Con 16 años, escribió un relato sobre violencia de género y cautivó en el concurso literario «Ana Frank»

Una adolescente de Allen, Río Negro, integra el podio de los mejores autores del certamen nacional sobre derechos humanos. Es una de las ganadoras entre más de 500 escritores y viajó a Buenos Aires a recibir su premio.

Cada palabra que pronuncia, le da años de vida. La mente de Ornella Calvil vuela más rápido de lo que uno podría pensar a su edad. Es una adolescente comprometida, con el foco puesto en el futuro, en el cambio, en pisar fuerte y no pasar desapercibida. Superarse es su meta diaria.

La rionegrina nacida en Cipolletti y radicada en Allen junto a su madre Maribel Calvil; recibió un premio por ser una de las ganadoras del 17° Concurso Literario «De Ana Frank a nuestros días». El acto de reconocimiento fue en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires el 19 de septiembre. 

Ella fue una de los 48 jóvenes de 15 a 25 años de distintas provincias del país que se animaron a trabajar una temática profunda: los derechos humanos, como forma de continuar el legado de aquella niña judía víctima del Holocausto, que se hizo famosa por un diario íntimo en el documentó su vida escondida para escapar de la persecución nazi. Ornella fue la única distinguida de Río Negro en el concurso, junto a otras dos jóvenes patagónicas.

Foto: Juan Thomes.

A los 16 años, ella logró muchas de sus metas en una ciudad que la vio crecer. Se dedica al arte, es bailarina y da clases mientras estudia en el secundario y forma parte del Centro de Estudiantes de su colegio. 

Su trayectoria en la danza empezó desde muy pequeña. “Soy campeona élite nacional de Danzas Españolas y profesora recibida en 2023, en el Complejo Cultural de Cipolletti obtuve mi título”, comentó. 

Con su madre, van codo a codo por la vida. “Mi mamá es mi portal, mi fuerte, es todo. Ella está siempre conmigo, acompañándome (…) porque ella es mamá y papá. Es doble fortaleza”, contó Ornella, con orgullo. 

Concurso literario: escribir, una pasión oculta entre líneas


Siempre le gustó leer y escribir. “Mis compañeros escribían un cuento de algunos renglones, y yo me mandaba como dos carillas”, relató. La imaginación le brotaba por los poros, pero no explotó su costado literario hasta el año pasado cuando empezó a participar de encuentros culturales. 

Foto: Juan Thomes.

“Siempre fui muy productiva, nunca me gustó estar quieta”, admitió. Como bailarina independiente no es fácil competir, por eso esté año su mamá la incentivó a medirse en otra de sus vetas artísticas: así fue como llegó al concurso literario “Ana Frank” a nivel nacional.   

Ornella se inspira con música. Para ella la escritura y la música van de la mano, pero esta vez no funcionó. “Pasé semanas y semanas buscando una inspiración y no la encontraba por ningún lado. Tenía un bloqueo mental o emocional”, contó luego de inscribirse al certamen.

En el acto de premiación.

Hasta que el mismo día de la fecha límite para presentar su obra, una idea -osada- se posó en su mente. “Decidí escribir sobre la violencia hacia la mujer, sobre cómo está tan normalizado que haya una figura de poder y una figura sumisa en una misma casa”, comentó. 

Concurso literario: contar la violencia de género desde una historia


Si bien no escribió una vivencia personal, intentó dejar una huella de ella misma entre esas líneas. Plasmó en cuatro páginas y en tiempo récord, el relato de una niña que creció respirando la violencia de género en su casa, junto a su mamá. “Me costó digerirlo, fue bastante duro para mí cuando volví a leer lo que yo misma escribí”, comentó.

Ornella redactó un testimonio verídico sobre violencia doméstica, física, verbal y sexual. “Cuando iba escribiendo, me iba imaginando a esta chica, yo la iba viendo de cómo ella iba creciendo a lo largo de su vida con todo este peso que iba cargando”, sentenció.  

“Hice un relato de una nena chiquita que iba creciendo a lo largo del tiempo, contando la violencia que vivía en su casa, junto con su mamá. Me costó digerirlo”.

Ornella Calvil (16 años), estudiante secundaria en Allen.

Ella misma tenía cinco años cuando pisó por primera vez las calles para marchar por Ni Una Menos en 2015. “Mi mamá me inculcó sobre los derechos de la mujer. Y yo me acuerdo tenía un cartelito, no recuerdo muy bien qué decía, pero veía gente llorando y no entendía por qué, y ahora sí sé el motivo”, declaró. 

Concurso literario: nuevas pasiones y un sueño


A partir de todo esto se despertó una nueva pasión. “Me gusta mucho la política humanística, los derechos humanos. Siempre me gustó, pero no le daba esa chispita de revolución hasta ahora”, contó. Descubrió que la política la podría llevar lejos, aunque su sueño siempre fue ser médica. 

“Si estudio política humanista, puedo cambiar las condiciones de una persona de bajos recursos. Me gusta el hecho de provocar un cambio”, reconoció. 

Ahora su trabajo se publicará junto a los otros ganadores, unos 50 entre 520 postulantes de trece provincias del país. “La mayoría fueron de Buenos Aires, de la Patagonia solo tres: una chica de Neuquén, una de Chubut y yo de Rio Negro, la única”, cerró. 

Destacados

48
jóvenes del país fueron destacados por sus obras en el certamen y Ornella fue la única de Río Negro.

El Centro Ana Frank: de Argentina a toda América Latina


El Centro Ana Frank Argentina se inauguró en 2009 con el objetivo de difundir el legado de la adolescente judía, Ana Frank, quien fue víctima del genocidio más emblemático en la historia de la humanidad.

En la actualidad, la institución trabaja en la educación, la convivencia en la diversidad de pensamiento y la difusión de los Derechos Humanos, no solo para el país sino para toda América Latina.

Su historia tuvo un hito marcado cuando hace 15 años recibió una casona en el barrio de Coghlan, conocida como “La casa de Hilda”, donde se asentó el Museo Ana Frank.

En 2021 la “Anne Frank House” de Ámsterdam otorgó al “Centro Ana Frank Argentina” la responsabilidad de representar en toda América Latina los proyectos que difunden el legado de la joven judía.

Desde su apertura, 1.800.000 personas formaron parte de los proyectos y alrededor de 1.450.000 personas visitaron el Museo y exposiciones itinerantes.


Cada palabra que pronuncia, le da años de vida. La mente de Ornella Calvil vuela más rápido de lo que uno podría pensar a su edad. Es una adolescente comprometida, con el foco puesto en el futuro, en el cambio, en pisar fuerte y no pasar desapercibida. Superarse es su meta diaria.

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