De Neuquén al techo del mundo: Matías Zúñiga, el guía con 50 cumbres en el Aconcagua que sueña con el Himalaya

Desde su Neuquén natal, la pasión por la montaña llevó a Matías Zúñiga a conquistar 50 veces la cima del Aconcagua. Una vida dedicada a la aventura y al autoconocimiento, que ahora lo impulsa a soñar con los ochomiles del Himalaya, en un camino de aprendizaje constante y superación personal.

La vida de Matías Zúñiga, oriundo de Neuquén y radicado hoy en Mendoza, es testimonio de cómo una pasión temprana puede construir un camino de vida extraordinario. Con 50 ascensos al Aconcagua en su mochila, este guía de alta montaña con mucha experiencia pasó décadas entre cumbres heladas, conciéndose a sí mismo en el camino y con la mirada puesta en el siguiente desafío. Esta historia inspiradora es la de un hombre que encontró su vocación en las alturas y la convirtió en una filosofía de vida.

De adolescente el Lanín despertó su pasión


La fascinación de Matías con la montaña empezó sin buscarlo y a temprana edad. «Empecé en el año 88-89 por ahí. Yo soy de Neuquén como mi familia de origen, soy nacido y criado en esta provincia», relató. Aquel entonces, con apenas 13 o 14 años, cuando cursaba el segundo año de secundaria, recibió una invitación inesperada. «Un amigo de la familia me invitó a subir al Lanín. En realidad fui y lo subí dos veces en esa misma ida. Y dije, yo me quiero dedicar a esto«, recordó.

Con el tiempo, empezó a buscar conexiones en el incipiente mundo del montañismo neuquino y, más tarde, a mudarse. «Después me fui a vivir a Bariloche. Empecé la carrera de educación física ahí, pero la dejé y después me vine a Mendoza, con 18 años», explicó. Fue en esta provincia, meca del montañismo argentino, donde culminó sus estudios como profesor de educación física y se profesionalizó como guía de trekking de alta montaña. Matías no se conformó con una sola formación: «En Argentina hay básicamente dos maneras para titularte como guía, yo en realidad hice las dos escuelas, tengo soy guía de la AAGM (Asociación Argentina de Guías de Montaña) y también guía de acá de Mendoza».

La experiencia y resiliencia de Matías Zúñiga se reflejan en cada paso hacia los grandes picos. Gentileza MZ.

El Aconcagua: escuela, hogar y desafío incesante


Desde 1997, el Aconcagua, conocido como el «Centinela de Piedra», se convirtió en su segundo hogar y principal campo de trabajo. «No empecé trabajando como guía, tuve otros trabajos, pero siempre desde esa época en el Aconcagua», aclara. Sin embargo, su destino estaba sellado: «Desde el primer momento dije, bueno, acá está lo mío». A lo largo de 25 o 26 temporadas, Matías ha dedicado su vida a guiar expediciones a la cumbre más alta de América.

Este verano pasado, alcanzó un hito personal y profesional impresionante: su cumbre número 50 en el Aconcagua. Un logro que resalta su experiencia, ya que lo ha hecho «por diferentes vías, no siempre por el mismo lugar… he hecho varias de ellas siempre con gente, siempre trabajando como guía».

Décadas de experiencia y pasión acompañan a Matías Zúñiga en cada una de sus expediciones. Gentileza M.Z.

Más allá de la hazaña física, Zúñiga subraya el impacto transformador y profundo de la montaña en su desarrollo personal. «Siempre el deporte en general nos lleva a un escalón del autoconocimiento, pero por ahí este tipo de actividades te llevan a un conocimiento más profundo, en soledad, en situaciones límites y en lugares remotos a veces», reflexionó.

La montaña, para él, es un espejo. «Las condiciones muchas veces no son las mejores y uno aprende a lidiar con sus propios temores, con sus propios demonios, si los querés llamar así, y la verdad es que sirve para la vida cotidiana, para afrontar la vida de todos los días«, aseguró. Por eso, a lo largo de todos estos años, cada ascenso ha sido «siempre un aprendizaje de uno mismo. Para mejor siempre y la verdad es que ha sido muy, muy rico, todo esto».

Matías Zúñiga no sólo disfruta de la montaña solo sino también lo hace con su familia. Gentileza M.Z.

Mirando al Himalaya: el sueño de los ochomiles


A sus 50 años, la sed de aventura de Matías Zúñiga no se apaga. Con la intención de seguir guiando al menos una década más, o «al menos mientras me den las piernas», tiene la mirada puesta en un nuevo y objetivo que lo llevará más allá de los Andes: conquistar una montaña de 8.000 metros en el Himalaya.

«Ahora estoy enfocado para septiembre, octubre de este año. Si no puedo será para abril del año próximo. La idea es irme al Himalaya a subir una montaña de 8000 metros«, reveló. «En el mundo hay 14 montañas de 8000 metros, nada más, todas están allá en el continente asiático», explicó. Su plan es claro: «Mi proyecto es empezar por el Gurja (que tiene más de 7.000 metros) y ver cuántos más puedo subir». Si bien reconoce que es un proyecto «ambicioso, difícil, sobre todo por el tema de recursos económicos y demás», enfatizó que «que no es imposible».

La familia de Matías Zúñiga, su pilar fundamental mientras persigue sus sueños en las alturas. Gentileza M.Z.

«Durante el año trabajo como profesor de educación física porque la vida en el Aconcagua es digamos cortita, son 3 meses para trabajar», explicó. «El resto del año sigo dedicándome a la montaña más recreativamente. Hago algo de esquí, tengo a mi familia, dos hijas, mi esposa», agregó, «tengo una vida acá en la ciudad también, lo cual a veces es muy distinto de lo que hago en el verano, pero bueno, lo aprendemos a llevar y lo vamos complementando».

Este neuquino convirtió su pasión adolescente en una profesión y un estilo de vida. Con el correr del tiempo demuestra que la verdadera cumbre es superar los obstáculos internos, no solo externos, y la búsqueda de nuevos horizontes, tanto en los picos más altos como en la vida.

¿Qué son los ochomiles?


Los «ochomiles» es una palabra usada en el montañismo para referirse a las catorce montañas del mundo que superan los 8.000 metros de altura. Todas estas cumbres están en las cordilleras del Himalaya y el Karakórum, en Asia, entre países como Nepal, China (Tíbet), Pakistán e India.

Para quienes practican el montañismo de altura conquistar los catorce ochomiles es el mayor desafío, una hazaña que un selecto grupo de alpinistas alcanzó. La lista incluye montañas legendarias como el Everest de 8.848 m, la montaña más alta del mundo, y el K2, de 8.611 metros, conocida por su extrema dificultad y peligrosidad.

Escalar un ochomil implica enfrentar el mal de altura (la falta de oxígeno a esas alturas); temperaturas extremadamente frías, fuertes vientos, un terreno muy exigente con peligro de grietas, avalanchas, caída de piedras y hielo, y condiciones climáticas impredecibles que pueden cambiar en unos pocos minutos.

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