Guardianes de la Patagonia: voluntarios reforestan bosques arrasados por incendios en Neuquén

Este grupo de vecinos, brigadistas, miembros de las comunidades originarias y voluntarios tiene una misión: plantar especies autóctonas en bosques que han sido quemados.

Los incendios devoran, arrasan. Se llevan puesto todo lo que por delante encuentran. Se ven en Córdoba. Se ven en la cordillera de Neuquén y Río Negro. Y se ven cada vez más seguido. ¿Qué pasa cuando las llamas se apagan? ¿Qué sucede en esa tierra quemada? En algunos bosques, llega este grupo de salvadores de tierras quemadas.

Esta vez son cerca de 40. Mujeres y varones que dedican voluntariamente horas de sus días a darle vida a los bosques. El 17 y 18 de agosto enterrarán sus manos frente al lago Ñorquinco. Harán pozos, ahí, cerquita de Aluminé. Plantarán plantines en uno de los bosques de Araucarias más importantes del mundo. Buscarán entre todos, reforestar lo que el incendio consumió.

El 17 y 18 de octubre harán una nueve reforestación en el Parque Lanín. Foto: Amigos de la Patagonia

En 2013 y 2014 las llamas devoraron parte del Parque Nacional y aún se ven las consecuencias. Por eso, este grupo de voluntarios, coordinados por la ONG “Amigos de la Patagonia”, irá por octava vez a reforestar la zona.

Los plantines los obtienen de viveros locales. “Tienen que ser de la zona”, explica Sebastián Homps de la ONG, “para que se agarren bien. Tienen que tener las características ecosistémicas del lugar”. Por eso, los plantines son de una de las 19 subespecies que tiene la araucaria, la única que crece en un ecosistema frío.

Colocarán 1200 araucarias en los próximos días. Foto: Amigos de la Patagonia

En el grupo de trabajo hay de todo: voluntarios, integrantes de la ONG, técnicos del Parque Nacional Lanín, guardaparques y vecinos. «Amigos de la Patagonia» ya lleva 48.700 plantines colocados en bosques de Argentina. Lo han hecho en el Parque Nacional Los Alerces, en el Parque Nacional Lanín, en la Reserva Natural del Pilar en Buenos Aires y también en la Reserva Acambuco en Salta. Para la primavera, quieren elevar la vara: llegar a los 50.000 plantines colocados.

Cuando este grupo llega al terreno ya tiene todo mapeado. Sabe, dónde y cómo colocar cada uno de los plantines que le dará vida al bosque arrasado. Entre el 17 y 18 de octubre próximo buscarán plantar 1.200 nuevas araucarias. “Esta todo marcado”, explica Sebastián, “sabemos dónde va cada plantita”.

Restauran lo que los incendios arrasaron. Foto: Amigos de la Patagonia.

“Nuestro itinerario es así”, enlisa, “dormimos en la Escuela Lonco Mula de Ñorquinco que nos alberga siempre. En un aula tiramos las bolsas de dormir. Cerca de las 07 de la mañana suena el despertador y desayunamos. A las 9 iniciamos el viaje hacia la montaña. A las 10:30; 11 empezamos a plantar. Cerca de las 14 almorzamos y después a las cuatro, cinco de la tarde emprendemos la retirada”.

Sebastián se prepara para los próximos días. Dos jornadas de arremangarse, meter las manos en la tierra y dejar un legado. Parece un acto pequeño, insignificante, pero esta acción es parte de un plan más amplio: entender y difundir que el desarrollo y la producción pueden ir de la mano con el cuidado de la naturaleza. “No tenemos que incendiar todo o desmontar todo para poder producir”, dice Sebastián, “tenemos que entender que la necesidad de cuidar el ambiente es algo importantísimo para la calidad de aire, para la calidad del agua y para la calidad del suelo”, y cierra, «en Argentina podemos producir y vivir correctamente«.

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