El fotógrafo científico de Bariloche que busca la belleza en lo diminuto
Brandon Antonio Segura Torres se formó como profesor de robótica, estudió Diseño Artístico Audiovisual y ahora transita la carrera de Biología en la Universidad Nacional del Comahue. En estos años, asegura, "aprendió a ver arte en todo lo que nos rodea".
Brandon es multifacético. Profesor de robótica, estudiante de biología y fotógrafo científico. Sin saber cómo, logró unir esos mundos, con un desafío: encontrar la belleza en lo diminuto. «Busco lo inesperado. Uno no se imagina que hay cosas que pueden ser muy bellas, como los parásitos. No se asocian a algo lindo, pero con las técnicas microscópicas adecuadas uno puede disfrutar de esta explosión de colores«, resume este costarricense radicado en Bariloche desde hace siete años y que ya logró varios premios internacionales en fotografía «microscópica».
Brandon Antonio Segura Torres, de 32 años, se formó como profesor de robótica en Costa Rica. En 2016 estudió Diseño Artístico Audiovisual en El Bolsón que, según indica, le marcó un antes y un después ya que «su visión del mundo cambió y aprendió a ver el arte en todo lo que nos rodea«. Ahora, transita la mitad de la carrera de Biología en el Centro Regional Universitario Bariloche, de la Universidad Nacional del Comahue. Se define como «argentino nacionalizado».
«Elegimos Bariloche, con mi esposa Priscilla que estudia lo mismo, porque es un maravilloso foco científico tecnológico. Como yo vengo de la robótica, deseaba combinar estos dos mundos», explica este muchacho que recientemente, fue invitado a participar de un proyecto con el Instituto Andino Patagónico de Tecnologías Biológicas (Ipatec) para desarrollar un dispositivo que permitiera observar la levadura sin microscopio y mejorar la producción cervecera.
«La levadura se estudia para desarrollar cerveza en ese instituto. Por eso, es necesario observar muestras: uno las tiñe para saber cuáles están vivas o muertas. A partir de ahí, se puede estimar cuánta levadura se debe usar y cuánta se puede rescatar para aprovechar esos desechos», describe.
Cuenta que Ipatec había desarrollado un sistema de conteo manual, pero Brandon se percató que podía automatizarlo con inteligencia artificial. El proyecto avanza bajo la dirección de Diego Libkind.
Su vínculo con la imagen nació a través de su padre que era fotógrafo social. «Mi vínculo con la foto nunca fue muy intenso, pero al estudiar Diseño Artístico, aprendí a entender el arte abstracto«, asegura. Poco después, estudiando biología quedó deslumbrado al ver los tejidos en los microscopios del laboratorio. «Fue inevitable no conmoverse con las formas y las figuras de los tejidos, pensando en una mirada artística», advierte.
Lo primero que llamó su atención fueron los tejidos del cuerpo humano (estomacal y de piel): «No son muy coloridos, pero aplicando técnicas específicas de fotografía logramos verlos como si fueran la pintura de un artista. Son técnicas microscópicas, no hablamos de imágenes editadas por Phoptoshop«.
Así, casi sin darse cuenta, tomó otro camino. A medida que Brandon y Priscilla, su esposa, cursaban las materias tomaban fotografías aplicando estas técnicas que a los profesores les encantaba. De hecho, los incentivaron a participar de concursos de fotografía científica.
A fines del 2020, obtuvieron el primer premio en un concurso de Nikkon, en la categoría de fotografía microscópica. Y el año pasado, la pareja ganó el concurso de la Federación Americana de Biología Experimental de Estados Unidos. «Todos los años lo ganan doctores, investigadores de todo el mundo y nosotros solo éramos estudiantes», destaca Brandon.
La pareja trabaja principalmente con imágenes que obtienen a través de los microscopios ópticos y fotografía macro. «Cuando uno habla de nivel macro habla de mariposas a hormigas; ya más pequeños es micro», puntualiza.
Gracias a un profesor, accedieron al microscopio electrónico de barrido del Centro Atómico Bariloche -que cuesta alrededor de un millón de dólares-. «Ese microscopio permite ver cosas mucho más pequeñas, con un detalle espectacular. De otra manera, sería imposible. Como son en blanco y negro, les damos color«, detalla. De inmediato, pone como ejemplo una fotografía de un microfósil en una mina de diatomea de Ingeniero Jacobacci: «Si agarro una muestra de esa tierra y la llevo al microscropio normal, con el aumento máximo veremos polvo. Si esa muestra la llevo al microscopio electrónico de barrido, se ve en detalle».
El juego con las imágenes es constante. Fascinado, Brandon muestra otra foto: «Este caparazón es generado por una ameba, un organismo microscópico, para protegerse del medio ambiente. Tomamos una foto con luz polarizada y otra con el microscopio de barrido y las combinamos en una sola, con inteligencia artificial».
Brandon tiene en claro que la ciencia es su pasión y sueña trabajar como investigador siguiendo los pasos del investigador Carl Sagan en divulgación de la ciencia. Ese astrónomo, astrofísico, cosmólogo y astrobiólogo estadounidense recibió numerosos premios por su labor como comunicador de la ciencia. «Logró explicar cosas sumamente complejas a un público general. Gracias a él, ingresé a este mundo. La divulgación forma parte de mis intereses. Por eso apliqué a las charlas TED en Bariloche donde hablé de mi búsqueda: la belleza en lo diminuto«.
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