La desidia en una zona que crece y promete prosperidad en Neuquén: qué hay más allá de la muerte del nene de 5 años
Mientras la ciudad de Neuquén se expande y crece a pasos agigantados, la Colonia Rural Nueva Esperanza parece estar relegada a un segundo plano, donde los vecinos "sobreviven como se puede».
La reciente tragedia que enlutó a la Colonia Rural Nueva Esperanza en Neuquén, donde un niño de 5 años murió en un incendio originado por las condiciones poco seguras en las que los habitantes se calefaccionan en esa zona, puso de manifiesto una realidad mucho más profunda y compleja que la simple fatalidad. Desnuda la desidia estatal y la falta de atención a las necesidades básicas de una comunidad olvidada, mientras que la ciudad se expande y crece a pasos agigantados en la meseta.
La Colonia Rural Nueva Esperanza nació en los noventa como un proyecto social y productivo para brindar una alternativa de vida a familias de bajos recursos. En sus inicios, el barrio experimentó un crecimiento sostenido con la construcción de viviendas, la instalación de algunos servicios y el desarrollo de actividades productivas.
Con el paso del tiempo, comenzó a enfrentar obstáculos como la falta de inversión, la ausencia de gas natural y la precaria situación habitacional de algunas familias.
A pesar de algunos avances como la instalación de una red de riego y la construcción de nuevas viviendas, la colonia aún lucha por resolver problemas básicos. Todavía no tienen gas y el barrio agoniza por la falta de infraestructura.
Actualmente, viven cerca de 2500 a 2700 familias. «Sin contar las zonas aledañas, calculamos una población de 11,000 a 12,000 personas, fácilmente», aseguró el presidente de la comisión vecinal, Carlos Daniel Coronel, a RÍO NEGRO RADIO. Esa es la cantidad «vive y sobrevive como se puede», exteriorizó.
Tanto es así que anoche la precariedad en las que viven los habitantes, se cobró la vida de Benjamín, el niño de 5 años murió en un incendio originado por las condiciones poco seguras en las que se calefaccionan en esa zona.
«Como vecinos no tenemos gas, tenemos luz precaria y falencias de todo tipo«, contó el presidente de la comisión vecinal. «En la mayoría de los casos, los vecinos se calientan con estufas eléctricas, con leña o con lo que pueden, pero las casas son muy precarias«, agregó.
Neuquén crece, pero la colonia sufre la desidia estatal
Ubicada a la vera de la Autovía Norte, el desarrollo urbano de la meseta se expande donde se encuentra parte de los suelos más ricos Neuquén, mientras promete una solución a la demanda habitacional. Sin embargo, la colonia aún espera por sus servicios básicos, en una provincia que genera gas a menos 80 kilómetros.
Hace un par de años, La Asamblea por los Derechos Humanos de Neuquén presentó una acción ante el Tribunal Superior de Justicia para que se reconozca el acceso al gas como «esencial en el marco del derecho a la salud y a la vida». Sin embargo, el TSJ se declaró incompetente y no lo declaró como derecho esencial.
«Se están llevando adelante los planes de vivienda para resolver la demanda habitacional, mientras que la colonia está sujeta a ese tipo de presiones y la presencia estatal en general va disminuyendo«, contó a Diario RÍO NEGRO el ingeniero agrónomo e investigador de la Universidad Nacional del Comahue, Luis Ferrari. Quien desde sus inicios está involucrado en el crecimiento de la colonia.
Relató que el barrio se caracteriza por su tierra productiva, donde los vecinos hacen huertas agroecológicas y crían animales. «La urbanización es necesaria, pero no puede ser a costa de no producir alimentos», comentó.
De hecho, afirmó que la los vecinos de la colonia, que producen alimentos que muchos consumen, son las más perjudicadas debido a la precariedad en la que viven. Aseguró que fomentar ese tipo de productividad «no se ve y las políticas están yendo para otro lado».
A pesar del abandono, los habitantes siguen produciendo en sus huertas familiares. «El potencial de la colonia debe ser revalorizado en el contexto de la alta pobreza», aseguró Ferrari y consideró que se deben implementar políticas públicas que apoyen la producción local y garanticen el acceso a servicios básicos como el gas natural«.
La reciente tragedia que enlutó a la Colonia Rural Nueva Esperanza en Neuquén, donde un niño de 5 años murió en un incendio originado por las condiciones poco seguras en las que los habitantes se calefaccionan en esa zona, puso de manifiesto una realidad mucho más profunda y compleja que la simple fatalidad. Desnuda la desidia estatal y la falta de atención a las necesidades básicas de una comunidad olvidada, mientras que la ciudad se expande y crece a pasos agigantados en la meseta.
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