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Tres historias de esquina, en Roca: emprender en la calle para llevar comida al hogar

Tres historias, tres familias y tres esquinas distintas, pero todas atravesadas por un mismo contexto económico en crisis. Conocé quiénes son los reconocidos vendedores ambulantes de Roca.

La extensa crisis económica que atraviesa el país empujó a que cada vez más personas tengan que terminar en la calle como vendedores ambulantes o de esquina para poder conseguir dinero y solventar la economía de sus hogares.

Estos puestos concebidos como comercios callejeros o informales, siempre existieron. Significan una salida rápida en tiempos donde la crisis azota sin dar tregua, golpeando con fuerza a muchas familias y sectores de la sociedad. Además, como suele ocurrir en estas situaciones de dificultad, los más afectados siempre son los más vulnerables.

Pero hay una realidad innegable y es que las recurrentes crisis económica han llevado en los últimos años a un notable crecimiento de la venta informal y esto es porque los golpes financieros provocaron desempleo. Varios de estos desocupados optaron por la venta en la calle. Al principio surge como una salida laboral provisoria, pero en muchos casos termina por convertirse en algo permanente.

«Fito» y sus frutillas


«Fito» comenzó su puesto como vendedor ambulante hace más de 15 años. Foto: Andres Maripe

Alberto «Fito» Garabito tiene un puesto de frutillas y algunos frutos secos en la esquina de Avenida Tucumán y calle Sarmiento, plena zona céntrica de Roca. De lunes a sábado, en ocasiones domingo, «Fito» se ubica en el lugar solo o acompañado de su esposa o hijos a para ofrecer sus productos frescos.

A diferencia de otros vendedores, «Fito» vio en la venta ambulante una forma de «independizarse» ya que antes de dedicarse a este rubro, trabajaba para una gran empresa del Alto Valle. Al estar en otra ciudad el hombre debía viajar largos tramos, a veces en colectivo y cuando no tenía dinero lo hacía a dedo. Con el tiempo, eso lo fue desgastando físicamente.

Foto: Andrés Maripe

El vendedor relató que fue su esposa quien impulsó el emprendimiento y pese al temor de que no pueda funcionar, junto a sus tres hijos decidieron seguir adelante. En la actualidad es el puestero más conocido de Roca, al punto de participar en eventos grandes como la Fiesta de la Manzana donde suele sumar los emprendimientos de sus hijos mayores que consisten en la venta de frutos congelados, quesos y salamines.

Día a día sale a la calle, sin importar el clima el hombre se mantiene firme en la esquina que lo ayuda a generar ingresos para su hogar. Si bien reconoce que ha pasado tiempos malos, sostiene que fueron más los tiempos buenos.

«Todo este tiempo pasaron muchas cosas difíciles, sin embargo los buscavidas seguimos de pie. Hay crisis que nos han afectado, pero hemos sabido superarlas», expresó.

La verdulería de «Chango»


Alberto «Chango» instaló su verdulería ambulante hace tres años. Foto: Juan Thomes

Alberto, también conocido como «Chango», hace tres años comenzó con su emprendimiento en la esquina de Avenida Mendoza y calle Guatemala. Un diagnóstico de diabetes lo llevó a que tenga que dejar su antiguo trabajo en un mercado y buscar una alternativa para poder solventar sus gastos diarios.

«Me pensionaron, pero eso no me alcanzaba para vivir», señaló Alberto. Fue así que justo en pleno auge de la pandemia, Alberto junto unos pesos, cargó su auto con algunos cajones de fruta y verdura, y se ubicó en la esquina con su verdulería.

De lunes a sábados de 11 a las 13.30, «Chango» sin falta se estaciona con su auto para ofrecer al público sus productos, los vecinos ya lo conocen, por eso al menos que el clima no lo permita, él se asegura de llegar a tiempo para no dejar a nadie esperando.

Alberto cuenta que todo lo que gana en un día lo gasta en insumos personales, reponer stock y también costear algunos remedios que en el hospital no le pueden brindar. En algún momento pensó en colocar una verdulería formal, pero dijo que los precios de alquiler no son equiparables con las ganancias que obtiene.

«Por un local chiquito me estaban pidiendo 50 mil pesos y no me da, si acá vendo cuatro o cinco mil pesos por día, más que eso no se vende», explicó. Respecto a convertirse en vendedor ambulante, Alberto dijo que nunca se lo imaginó. «Lo encontré como una forma de salir y enfrentar la situación, lo probé, me gustó y por suerte lo pude sostener», cerró.

Ceci y su kiosquito


El kiosquito de Ceci

Cecilia Barros es otra emprendedora de la ciudad a la cual la situación económica y la falta de trabajo la llevó a instalar un kiosco improvisado cerca de su casa en la esquina Gavilán y Libertad de barrio Nuevo.

Madre de tres hijos, Cecilia junto a su esposo trabajan codo a codo para poder generar ingresos. Ella es pastelera y con el dinero que juntó tras la venta de tortas y tartas, invirtió en la compra de algunas golosinas y huevos para poder hacer el famoso kiosquito ambulante.

En la semana solo sale los días en que el clima ayuda con una mesita y coloca sus productos, pero cuando el temporal no lo permite traslada su kiosquito y pastelería a las redes sociales o a su casa, donde ubicó carteles para anunciar lo que tiene en stock.  

«A medida que iba teniendo unos pesos iba comprando por internet combos para poder vender», contó Cecilia. Si bien la mujer gana dinero con las golosinas destaca que lo que más le gusta es la pastelería por lo cual dedica varios días a la semana en producir para luego vender, no solo a los vecinos sino también a los roquenses en general.

«Uno lo que más quiere es tener venta constante, no lo tengo, pero dentro de todo nos sirve para poder vivir con eso», indicó y agregó que si bien su situación no es excelente, se encuentran agradecidos por tener todos los días un plato de comida.

«Lo que más anhelo es un trabajo, pero no se ha dado y no nos quedamos quietos. Aprendimos a no esperar nada de nadie, por eso salimos a la calle nosotros a lucharla» concluyó.


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