Comercios de Neuquén en 1900: «Yo le fío y salgo ganando»

Con la llegada del tren al antiguo paraje Confluencia, quienes la vieron instalaron una red de comercios para atender las necesidades básicas de los habitantes. La riqueza estaba allí.

El viejo poblado del paraje Confluencia, que en 1904 fue declarado nueva capital del Territorio del Neuquén, dependía antes de esa fecha exclusivamente de la producción propia de sus habitantes para el abastecimiento de bienes necesarios y la compra venta entre particulares o trueque.

Pero llegó el tren (1902) y dos años después el paraje “se capitalizó” y a partir de allí las cosas cambiaron. Aparecieron como exclusivo rubro comercial los ramos generales.

Quienes “la vieron venir” supieron donde enfocarse y cada uno en su lugar habilitaron esos almacenes donde se podía encontrar desde alimentos, productos de ferretería, zapatos, bebidas alcohólicas y en algunos casos disponían en algún rinconcito del local, un minibar donde los vecinos se reunían a toda hora. También se almacenaban productos de la ganadería regional y bolsones de cereales. Y un dato que aportó el portal digital masneuquen.com en esos tiempos comenzaron a aparecer los intermediarios, “los mercachifles”, vendedores ambulantes que con carros repletos de mercadería recorrían las calles del poblado en busca de vecinos-clientes.

Pero detrás de la noble labor de suministrar insumos a sus coterráneos, algunos comerciantes o casi todos, buscaban una ganancia extra.

“En los almacenes era habitual el fiado a cuenta. Se usaba una libreta donde se anotaban diariamente las transacciones de mercaderías y dinero en préstamo. La escasa circulación de billetes era aprovechada por aquellos que los tenían, dando lugar a la usura del crédito”, relatan los archivos históricos que fueron rescatados por el portal digital.

Muchos de esos comercios eran proveedores de instituciones públicas como la policía y el sistema penitenciario. Y ahí también había una ganancia por demoras en los pagos. “Así se mantenía una cadena de endeudamientos permanentes a favor del comerciante, muchas veces saldadas directamente por la Gobernación”.

Luego pasaron los años y el crecimiento poblacional obligó a abrir nuevos rubros: lugares de alojamientos, fondas, carnicerías , “una fábrica de soda y gaseosas, cuatro hornos de ladrillos y una de cal para las obras de la localidad. También panaderías, farmacias, boliches y cafés como espacios de sociabilización y diversión masculina”, se lee en las crónicas. En este punto hay que tener en cuenta que en esa época la población del viejo Neuquén era mayoritariamente masculina.

Esos comerciantes, de buen capital, realizaron inversiones en campos y ganado. El Estado los ayudó construyendo el principal canal de riego que se encontraba sobre la actual calle San Martín y así nacieron varias colonias agrícolas como Bouquet Roldán y Valentina, entre otras.


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