Cuidan a quienes cuidan los bosques: mujeres que asisten a brigadistas tras el combate de incendios
Se trata de cuatro profesionales de la salud de El Bolsón que esperan a los bomberos al final de cada día. Un voluntariado con historia.
Son infinitas las formas de la solidaridad: donaciones, aportes de dinero, trabajo, tiempo. Todas son actos de amor, energía en movimiento y colaboración por una causa que es común y que nos mueve.
La forma de ellas es especial: cuando los brigadistas del Splif, Parques Nacionales y bomberos bajan de una agotadora jornada de combate en los incendios de El Bolsón, ahí están Inés, Patricia, Carola y Liliana, trabajadoras de la salud.
Con cuidados, escucha, primeros auxilios y provisiones; los esperan expectantes para saber cómo vienen los operativos, cómo está el fuego y principalmente, cómo están, qué necesitan.
Su trabajo silencioso es sostén en una lucha que es colectiva y a la que ellas suman su “granito de arena” al ser víctimas también de un problema que los azota casi todos los veranos y les provoca innumerables pérdidas a familiares, amigos y vecinos.
“Actualmente somos cuatro las que vamos todos los días, pero hay más profesionales atrás”, contó Carola, una de ellas en diálogo con Diario RIO NEGRO. Una es médica, otra kinesióloga, odontóloga y una docente con capacitación en primeros auxilios.

Se trata de un equipo interdisciplinario de kinesiología, medicina, psicología, nutrición y odontología; que encontró -en el ejercicio de las profesiones- una manera de ayudar a quienes hoy son garantes del control del fuego, quienes arriesgan sus vidas para apagar las llamas que arrasan con la Patagonia.
“El trabajo lo hacemos todas las tardes cuando los brigadistas repliegan, entre las 18 y las 22”, contó Carola. Allí les realizan lavado ocular y nasal, se revisan los pies por posibles quemaduras y ampollas, se hace un vendaje compresivo con frío en las piernas para mejorar el retorno venoso.
“En mi campo si hay alguna urgencia odontológica la veo y de ser necesario mi consultorio está disponible para solucionarlo”, contó la profesional. Todas las tareas son preventivas y si detectan alguna patología se deriva al brigadista enfermo al hospital.
Además, les entregan plantillas para el calzado y medias, ya que se les desintegran con las altas temperaturas. Les facilitan elementos de cuidado como protectores solares, cremas humectantes y bálsamos labiales.
Todas ellas tienen sus trabajos particulares y consultorios con pacientes, pero al final de cada día, a pesar del cansancio de la jornada laboral y la rutina; no se van tranquilas a sus casas en medio de la emergencia, prefieren el campo de batalla.
“Los brigadistas que vienen de otras regiones del país, hace más de diez días que no duermen en su cama, que no se bañan en su baño, están lejos de su familia, y de alguna manera darles una mano es una forma de ayudar”, contó la odontóloga, tras la consulta de este medio.

“Todavía no tomamos magnitud de cómo este incendio va a cambiar la vida de todos acá. Tengo amigos que perdieron casas o vieron afectadas sus propiedades, y esta es la forma que encontré de colaborar”.
Carola, integrante del voluntariado.
“Es un voluntariado, no aceptamos donaciones en dinero y generalmente quienes nos donan las cosas que necesitamos son pacientes de nuestra práctica privada, gente que nos conoce de toda la vida y amigos”, agregó la profesional.
Todo empezó en plena pandemia
Este proyecto no es nuevo, empezó en 2021 en el incendio de Cuesta del Ternero y se reiteró en el de Golondrinas.
En su surgimiento, en plena pandemia de covid-19, Patricia convocó a personal de salud para llevar adelante un voluntariado de asistencia a los combatientes de incendios forestales cuando se replegaban.
Esta es la tercera oportunidad en la que se ponen al servicio en un incendio que ya lleva casi dos semanas, y con buenos resultados; ayudan en el día a día.
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