Inquietud por la desaparición del cuidador de la casa de Máxima en Chile: su padre había desaparecido de la misma manera en 1950
Carlos Ancapichun tiene 76 años y vive en Villa La Angostura. Su esposa pidió la intervención de la Asociación de Búsqueda y Rescate en Zonas Agrestes (BRZA) que ya rastrilló la zona en varias ocasiones.
Tres semanas lleva la esposa de Carlos Ancapichun sin tener noticias del hombre de 76 años que, el pasado 13 de junio, viajó a Entrelagos para visitar a sus familiares en Chile y nunca regresó a Villa La Angostura. Supo que algo pasaba cuando los Carabineros la llamaron para decirle que habían encontrado la camioneta de Ancapichun abandonado en un predio.
Ante el pedido desesperado de la mujer, la Asociación de Búsqueda y Rescate en Zonas Agrestes (BRZA) de esa localidad cruzó la frontera para ayudar con la búsqueda. «Nos pidió su familia que viajemos para dar una mano. Y como Carlos trabaja también en el barrio Cumelén, también nos pidieron ayuda«, explicó Ricardo Has, jefe del cuerpo activo de BRZA.
Tras varios rastrillajes en el sector que va desde el complejo de Aguas Calientes hasta el centro de esquí Antillanca, en el Parque Nacional Puyehue, Has describió el lugar como «sumamente cerrado»: «Es selva valdiviana, muy húmedo. Un lugar virgen. Lo cierto es que hay muchos cañadones, cascadas, saltos grandes, zonas de mallines en las que te hundís. El campo tiene 700 hectáreas«. Pero advirtió que «Carlos nació y se crió ahí y su anhelo era hacer su casita ahí. Conocía muy bien el lugar».

Has mencionó que en el lugar había referentes del Ejército y otras organizaciones de rescate. «En un momento, llegamos a contar 60 personas y se rastrilló lo máximo que se pudo. El campo es gigante. Pero insisto: él conocía bien el lugar«, señaló.
Mirko Ojeda Hidalgo, el nieto de Ancapichun, relató que al llegar a Chile, el hombre visitó a su hermanastro en Entrelagos y dos horas después, le dijo que recorrería el predio ubicado a 1,5 kilómetros donde pretendía construir. No volvió más. Pero a la vez, los Carabineros encontraron su camioneta en el sector que pretendía recorrer. Recién ahí, a través de la patente, alertaron a la esposa sobre la situación.
A Mirko le resultó llamativo las condiciones en que su abuelo decidió internarse en el bosque ya que llovía con gran intensidad. «Lo extraño, además, es que nunca se despidió de sus familiares, pero ellos asumieron que no iba a volver. Mi abuelo les dijo que iba a ver el lugar donde pensaba construir y volvía. Y no hicieron nada. Hasta el lunes no lo buscaron cuando Carabineros encontró la camioneta», señaló.
Has también se mostró sorprendido porque en la camioneta -que estaba cerrada- encontraron las botas y la «ropa de campo» de Carlos. «Nunca se cambió para ingresar al sector, como solía hacer. En Chile esto es muy típico«, dijo.
Si bien intervino un perro rastreador en el sector, el resultado no fue positivo. «Debieron llevarlo el primer día. Hasta que la fiscal dio la orden pasó mucho tiempo y ya estaba todo contaminado. Hubo muchos días de lluvia y nieve», consideró Has.
Ocho integrantes de BRZA recorrieron el predio los primeros cinco días de búsqueda. El último fin de semana, concurrieron tres brigadistas. «En un principio, salíamos con un familiar de Carlos para que nos guíe, pero después decidimos hacerlo solos. Ya nos orientamos en el lugar. Nos topamos con grupos de búsqueda de Osorno y Frutillar, pero nos decían que no había mucho interés en el caso. Justo en esos días, había desaparecido una concejal y volcaron todos los recursos. Su esposa y sus hijas tienen la sensación que no se están moviendo lo suficiente para encontrarlo», indicó.

Una desaparición previa
Lo llamativo es que el padre de Ancapichun desapareció de la misma manera en 1950. El hombre salió del trabajo, apareció su caballo pero nunca dieron con él. Ocurrió en la misma zona de Chile. Su nieto destacó que las búsquedas en ese entonces «distaban mucho de las actuales».
«Estamos conmovidos porque Carlos es un viejito que se hacía querer por todos«, explicó Has, el jefe de esta organización que actúa como «los bomberos de la montaña» y tiene personería jurídica desde 2008.
«Empezamos a trabajar allá por 2006 porque se perdía gente en la montaña -o se accidentaba- y se convocaba a los más conocidos de la zona para salir a buscar. Se intentó armar un grupo que dependiera de Protección Civil de la Municipalidad pero no hubo quórum. De modo que creamos el grupo de rescate«, aseguró.
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