Convirtió una camioneta en un consultorio veterinario móvil para atender animales en Neuquén
Federico Alfieri es veterinario hace 18 años y creó la Vetemovil.
Hace 18 años que Federico Alfieri es veterinario en Neuquén. En el momento que empezó a ejercer, notó que le faltaba algo. No a él, sino a la comunidad. Su vocación lo llevó a descubrir nuevas formas de atender a sus pacientes peludos y así fundó la «vetemovil«, un consultorio veterinario ambulante que llega a los hogares. El propósito siempre fue evitar traslados, disminuir el estrés de los animales y acompañar en momentos difíciles a sus tutores.
“El proyecto surge para dar respuesta a los tutores de los pacientes”, cuenta mientras llama a la puerta del paciente de hoy. Le toca atender a Eugenio, un gato color miel que fue adoptado por Jhonatan hace unos meses.
“Queríamos simplificar lo que es estar al día con la salud del paciente, pero con la novedad de llevar el consultorio a la puerta de la casa”, dice Federico mientras saluda a su paciente en la vereda. Al lado, en la calle, está estacionada la vetemovil. Una camioneta Iveco fácil de reconocer en las calles por la información y los colores que la visten.
Abre la puerta corrediza de la combi y los invita a subir, tanto a Jhonatan como a Eugenio, porque el espacio adentro sobra. Es que no se trata de una camioneta pequeña con algunos elementos básicos, lo que Federico y su equipo montaron sobre ruedas es un consultorio y quirófano completo.

“Tiene todo lo que tiene que tener un quirófano: anestesia, equipos, oxígeno, refrigeración para las medicaciones, farmacia completa, caniles y hasta asiento para tutores», explica Federico mientras Jhonatan aprovecha y se sienta en el taburete acariciando a su gato.
Eugenio es uno de los pacientes de Federico, sin embargo, junto a sus dos compañeros veterinarios, Rafael Nieto e Ignacio Chaparro, atienden a cientos de animales. Perros, gatos, conejos, tortugas, aves y más. Algunos son de Neuquén capital y otros deben esperar la llegada de la vetemovil porque viven un poco más lejos. Sin embargo, no se inquietan, porque saben que la vete llega a todos lados.
Dentro de la combi, Federico acaricia a Eugenio y dice: «Fijate que cada vez que parpadea el ojo, las pestañas tocan el ojo… se llama entropión«, le explica a Jhonatan. «Debe corregirse quirúrgicamente», agrega.
Luego escucha el corazón de Eugenio. «Todo bien», piensa mientras busca en uno de sus cajones las dos jeringas para las vacunas que le corresponden al felino. Eugenio quiere salir corriendo, pero el perfume que gentilmente echó Federico con el propósito de tranquilizarlo comienza a hacer efecto.

“Estamos preparados para hacer cualquier tipo de intervención. Cirugías de tejidos blandos, traumatológicas, ortopédicas, accidentes, enfermedades. También hacemos análisis clínicos y medicina preventiva”, cuenta.
Los turnos se solicitan al usuario de redes sociales llamado «Vetemovilnqn». «Atendemos incluso los fines de semana y feriados«, detalla.
El motor que impulsa este proyecto va más allá de lo técnico. Para Federico, su trabajo está profundamente vinculado con el bienestar emocional de las personas y los animales. “Es una vocación estar todos los días entre perros, gatos y animales», expresa mientras acaricia a Eugenio que luego de las vacunas ya se siente más relajado.
«Es una vocación estar en contacto con ellos, con su dolor, y sobre todo con el sufrimiento de sus tutores”, explica el veterinario. “Hoy todos los animales ocupan un rol muy importante dentro de la familia, y nosotros al poder intervenir en su salud, de alguna manera estamos ayudando al bienestar familiar”.
Todos se bajan de la combi. Jonathan le agradece por la atención y se dan la mano. Luego ingresa a su casa. La sensibilidad con la que Federico recibe a sus pacientes también guía cada atención. “Realmente es muy llenador poder sanar o ayudar a sanar a un animal y ver a veces cómo todos se ponen bien y se sienten bien”.

El servicio, dice, es valorado no solo por su comodidad o tecnología, sino también por el cariño. “Queda demostrado en cada atención, en el trato que damos y en la preparación académica de todos los que trabajamos acá”.
Federico habla con convicción, pero también con ternura. Su historia es la de alguien que entendió que curar animales no es solamente una cuestión médica: también es una manera de cuidar vínculos, de acompañar a las familias en sus momentos más vulnerables. Y eso para él es lo más gratificante.
Hace 18 años que Federico Alfieri es veterinario en Neuquén. En el momento que empezó a ejercer, notó que le faltaba algo. No a él, sino a la comunidad. Su vocación lo llevó a descubrir nuevas formas de atender a sus pacientes peludos y así fundó la "vetemovil", un consultorio veterinario ambulante que llega a los hogares. El propósito siempre fue evitar traslados, disminuir el estrés de los animales y acompañar en momentos difíciles a sus tutores.
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