Sólo un 10% de las familias se inscribe para adoptar niños grandes en Neuquén

El Poder Judicial hará una convocatoria especial en febrero, ya que hay 18 chicas, chicos y adolescentes de entre 7 y 13 años que esperan, algunos hace más de un año. La historia de Cielo en San Martín de los Andes.

El 24 de febrero de 2021 el Registro Único de Adopción (RUA) le avisó a Noelia y a Marcelo que en tres días iban a conocer a Cielo. Viajaron los 435,8 kilómetros que separan San Martín de los Andes de Neuquén capital. El encuentro fue en el hogar en el que ella vivía. Esperaron sentados a que la trajeran.

No vas a llorar, eh, que la vas a asustar, le dijo él.

Abrieron la puerta y entró una niña de 10 años.

-Hola mi amor, la saludó Noelia.

El que lloró fue Marcelo.

Pasaron dos horas, los tres juntos. Cielo les regalaría después lo que usó ese sábado: como las familias guardan la primera ropita que le ponen a su bebé, ellos conservan la del primer día que se vieron.

El domingo los autorizaron a que salieran a pasear por la capital, no más de tres horas. Cuando regresaron les preguntaron si pautaban un encuentro para la semana siguiente.

-No, no, no. Él se va porque está trabajando, yo me quedó acá en Neuquén, me instalo en la casa de una amiga. Yo hasta que no me dejen irme con mi hija, no me voy. Si me dan permiso mañana vengo, respondió Noelia.

Nunca más se separaron. Mientras Marcelo iba y venía de San Martín a Neuquén, Noelia estaba todos los días en el hogar. Ese período de vinculación duró un mes. La jueza de Familia no quería aún que la niña se mudara. Fue Cielo quien se lo pidió en una reunión.

-Ella me preguntó si yo tenía ganas de irme con mi familia nueva, recordó la adolescente que hoy tiene 13 años.

Se mantiene seria en la charla por Meet. Salvo cuando Marcelo, que está a su derecha, le hace chistes.

Del lado izquierdo, Noelia tiene una cadenita con el dije de una niña. «Ahí empieza el tema difícil de crecer como familia», afirmó.


«Me permití la posibilidad de conocer»


De los 102 inscriptos para adoptar que tiene actualmente el registro en la provincia de Neuquén, sólo el 10% aspira a recibir «chicos grandes», que tengan entre 8 y 17 años. «Sigue siendo mínimo el porcentaje que acepta la crianza de estos niños», aseguró Gisela Maxwell, a cargo del organismo dependiente del Poder Judicial.

Remarcó: «La realidad que tiene Neuquén es la que se replica en toda las provincias: no tienen familias que asuman el cuidado de niños con estas edades, o con alguna discapacidad o con tratamientos de salud mental. Lo que quiere la gente es un bebé y que no tenga problemas de salud».

El mes próximo se abrirá una convocatoria extraordinaria ya que hay 18 chicos y chicas, de entre 7 y 13 años, que necesitan con urgencia una familia, ya que en algunos casos hace más de un año que viven en hogares. ¿Por qué se hace está búsqueda especial? Porque ya se agotó el listado local y no se encontraron postulantes.

Si esta convocatoria no funciona se amplía a la Dirección Nacional de Registro. Esto habilita la chance de que sean adoptados por personas de otras provincias. Lo que puede pasar, explicó Maxwell, es que haya chicos que no quieran irse de Neuquén por el desarraigo.

La adolescente tiene hoy 13 años y vive en San Martín de los Andes. Foto Nicolás Almagro.

Cuando no se encuentran aspirantes «a simple vista» se hace una sensibilización dentro de quienes están en el listado. El RUA organiza talleres con testimonios de familias. Noelia señaló que cada vez que le tocó ir a una de estas jornadas y escuchar las experiencias, cambiaba su disponibilidad. Primero se anotó para adoptar en la franja de 0 a 5 años, luego de 0 a 8 hasta que pasó a los 10 años.

En 2015 la inscripción la hizo como familia monoparental, es decir, solo ella. Cuando se puso en pareja con Marcelo se lo contó y con el tiempo fueron dos.

«Yo nunca me vi en el contexto de adopción, nunca, pero cada cosa llega en su momento», planteó él. Y agregó: «me permití la posibilidad de conocer».

Sostuvieron que con ayuda terapéutica y el apoyo del RUA pudieron afrontar los conflictos. «Hay rispideces, tires y aflojes, las batallas, pero bueno es parte», subrayó Marcelo. Noelia destacó que nunca se arrepintieron de la decisión que tomaron: «en algún momento pensas: «no voy a poder con esto, van a creer que no soy capaz». En plena discusión ella decía «me voy al hogar». Yo le contestaba: «no, intentémoslo de vuelta». Pasa y no está mal que pase».


Prejuicios sobre el origen: «¿de dónde vienen?»


Los chicos y chicas que se encuentran en situación de adoptabilidad fueron separados de su familia de origen porque vivían situaciones de maltrato, violencia, abandono. En 2019 Diario RIO NEGRO publicó que un niño en Neuquén permanece en un hogar, en promedio, un año y siete meses y en familias solidarias (de tránsito), tres años y cuatro meses. Una de las actuales juezas de Familia cuando concursó para el cargo mencionó casos de 14 años de espera.

La titular del RUA, Gisela Maxwell, aseguró que una de las preguntas más comunes de quienes se postulan para adoptar es: «¿de dónde vienen estos chicos?». «Uno cuando habla de niños que están institucionalizados se piensa en niños que delinquen o arrastran con antecedentes de los padres y eso no es así«, señaló.

Planteó que muchas veces las familias creen que un niño grande «viene con esa mochila» y «les parece que si es bebé, eso no lo acarrea».

«Él, ella tuvieron una mamá y un papá que no pudieron asumir la crianza por distintas razones», explicó Maxwell. Los chicos no son responsables de las decisiones que tomaron esos adultos, ni están predestinados a repetirlas. Agregó que es importante reconocer también el derecho que tienen a la identidad y a saber su origen.

Destacó que esto es simplemente un prejuicio: «tenemos un montón de conductas de hijos nacidos y criados biológicamente que se salen del patrón que tenían los padres biológicos».

La sede del RUA está en Rivadavia 205, séptimo piso, de la capital. Foto Matías Subat.

Las etapas que deben sortear en el proceso de adopción


Cualquier persona que quiera adoptar en la provincia de Neuquén debe inscribirse en el RUA. Hay tres momentos en el año para hacerlo: abril, agosto y diciembre. También existe otra posibilidad de anotarse y es cuando se publican convocatorias provinciales extraordinarias, como la que saldrá en febrero, por estos 18 chicos y chicas, de entre 7 y 13 años.

No es requisito estar en pareja para adoptar.

Una vez que se presenta la documentación comienza un proceso diagnóstico. Esto significa que quienes se anotan son entrevistados por un equipo de profesionales de la psicología, trabajadores sociales y médicos que evalúan sus «capacidades parentales». Allí además manifiestan para que edades se postulan -bebés, niños, niñas, adolescentes- y si aceptarían recibir grupos de hermanos.

Cuando un juez o jueza define que un niño está en situación de adoptabilidad solicita al RUA una terna de candidatos.

«La familia no la mandamos al azar. Respetamos el orden en el listado, pero vemos previamente el cotejo entre la familia y el perfil del niño», afirmó Gisela Maxwell.

Una vez que se selecciona la familia empieza la vinculación. Es progresiva y se hace en la sede del registro o en los hogares. Allí se encuentran, se conocen. Si todo marcha bien, las reuniones son más frecuentes, por ejemplo pasan un fin de semana juntos. Si la relación prospera el próximo paso es la guarda, donde conviven ya en la que será su casa.

«Todo acompañado de informes, seguimiento, mirada del RUA a estos procesos», agregó la funcionaria. La sentencia de adopción es la última etapa.

El plazo, desde la vinculación hasta la modificación del acta de nacimiento, puede extenderse por un año. De todas formas es un período variable.

En el caso de los grupos de hermanos, la titular del RUA mencionó que si bien se trata de no separarlos ha habido casos en que se ha hecho con el compromiso, ante el juez o la jueza, de visitarse de manera frecuente y no únicamente en los cumpleaños.

Lo que Maxwell que repite constantemente a quienes se postulan es «no proyectarse en un hijo ideal».

«Los niños son los que están vulnerados. Es una relación asimétrica: entre el interés de un adulto de ser padre y el niño que le toca esta situación, que la familia de origen no lo puede cuidar. Es al niño al que el Estado tiene que reparar: desde las leyes que se crean, el Poder Ejecutivo con las políticas públicas y el Poder Judicial resolviéndole la situación de carencia de crecer en el seno de una familia», señaló.

El RUA funciona en Rivadavia 205, séptimo piso, de lunes a viernes de 8 a 14 horas.


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