Orgullo patagónico: una joven científica de Bariloche obtuvo un reconocimiento internacional

«Pensamos a los agricultores como gestores de la biodiversidad local, de la conservación. Son ellos quienes están ahí, poniendo el cuerpo«. Así lo definió Catalina Rico Lenta, estudiante del Doctorado en Biología del Centro Regional Universitario Bariloche (CRUB) e integrante del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (Inibioma), que acaba de recibir el Premio de Investigación Schultes 2025 que otorga la Sociedad de Etnobotánica de Estados Unidos.

Esta distinción se entrega anualmente a estudiantes o egresados recientes con investigaciones centradas en el campo de la etnobotánica, la disciplina que estudia las relaciones entre las comunidades humanas y su entorno natural, con un enfoque especial en el uso y conocimiento de las plantas.

El trabajo premiado de Rico Lenta forma parte de su tesis doctoral, centrada en los procesos de percepción y adaptación al cambio socioambiental entre agricultores familiares de dos parajes rurales, como El Manso y Villa Llanquín. A través de entrevistas y talleres participativos, la investigación busca comprender cómo estas comunidades interpretan los cambios en el ambiente —las variaciones del clima, del suelo o la disponibilidad de agua— y cómo ajustan sus prácticas de manejo y cuidado del territorio.

«Estudiamos cómo las personas se vinculan con las plantas y el ambiente en general, de distintas formas. En particular, vemos cómo los agricultores familiares experimentan los cambios en el ambiente desde lo climático, ecológico y socioeconómico«, explicó esta investigadora de 32 años que reside en Bariloche desde hace 3 años. Rico Lenta es licenciada en Ciencias Biológicas por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y realizó una Maestría en Sociedad y Biodiversidad en el Museo Nacional de Historia Natural de París. Desde 2022 cursa su doctorado en la Universidad Nacional del Comahue y es becaria en el Inibioma bajo la dirección de Ana Ladio.

Los agricultores, puntualizó, perciben los cambios en sus propios predios: los cambios en la disponibilidad de agua de las vertientes que usan para la producción y por ende, en las condiciones del suelo, si llueve más o menos, si las heladas son más o menos fuertes -incluso, frecuentes-. «Son muchos detalles pero ellos, al estar en el territorio, desarrollan un conocimiento muy profundo y detallado. Con tareas de monitoreo, adaptan los manejos de sus predios, huertas, invernaderos y animales, en función de los cambios que perciben», detalló. El foco, advirtió, está en las prácticas que llevan adelante para lidiar con estos cambios.

Un mes atrás, Rico Lenta ofreció un taller participativo con agricultores de Villa Llanquín, El Manso y Bariloche que compartieron la preocupación por la sequía que ha azotado la región en los últimos años. «Hay menos disponibilidad de agua, vertientes que merman, mayor frecuencia de incendios y menos pasturas para los animales. Todo esto altera los costos de la producción y la carga de trabajo«, indicó.

Recalcó que el objetivo es generar «un ida y vuelta»: «Apuntamos a un diálogo de saberes, a una construcción de conocimiento. Una integración de conocimiento desde la teoría ecológica local y el conocimiento científico tradicional que están muy disociados. El conocimiento científico, en general, ha rechazado otros conocimiento que no son el tradicional». Los investigadores, a su vez, pretenden aportar desde el conocimiento técnico.

“Este enfoque nos permite visibilizar y valorar los saberes locales, que históricamente han sido desestimados por la ciencia tradicional”, señaló Rico Lenta.

Respecto al Premio de Investigación Schultes, lo consideró como «una palmada al hombro». «Es lindo el reconocimiento individual, pero sobre todo desde lo colectivo, un reconocimiento internacional a la excelencia académica en Argentina. Y más aún en este contexto de desfinanciamiento de la ciencia y el desprestigio de los científicos«, concluyó.