimos la temperatura tan baja. Nos sorprendió». Como el río Pichileufu es bajo, bucearon a un metro y medio de profundidad (en el lago, suelen hacerlo a 35 metros). Y aseguró que estuvieron inmersos alrededor de 20 minutos (en verano, son 40 minutos).

Facundo llevó un termómetro para medir la temperatura del agua. «El agua dulce a cero grados se congela. Acá nos daba apenas por encima de 0«, dijo.

La estepa, pintada de blanco. Foto: gentileza

¿Cuál es la clave para llevar adelante la actividad en condiciones tan extremas? Advirtió que es necesario ingresar de a poco. Nunca de golpe. Se requiere evaluar la reacción del cuerpo. «Con esta temperatura del agua, sentís que te clavan 20 cuchillos los primeros 30 segundos. El cuerpo te hierve. Te pone eufórico. Ahí es cuando uno se sumerge por completo para empezar a bucear«, subrayó.

Facundo decidió repetir la experiencia este miércoles, pero esta vez en el Brazo Tristeza, em Bahía López, al oeste de Bariloche, junto a referentes de la Escuela de Guardavidas de Bariloche. «Tiene las cascadas más lindas. Como les da sombra, nos imaginamos que estarían congeladas, pero al llegar con el semirígido, no imaginábamos lo que vimos. En ese sector, la temperatura del agua alcanzaba los 9 grados. Abajo, vimos formaciones rocosas, cuevas y las cascadas desde abajo«, especificó fascinado.

Al consultarle qué disfruta del buceo, no duda: «Me gusta estar en un ambiente donde no hay gravedad. Me vuela el cuerpo y la cabeza. Es como que estás volando. Y el frío genera una sensación absoluta de euforia«. Además, reconoció que la actividad permite conocer más en profundidad cada rincón del parque nacional. «Puedo agarrar un kayak, ir hasta cualquier playa perdida y conocer esos rincones. En cuanto al frío, se siente siempre. Pero uno deja de sufrirlo. Se aprende cuándo es peligroso y cuándo es necesario salir», agregó.

No bien sale del agua, Facundo procede a sacarse la ropa mojada de inmediato y a secarse. Hay un lapso de un minuto y medio a dos antes de que el cuerpo empiece a temblar. «El cuerpo tiembla para calentarse. Si quedás con algo mojado, no levanta la temperatura. Hay quienes se meten en un auto; en mi caso, prefiero recuperar la temperatura haciendo ejercicio. Sentadillas, por ejemplo. En 10 minutos ya me recuperé del todo«, comentó.

Facundo practica freediving desde antes de la pandemia. Foto: gentileza

Facundo se inició en la práctica de nadar en aguas frías cuatro años antes de la pandemia. Tiempo después, llegó el buceo libre. Y está a un paso de convertirse en instructor de Apnea (deportes de actividades subacuáticas en las que se contiene la respiración).

«Lo importante es realizar estas actividades siempre con alguien más. Y en los casos en que hay hielo conviene usar una soga para guiarse porque te podés perder y no salís mas. Hacia abajo se ve como vidrio y hacia arriba se ven como sombras. Muy difuso. A esto hay que sumarle que no respirás más la desesperación. Hay que tomar muchas precauciones», concluyó.


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