La Xiloteca de la UNCo: una colección de maderas fundamental para el estudio e investigación en San Martín de los Andes 

Se creó hace 20 años y alberga más de 138 especies arbóreas y arbustivas del país. "Abierta a todo público se encuentra en la sede andina de la universidad. Gracias a ella se determinó la madera de la canoa que albergaba a la mujer enterrada hace 900 años.

La Xiloteca de la Universidad Nacional del Comahue es una colección de maderas fundamental para San Martín de los Andes. Nació hace 20 años y alberga más de 138 especies arbóreas y arbustivas de todo el país. Su finalidad es el uso docente e investigativo. Gracias a ella se determinó la madera de una canoa que alojaba el cuerpo de una mujer enterrada hace 900 años en la zona. Se encuentra en la sede andina de la universidad y está abierta a todo público

“Hace más o menos diez años empezamos a estandarizarlo y hoy tenemos 138 especies arbóreas y arbustivas”, manifestó la licenciada en aprovechamiento de recursos naturales, investigadora y docente de Dendrología en el Asentamiento Universitario de San Martín de los Andes (AUSMA), Andrea Medina. 

La Xiloteca recibió el nombre de Luis Francisco Lerín, el primer carpintero de la ciudad. “Era un francés que muy tempranamente llego acá, tenía aserraderos en la zona y fue quien construyó la primera iglesia en San Martín”, contó Medina.  

La biblioteca de maderas nació en la década de los 90 como un proyecto de extensión de la UNC a cargo de la docente María Inés Zingoni, quien realizó gran parte de las muestras microscópicas que hoy componen la colección. Medina mencionó que la Legislatura realizó aportes para financiar la construcción de los muebles que alberga las muestras. El carpintero, Nicolás Mantilaro, es un técnico forestal que realizó sus estudios en la AUSMA y también lleva a cabo la ejecución de las muestras macroscópicas.

Las especies se albergan en muebles construidos de madera llamada Cedro del Himalaya. “Había un individuo muy viejo de esa especie y una tormenta lo tiró, y con esa madera pudimos hacer los armarios”, comentó la investigadora. Agregó que es una madera ideal para almacenamiento ya que tiene un aroma muy fuerte y la cantidad de resina que tiene ahuyenta insectos. 

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La Xiloteca consta de muestras macroscópicas y muestras microscópicas. “Las tenemos por duplicados y hasta triplicados para intercambios, prestamos, docencia y otras actividades”, comentó la docente.  

Las muestras macroscópicas son de 18 x 10 x 2 y tienen como objetivo determinar las características estéticas de la madera. “Vemos su color, si tiene aroma o no, que tipo de dibujo presentan, el grano, entre otras cosas”, manifestó Medina.  

Las microscópicas son maderas de 2 x 2 x 2 y sirven para observar la anatomía de la madera. Estas pequeñas piezas se sacan de las macroscópicas, “es un proceso más engorroso, lleva más tiempo hacerla y depende de cada madera”, manifestó la docente de Dendrología. Agregó que pasan por un proceso de hervor, corte y deshidratación.  

La investigadora comentó que para la elaboración de las muestras han participado estudiantes. “Muchas veces hacen su práctica laboral haciendo muestras porque les interesa el tema y así aportan también a la Xiloteca”, compartió.  

“La obtención de maderas es algo muy dinámico porque todo el tiempo estamos tratando de conseguir algunas nuevas”, manifestó Medina. “Cuando conseguimos muestras un técnico forestal, recibido de la universidad hace muchos años y que tiene una carpintería, nos hace el trabajo con el tronco para producir las maderitas para la colección”, mencionó.   

“La madera es una materia prima primordial para la humanidad, pero hay otras cuestiones que tanto no se saben”, manifestó la licenciada en aprovechamiento de recursos naturales. Por ejemplo, que son especies longevas y tienen la peculiaridad de no poder moverse de donde están. “Entonces todo lo que suceda en el ambiente, erupciones, incendios, entre otros, ellos los tienen que resolver sin poder moverse, y eso queda gravado, por eso tienen tanta información”, expresó. 

Gracias a la colección y el trabajo de la licenciada se logró determinar la madera de una canoa que contenía una mujer mapuche enterrada hace 900 años. La investigación se realizó entre el 2012 y 2015, y fue llevada a cabo por un arqueólogo que solicitó la participación de la licenciada. 

La docente aseguró que no solo los estudiantes tienen acceso a la Xiloteca, sino que “el espíritu es que sea conocida y visitada por quienes quieran”. Para visitarla solo deben acercarse a la universidad, ubicada en Pasaje de la Paz 235.  

“A quien le interese le abrimos la Xiloteca y puede preguntarnos lo que quiera, solicitarnos prestado el material, bibliografía, e incluso podemos prestar el microscopio para que mire las muestras microscópicas”, informó. “La idea es que vengan más personas a conocerla”, finalizó.  


Como se supo la especie de la madera de la canoa que contenía a la mujer mapuche enterrada hace 900 años 


La participación de la docente de Dendrología, Andrea Medina, fue esencial para el desarrollo de la investigación. El antropólogo Alberto Pérez se encontraba trabajando en la zona del cerro Comandante Díaz cuando encontró el cuerpo de una mujer contenido dentro de una pieza de madera, especie de canoa, que había sido ahuecada con uso de fuego y enterrada hace 900 años.  

“Perez vino a la universidad a ver si alguno de los docentes podía identificar a qué especie pertenecía esa canoa”, mencionó Medina.  

“Los trozos que me trajo estaban carbonizados y débiles”, mencionó la licenciada, y explicó que cuando una madera llega así hay que someterla a un proceso muy delicado que se llama antracología, ciencia que estudia los carbones. “Se aprovecha la fractura que ya tiene el fragmento de madera romperlos en las mismas”, declaró.  

Esto se realiza hasta lograr una fractura en cada una de las secciones diagnósticas en las que se corta la madera. Una vez realizada, “se mira en el microscopio, pero en vez de que la luz lo traspase, haces que la luz incida lo más fuertemente posible en cada una de las caras”, expuso Medina.  

Al hacer eso se pudo observar las células, contó la docente de Dendrología. “La primera observación que pudimos hacer fue que pertenecía al grupo de la gimnosperma, las plantas que no tienen flores ni frutos”, relató. “Luego pudimos corroborar que era madera de un Austrocedrus chilensis, conocido como Ciprés de la Cordillera”, concluyó.


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