Festejos en la Granja Virgen de la Esperanza: un año acompañando a jóvenes en la recuperación de adicciones
Tienen una huerta. También cocinan pan. Cómo es el día a día de esta institución de Cervantes.
“Por la vida”, “por la esperanza”, “por las familias que vieron a la visita”, “por el trabajo”, “por un año cumplido en este Hogar” decían los jóvenes reunidos en la misa celebrada este sábado, en el Hogar de Cristo: Granja Virgen de la Esperanza. Así daban las gracias, por el paso a paso del proceso de recuperación de adicciones que transitan en este establecimiento.
La misa, emotiva y esperanzadora, a cargo del Padre Obispo Alejandro Pablo Benna fue realizada en un salón del complejo para festejar el primer año de funcionamiento de este Hogar que cobija a 35 jóvenes de distintas localidades del Alto Valle, pero también de otros lugares del país.
El lugar –ex Hogar Las Angustias–, ubicado en Cervantes, Puente Cero, en los alrededores de General Roca, rebautizado Granja Virgen de la Esperanza, depende de la Diócesis del Alto Valle de Río Negro. Junto a Caritas y al grupo de Acompañamiento Pastoral y Comunitario en Adicciones (APyCA), la Diócesis lleva adelante este trabajo de contención y sostén para los jóvenes que se encuentran en distintas etapas del proceso de recuperación.

Aquí, desde la leña que alimenta cocinas y calefones, hasta el pan que se comparte en almuerzos y cenas, es fruto del trabajo de quienes viven en el Hogar. Y en la misa, muchos de ellos acompañados por sus familias, festejaron la posibilidad de contar con un lugar que los alberga y les permite desarrollar oficios.
En este predio de ocho hectáreas, que facilita la reinserción sociolaboral de los jóvenes, hay varias casas, en hilera, son el hogar de quienes atraviesan desde el primero al quinto umbral, el proceso de recuperación. Las tareas de la granja tienen función terapéutica para la recuperación espiritual, psíquica y física.
Detrás de las casas hay un horno de pan donde Maxi hornea los bollos de masa blanca y suave que comerán este día. Más lejos hay una pequeña huerta orgánica donde se plantan tomates, lechuga, acelga, frutillas, frambuesas. “También se planta en macetas y se hacen plantitas”, explica Guillermo mientras muestra una hilera de plantines de albahaca y espera que puedan crecer un poco más “antes del frio”. Para poder tener más cantidad de verduras quieren armar un invernadero.
Se está construyendo un criadero de aves con las condiciones de bioseguridad necesarias para la producción en óptimas condiciones sanitaras. Con maya metálica, paredes de material y techos de zinc, allí se podrá criar gallinas para tener para huevos y carne aviar. Todo lo que se produce se autoconsume.
También se está construyendo un nuevo comedor, con un joven del tercer umbral, y ya tiene las paredes a la mitad. Matías Leiva, el coordinador general de la Granja, Matías Valdebenito y Brian Cariman, acaban de volver de un encuentro en Luján, en la Villa Marista, a donde viajaron junto con Ezequiel Varela, y con Laura Casati, directora de la Granja y responsable del área APyCA de Cáritas de esta Diócesis. “Hace un año, cuando el Episcopado comenzó el proyecto, llegaron 16 jóvenes. Hoy son 35, en distintos umbrales del proceso, se crece de a poco, es como en una familia” comparte Laura.
Hay una capilla también, la misma que construyeron sus primeros dueños, “Paco y Paca”, un matrimonio español –cuyos restos descansan allí- quienes donaron el lugar al Obispado. Ellos trajeron desde Granada la imagen de Nuestra Señora de las Angustias que se conserva en la capilla construida en adobe e inaugurada el 18 de febrero de 1942. La misma capilla que ahora fue revestida por los jóvenes que viven en este hogar, con material, para su mantenimiento.
Frente a la capilla hay una cancha de fútbol que tiene, a un costado y sobre un banco, un cartel en cartón donde puede leerse: “Var”. “Porque nunca se sabe lo que cobran”, se ríe Darío, cómplice, con su compañero Diego. La misa fue las 17 horas, luego se ofreció una mesa dulce para la merienda compartida.
“Por la vida”, “por la esperanza”, “por las familias que vieron a la visita”, “por el trabajo”, “por un año cumplido en este Hogar” decían los jóvenes reunidos en la misa celebrada este sábado, en el Hogar de Cristo: Granja Virgen de la Esperanza. Así daban las gracias, por el paso a paso del proceso de recuperación de adicciones que transitan en este establecimiento.
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