Paleontología: desafíos y vocación de un grupo de expertos en Roca
Son casi un centenar e integran un Instituto de Investigación con sede en Roca. Desde allí buscan desentrañar el valioso pasado que esconde la tierra, con o sin fondos nacionales disponibles.
“Argentina es un país maravilloso, todo el tiempo se descubren yacimientos fosilíferos con altos niveles de preservación”, dijo Sara García, becaria CONICET, al hablar de su ámbito de investigación, desde Roca. Junto al equipo que integra, viajó a Mendoza, a una prestigiosa reunión nacional, donde los expertos presentaron sus últimos proyectos.
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El resultado de meses de labor, en terreno o en laboratorio, queda a la vista en cada evento de este tipo, como la Reunión de Comunicaciones de la Asociación Paleontológica Argentina (RCAPA): el conocimiento científico argentino y patagónico es comprometido y rinde fruto, contra viento y marea, a pesar de las trabas y los ajustes presupuestarios. No lo dicen delante de sus colegas, pero puede ser tema de charla en el “break” de la jornada: todos saben que se las ingenian para avanzar en sus inquietudes, adaptando las posibilidades o buscando alternativas, postulando para financiamiento extranjero si acá abunda la incertidumbre sobre cuándo llegarán los depósitos y con qué montos, como explicó Agustina Lecuona, investigadora CONICET, en diálogo con RÍO NEGRO. Por eso se enfocan en lo que sí pueden hacer.
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Sara y Agustina forman parte del Instituto de Investigación en Paleobiología y Geología (IIPG), activo desde 2009, donde justamente el CONICET trabaja en conjunto con docentes de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN). “La comunidad se sorprende cuando se entera que hay muchos paleontólogos trabajando en un instituto en la ciudad. Hay mucho desconocimiento sobre las dinámicas cotidianas de nuestro trabajo”, reconoció.
Lo cierto es que comparten sus saberes no solo en las aulas de la casa de altos estudios, donde se dictan ambas licenciaturas, Geología y Paleontología. También han encabezado talleres y charlas en escuelas y en el Museo de Ciencias Naturales, así como están abiertos a hacerlo donde se los convoque, pero no desde la perspectiva del turismo, sino desde la revalorización de lo que se encuentra en medio de los paisajes y áreas protegidas donde habitualmente se mueven visitantes, familias y deportistas. Preservar sin que nadie se lleve ‘souvenirs’ a su casa, porque lo que se retira genera la pérdida de información, que sólo puede entenderse dentro del contexto que ocupaba, dijo Lecuona.
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“En el Alto Valle, específicamente en Roca, hay dos regiones en las que se trabaja activamente en la investigación paleontológica. En Paso Córdoba, aflora la formación Allen (Cretácico, 80 millones de años) donde se encuentran yacimientos con evidencia directa e indirecta de la presencia de dinosaurios.
También en las bardas blancas, también en Paso Córdoba, con sedimentos acumulados en un largo periodo de tiempo, desde el Mioceno al Pleistoceno (23-2 millones de años) que corresponden a las formaciones “Chichinales” y “El Palo”, donde se conservan restos de reptiles, mamíferos y plantas. Por último, en la barda norte de la ciudad, encontramos unidades de origen marino que evidencian la extinción masiva del Cretácico-Paleógeno. Este evento, ocurrido hace 66 millones de años, marcó el fin de los dinosaurios y el surgimiento de nuevos ecosistemas”, explicó Sara, abriendo un abanico de valiosa referencia donde muchas veces sólo se cree que hay flora y rocas solitarias bajo el sol.
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Respecto a la institución que representan, explicaron que existen cuatro líneas de investigación principales (aunque hay proyectos asociados). “Se trabaja actualmente en ampliar el conocimiento sobre la paleontología de vertebrados continentales, la paleobiología de tetrápodos marinos patagónicos y de la península Antártica, la icnología (el estudio de trazas recientes y fósiles hechas por organismos) y por supuesto también los aclamados dinosaurios”, comentó la becaria.
“La paleontología incluye el estudio de todos los organismos que habitaban en el pasado. Plantas, hongos, microorganismos, animales vertebrados e invertebrados, las marcas que dejaron estos organismos. Es una disciplina muy amplia y con un alto nivel de especialidad. Por ejemplo, yo estudio las distintas etapas del desarrollo de una rana fósil que habitó un paleolago hace 53 millones de años atrás, en Bariloche, muy cerquita de donde está el lago Nahuel Huapi como hoy lo conocemos”, agregó.
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Satisfechos por lo aprendido días atrás en Mendoza, con colegas de Chile, Uruguay, Colombia, Italia, Francia, Inglaterra, entre otros, ratificaron cómo se sostiene en el ámbito nacional la generación de conocimiento. “Se presentaron un gran número de ponencias entre sesiones orales y pósters. No deja de sorprender el excelente nivel con el que se desarrolla la ciencia en Argentina”, manifestaron.
A pesar de este horizonte prometedor, la preocupación sigue siendo financiera. “Para poder llevar a cabo una investigación se necesitan recursos económicos. Las campañas de prospección y extracción de fósiles requieren maquinaria, transporte y personal profesional. Preparar el material y realizar los estudios de laboratorio tienen altos costos, muchas veces en dólares. Ambas actividades se cubrían con proyectos concursados por investigadores, pero este último año, los recortes en el presupuesto para la ciencia y la técnica están siendo un freno real para el desarrollo de las investigaciones. También sucede que al cobrar salarios muy bajos, muchos investigadores están emigrando a otros países dejando líneas de investigación sin poder desarrollarse”, lamentó Sara.
De la reunión anual en Mendoza participaron Agustina Lecuona (investigadora CONICET), Virginia Zurriaguz (investigadora CONICET), Ignacio Cerda (investigador CONICET), Arturo Heredia (investigador CONICET), Micaela Chaumeil Rodríguez (becaria CONICET), Denis Ponce (becario CONICET), Flavio Bellardini (becario CONICET), Sara García (becaria CONICET), Jorge Meso (becario CONICET), Tamara Navarro (becaria CONICET), Iván Capurro (becario CONICET), Matías Mitidieri (becario CONICET) y Mattia Baiano (docente UNRN).
“Argentina es un país maravilloso, todo el tiempo se descubren yacimientos fosilíferos con altos niveles de preservación”, dijo Sara García, becaria CONICET, al hablar de su ámbito de investigación, desde Roca. Junto al equipo que integra, viajó a Mendoza, a una prestigiosa reunión nacional, donde los expertos presentaron sus últimos proyectos.
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