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Neuquén y Dionisio Cides: “Una vueltita más señor calesitero”

Desde los años 70 manejó la sortija del carrusel de Vuelta de Obligado. A los 12 años ingresó como cadete al municipio.

Desde los años 70 los paseos domingueros tenían para los niños y niñas magia. Las familias hacían un trato: primero un recorrido por las vidrieras y la feria de artesanos, algún café en bares y luego una vuelta en la calesita de Vuelta de Obligado, que en la mayoría de las veces no era solo una sino varias, si la suerte acompañaba.

Pero para que eso sucediera había que desafiar las habilidades evasivas de Dionisio Cides, el dueño de la sortija, el dueño del pasaje gratuito a la diversión.

Dionisio tenía un talento, tal vez mayor que el mover el aro de metal que habilitaba una vuelta más. Dionisio recordaba a cada niño y niña que subía a la calesita, sabía cuántas vueltas había dado cada uno, si ya había ganado la sortija o no.

Y si detectaba algún pequeño cuyos padres habían aceptado comprar solo un boleto, justo ahí sucedía la magia. De repente frente a ese niño, la sortija se volvía lenta, con movimientos ondulantes en cámara lenta y la manito esa atrapaba el preciado tesoro.

Dionisio era así. El museo Paraje Confluencia recopiló datos y anécdotas del hombre que fue querido por varias generaciones de neuquinos.

“Entre los muchos recuerdos sobre Dionisio se atesora aquel sobre el hallazgo de una medalla de oro que pertenecía a una niña de la localidad de General Conesa, Río Negro. Él la envió por correo a su dueño, quien le escribió para agradecerle. Desde la intendencia se reconoció su gesto y quedo asentado en su legajo”, publicaron los integrantes del museo neuquino.

Cides tenía 12 años cuando ingresó como cadete a la municipalidad de Neuquén, durante la gestión de Ángel Della Valentina. Seis años después ingresó a la planta permanente del municipio, donde trabajó en la mesa general de Entradas, la tesorería y el área de fiscalización de recursos.

En 1975 comenzó a trabajar en la calesita de Vuelta de Obligado, junto a su esposa Orfelina del Carmen Fuentes, que atendía la boletería.

En 1999 la concesión de la calesita fue cedida a Luis Arnaldo Soriano, por la ordenanza 8.736. En 2004 el entrañable carrusel fue desmantelado y guardado en un depósito, al cancelarse la concesión por un incumplimiento en el pago del canon municipal.

“Dionisio pasó a otra área para jubilarse como cajero luego de haber transitado treinta y nueve años de trabajo municipal.

En 2011, el exintendente Martín Farizano adquirió una calesita nueva similiar a la de Vuelta de Obligado. La trajeron desde Buenos Aires y fue emplazada en el Parque Central, al costado del Cenotafio a los Héroes de Malvinas.

La administración estuvo a cargo del municipio, hasta que se concretara una nueva concesión, pero nunca llegó. En 2012, el exintendente Horacio Quiroga le dio la administración a los Veteranos de Malvinas para que la calesita volviera a funcionar. Este año el carrusel fue restaurado y se le incorporó una rampa para el ingreso de personas con discapacidad.


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