Sueño vivo: celebraron el legado de Berbel a 99 años de su nacimiento

La familia de músicos abrió las puertas de su casa en Plottier para compartir y seguir sembrando la obra del poeta neuquino. Los acompañaron amigos como Naldo Labrín y otros tantos, que pidieron mantenerlo en alto.

Sin preámbulos, Marité tomó el micrófono y cortó el murmullo de todos los que hablaban alrededor, dejando en claro que había terminado la previa de “acomodar equipos”, para dar paso a la música. “Piñonero, de Moquehue, vengo al pueblo…”, entonó serena, acompañada por el rasgueo de su hijo Traful, y no hizo falta nada más para entender que había comenzado oficialmente el festejo del cumpleaños de Marcelo Berbel, edición 2024. El escenario esta vez fue el patio de la casa que la familia tiene en zona de chacras de Plottier, sobre calle Candolle, donde varias decenas de personas se acercaron, con mate, reposera, algo dulce y mucha admiración.

“Con mi carga que no es mucha y vale poco”, siguió el tema y para que la experiencia fuera completa, empezó a circular una bandeja de mimbre, llena de frutos del pehuén, ya tiernos, listos para pelar y disfrutar. ¡99 años hubiera cumplido el poeta de Neuquén! Sorprende caer en la cuenta sobre el paso del tiempo en estos casos, con figuras emblemáticas para la identidad, cuyo rostro luminoso queda inmortalizado en la memoria emotiva: ya no viven, pero pareciera que nunca se fueron, porque su legado sigue activo y multiplicándose. Así que sí, Berbel nació hace casi un siglo, en 1925, pero ya es eterno.

El evento del pasado viernes, convocado por redes sociales y en cadena de mensajes de Whatsapp, es uno de los tantos que viene realizando la familia Berbel desde que el autor y compositor falleció en 2003, también en abril. Lo recuerdan llegando a la vida y no cuando partió, porque eligen la alegría y el encuentro con familiares, amigos y seguidores de su carrera. Eso sí, año a año, la ubicación fue moviéndose de sitio, para permitir que la gente de distintas localidades pudiera sumarse. En años anteriores, por ejemplo, asistieron para esta fecha a Zapala y después a Plaza Huincul, tierra natal del “Chelo”, porque allí se inauguró su monumento en la zona de Barrio 1, donde se lo puede imaginar caminando, con la corbata flameando al viento y la guitarra en una mano. En más de 20 otoños sin su presencia, sólo las restricciones de la pandemia impidieron el encuentro cara a cara para evocarlo.

Con esta siembra llena de nostalgia pero que apunta a las nuevas generaciones, el festejo de estos 99 los encontró en el patio rural, junto al quincho que atesora los cuadernos de Berbel y las paredes llenas de momentos. Allí iba a cerrar la noche de este 19, con una cena más íntima, entre los más cercanos, pero hasta que eso pasó las emociones transcurrieron afuera, al pie de la enredadera cargada de tonos rojos, naranjas y amarillos.

La danza de Isaid González y Zule Retamal, uno de los momentos espontáneos del festejo por Berbel. Foto: Flor Salto.

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Foto: Flor Salto.

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En un rincón de ese paisaje, se ubicó entre los asistentes, con bajo perfil y mucho para recordar, un amigo de la familia que por primera vez asistía a uno de estos homenajes, según él mismo reconoció. Naldo Labrín, otro neuquino, que en 2025 cumplirá sus 80 años, dijo presente y se animó a la invitación de Marité para que los acompañe en el tema “Dulce Quillén”, dedicada al lago cordillerano, el mismo que también le traía “un torbellino de recuerdos” a Marcelo, en la soledad de sus aguas.

Cálido y como quien conversa de “entrecasa”, el célebre fundador de “Sanampay” y referente del folclore, relató algunas anécdotas que lo conectaron con un Bebel treintañero, cuando aún vivía en el barrio Militar (institución en la que aprendió música) y que cortó la racha de una región que no tenía “canciones propias”. Eso sí, enumerando tantos títulos similares en sus canciones, dijo que llegó a decirle: “Dejá de hacer dulce o registrálo por lo menos”, activando las risas a todos los presentes.

Ya en diálogo con “RÍO NEGRO”, Labrín se puso algo más serio, al referirse al esfuerzo que le llevó a su colega difundir la cultura neuquina.

“Han pasado 65 años desde que empezó todo esto y no se si es justo que tarde tanto. La Patagonia siempre está relegada y parece que sólo sirve para surtir de recursos, pero nunca para recibir aunque sea el reconocimiento elemental por su cultura”,

opinó contundente.

A pesar de todo, celebró estas formas de enaltecer la obra de su amigo, el “entusiasta”, el “exultante”, con el que tuvieron diferencias como en cualquier vínculo, pero que promovía la tolerancia y que hablaba de las cosas “deslumbrado, como si las hubiera conocido hacía un minuto”.

Una tras otra, las poesías del cumpleañero volvieron a escucharse entre los álamos, las mascotas de la casa y las gallinas que los Berbel cuidan, como cualquier vecino de la chacra. De pocas palabras, pero como buen anfitrión, Luis Trujillo, esposo de Marité y encargado del detrás de escena, fue y vino infinidad de veces, buscando asientos, trayendo agua caliente para los termos y lo que hiciera falta. Con Daniel Zúñiga y otros más como apoyo sumaron manos para atender a los asistentes. Los une la amistad y la cercanía cuando las luces de los escenarios se apagan y la vida sigue, con achaques o con paseos.

Mariana Gemme, compañera de Traful, es testigo por su parte del proceso de ponerle música a tantas letras, de los silencios del nieto de Berbel, de sus momentos a solas como cuando “el duende de la inspiración” lo visitaba a su abuelo. Llegada desde un ámbito distinto al folclórico, ella hoy se siente parte natural de esta cotidianeidad unida a Don Marcelo 100%, como el resto de la prole. “Blanco Lanín” es lo último que musicalizó Traful y que ensayan hace un mes. También formó parte del repertorio del viernes.

Desde el público improvisado sobre el césped, Silvia González también cantó y animó, como seguidora que es de la banda y que participa de los cumpleaños hace dos ediciones. Orgullosa nacida y criada en la capital de la Confluencia, habló de lo mucho que la representan estas obras y de lo importante que es difundirlas para cultivar la memoria y la identidad regional. María Noly Kruuse, amiga de Marité llegada de Zapala, sabe de eso y para dar una idea de su conexión, dijo contundente: “A mi Marcelo me hace neuquina”. Docente jubilada, está tipeando sus poemas y cuanto más repasa lo que él escribió, más lo admira:

“Lo tenemos a él en la provincia, en el país a Borges y listo”,

definió con una sonrisa, asegurando que en la divulgación de esa riqueza, el rol de las escuelas es fundamental.

Justo hoy le escribió a Marité un chico que vive en Frankfurt pero que se crió en Dina Huapi. Le dijo que la encontró por las redes y que en su escuela cantaban todas las canciones de Berbel, por eso, hoy que es ya es padre, le canta esos temas a su nena de tres años”, relató, a modo de ejemplo del impacto que tiene en los más chicos la cultura, para toda la vida. Para los propios y para los que extrañan, estas melodías son el cordón al terruño.

Y entre tantas emociones, ¿cómo cerrar un cumpleaños sin al menos un regalo? En esta oportunidad, la sorpresa llegó desde Allen, donde Marcelo vivió su infancia y donde se casaron sus padres. Desde allí viajó el artista Germán Braschi, conocido por apostarse con su atril en la banquina del acceso por Ruta 65. Fue para entregarles en persona el retrato que hizo hace tiempo en honor a Berbel y que nunca había tenido la posibilidad de mostrarles. Agradecida, Marité, valoró el gesto noble del dibujante y la destreza para imitar los rasgos del poeta a la perfección.

Germán Braschi fue reconocido por su retrato de Don Marcelo. El artista lo obsequió a la familia.

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Y ya en la despedida, confesó: “Ustedes no saben la alegría que yo tenía al ver cada auto que iba llegando, porque me regocija que todo lo que escribió papá esté en el corazón de cada uno (…) es muy loco que haya un autor y un compositor que se destaque en la misma persona y que en las dos cosas sea bueno, pero ¿saben qué? Hay que decir que también fue un buen papá. Porque si él hubiese escrito las poesías que ustedes conocen, las músicas que ustedes conocen, pero no hubiese sido el Chelo que nosotros conocimos en casa y que ustedes conocieron (señalando a los amigos de toda la vida), no hubiesen habido ganas de homenajearlo. Por eso estamos hoy acá”, concluyó.

La expectativa ahora está puesta en lo que organizarán para los 100 años, según anticiparon, momento histórico para el que ya tienen algunas ideas en mente.


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