Natalia Hernández: la primera mujer en ganar el concurso de poda en la Patagonia

Trabaja en una bodega de Mainqué y ganó el Concurso de Poda Profesional en Vid en la Patagonia. Cautivó al jurado con su destreza en las plantas entre 18 contrincantes, 15 eran varones. Es la primera mujer que llega a la fase final en el país.

Con sus manos, tijera y pinza; la podadora hace magia entre las vides. Aplica su fuerza, técnica y sensibilidad para hacer que la planta crezca esbelta y vigorosa. Su labor es un oficio ancestral que conlleva comprender los ritmos de la naturaleza en la Patagonia, y determina los rindes y la calidad del fruto para la temporada.    

Poda en la Patagonia: cómo fue el concurso y cómo lo vivió Natalia Hernández


Natalia Hernández tiene 39 años y desde los 18 es trabajadora rural. Hace una década está en la «Bodega Chacra» de Mainqué, Río Negro. Es la flamante ganadora de Concurso de Poda Profesional de Vid en la Patagonia que se realizó el sábado 7 de junio en la “Bodega Humberto Canale” de Roca.

Experta en uvas, la rionegrina ya se consagró como la primera mujer de la región en obtener el primer lugar en este evento, organizado por la empresa de herramientas “Bahco” que ya va por su octava edición. Y es la primera en el país en llegar a la fase final en los doce campeonatos realizados hasta ahora.

Tijera, pinza y mano; nada más. Foto: Juan Thomes.

El desafío era importante: podadores de toda la región tenían que demostrar su destreza en 30 minutos ante un jurado experto que evaluó precisión, técnica, velocidad y conocimiento. “En esa fila habré podado unas 40 plantas en los 30 minutos que me daban”, cuenta la mujer sobre su propia performance.

Si bien dos colegas ganaron en velocidad, la prolijidad, la limpieza y el arte de Natalia se impusieron; y ella se llevó el primer puesto en el certamen. El segundo lugar fue para Gustavo Huaiqyufil de la “Bodega Canale” de Roca; y el tercero, para Alejandro Nievas de la “Bodega Malma” de Neuquén. 

“No me lo esperaba. Todavía no caigo. Yo fui por la experiencia, para saber cómo es una competencia”, cuenta. Ahora se va como representante de la Patagonia a la final nacional en Mendoza el 2 de agosto en la finca Paraíso de Luigi Bosca, sabiendo a ciencia cierta que es la primera mujer en llegar tan lejos. 

Aquella niña que creció entre los álamos del Alto Valle respirando frutales, ahora es empleada en la bodega que produce vinos orgánicos, ubicada en su localidad natal. Ahí desarrolla las tareas culturales en el viñedo en las cuatro estaciones del año hace diez años.

“Yo hago todos los trabajos: poda, desborre, mantenimiento, replante”, cuenta en una entrevista con Diario RÍO NEGRO, aún incrédula por el triunfo del fin de semana. 

La velocidad es un atributo en los podadores. Foto: Juan Thomes.

Es que en el concurso, los nervios estaban a flor de piel por la cantidad de contrincantes: eran en total 18 podadores de distintas bodegas de la zona, de los cuales 15 eran hombres. “Siempre el varón tiene más fuerza en la tijera, pero en cambio, la mujer es más detallista”, dice Natalia. 

Ella había escuchado varias veces sobre este certamen, pero nunca tuvo la oportunidad. Esta vez, un capataz de la empresa le preguntó si le gustaría participar. “De entrada tuve dudas porque era una competencia, pero después pensé y le dije que me gustaría ir para vivir una experiencia nueva”, afirma. 

Incursionó en poda por primera vez en la bodega, cuando un ingeniero agrónomo le enseñó la técnica. Ahora, tarda solo 20 minutos en podar un cuadro de 100 metros de largo. 

Su padre, un gran maestro en la poda y el trabajo


A los 18 años, Natalia empezó a trabajar a la par de los peones generales. La imagen mejor guardada en su memoria es la de su padre cuando llenaba el tacho de uvas y lo cargaba al hombro. “Es de esos viejos de campo que los hijos no tenían que andar en la calle, si no que tenían que estar trabajando”, cuenta entre risas. 

Ahora, su papá tiene 90 años y siempre fue obrero rural. A la salida de la escuela primaria, pasaba a buscar a sus hijos y los llevaba a todos a la chacra, sean varones, mujeres, le era indistinto: todos debían aprender el oficio y a ganarse la vida.  

Natalia heredó el espíritu incansable de su padre. Ahora trabaja de lunes a viernes en horario cortado y en invierno, prácticamente de sol a sol. De lunes a jueves hace nueve horas por día y los viernes, ocho.

Vive en la chacra donde trabaja. Fotos: Juan Thomes.

Su vida hoy transcurre en la chacra. Si bien Natalia pasó por áreas de limpieza y mantenimiento, nada la aleja de las plantas: es su lugar en el mundo. Es mamá de dos hijos (22 y siete años) y vive con ellos en una vivienda entre las viñas. “Mi hija se hace cargo de llevar a su hermanito a la escuela y traerlo a casa”, comenta. 

El concurso de poda: el premio es un viaje a Francia


El evento es organizado por la empresa “Bahco” como parte de una iniciativa de Responsabilidad Social Empresaria (RSE), y fue declarada de Interés Cultural y Turístico por el Municipio de Roca. 

El premio para el o la ganadora a nivel nacional este año es un viaje a Francia para conocer la planta donde se fabrican las tijeras de poda. La final siempre se desarrolla en Mendoza, la provincia con más productores de vid y bodegas del país.

“Que la ganadora haya sido una mujer nos enorgullece enormemente”, asegura María Laura Sosnowicz, responsable de Comunicación de «Bahco». Agregó que durante más de seis décadas, esa empresa se consolidó como «referente internacional en herramientas de corte y poda».

Desde hace 13 años lleva adelante este certamen en distintas regiones vitivinícolas del país: Mendoza, San Juan, Salta, La Rioja y Río Negro; y a su vez en tres países limítrofes: Chile, Uruguay y Perú.

El concurso inició en Mendoza en 2012 y se convirtió en “una verdadera tradición entre los profesionales del sector”, cuenta la vocera. El fin es poner en valor cultural la tarea que realiza el podador. 

El 1 de agosto viaja a Mendoza. Foto: Juan Thomes.

Para cerrar, Natalia cuenta cómo se prepara para viajar a la final. “Voy más tranquila porque entiendo cómo es la competencia, qué te piden en el jurado”, dice. Reconoce que por ser otra región puede haber diferencias: “No sé lo que me va a esperar allá”, sostiene y agradece la oportunidad de competir.  

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