Después de 22 años cierra la escuela del «Nene» Travecino, donde los chicos aprendían jugando

En la casa de  Ángel Travecino, su familia recordó la historia del importante futbolista, sus valores y la alegría que a lo largo de su vida lo caracterizaron. La escuelita cerrará sus puertas en 5 de julio, pero su esencia jamás se apagará.

Durante una tarde fría en Roca y disfrutando de un café, María Gladis la esposa del emblemático futbolista el «Nene» Travecino, recordó junto a sus hijas Brenda, Cintia, Mariángel las anécdotas de aquel personaje del deporte que dejó su huella con su escuelita de fútbol.

En cada rincón de la casa se puede ver al delantero que el 2 de marzo de 1977 le marcó el único gol que se le hizo a la selección Argentina en su paso por el estadio Luis Maiolino, en la previa de la Copa del Mundo de 1978.

Hay cientos de trofeos en la cocina y en cada habitación, botines, camisetas y fotografías. Travecino, que falleció en abril, no fue solo un gran jugador de fútbol . Ángel transmitió valores como el respeto, la generosidad y la alegría que a lo largo de su vida lo caracterizaron y marcaron a quienes inspiró.

Al mismo tiempo que sucedía la crisis en 2001, el jugador que había perdido su trabajo pensó en qué podía hacer para mantener a su familia, entre lo que sabía y lo que le gustaba. Decidió formarse como director técnico y tiempo después se lanzó y abrió su escuelita de fútbol denominada «El Nene», en la cual asistieron miles de niños desde entonces.

Ángel sabía que era importante aprender a transmitir sus conocimientos a los niños. Fue así que se instruyó para construir una mejor calidad de enseñanza. «Yo necesito esa parte pedagógica para poder juntar las dos cosas, decía él. En unió su historia como futbolista, junto con el conocimiento para poder estar con niños «, explicó «la negra Bertuzzi», quien fue su esposa durante 48 años.

Travesino tuvo cinco hijos: Lucas, Brenda, Mariangel, Cintia, Maximiliano. «Nosotros transitamos la historia de mi papá desde muy cerca. Gracias a la escuelita nos pudo mandar al colegio, y dar de comer». Su familia lo apoyó.

Valores, respecto y diversión

Cintia, una de ellas, recordó la historia de su padre y tomó un recorte de una nota que le hizo el DIARIO RÍO NEGRO en 2018. » Hay equipos que buscan un nivel competitivo a una edad en la que los chicos deben pensar en otra cosa como divertirse y aprender. Gracias a Dios y mi escuelita encararán valores diferentes. Los chicos juegan al fútbol, pero la finalidad no es sacar jugadores. Me inclino más por el tema de que sean buenos más allá de cómo juegan», citó emocionada.

Las hijas destacaron esto porque muchas veces hay presión sobre los niños cuando practican deporte. Los chicos participaban de competencias, pero Travesino les enseñó a cómo afrontar las derrotas. «Siempre antes de los partidos hacía que todos se saludaran», contó Cintia. Al finalizar el juego, sin importar su resultado, saltaban y festejaban de alegría » el que no baila, no juega», dijo el entrenador, en un video que capturó el momento.

«Siempre los hacía despedirse, se daban la mano y no les permitía insultar. El respeto estaba por delante de todo. Nunca le gustó la rivalidad en nada, ni en sus hijos», explicó.

«El lema de la escuelita no era preparar a un chico para que sea jugador. Primero tenían que ser buenas personas, estudiar, y si después la vida los dejaba que sean buenos jugadores de fútbol, era un mango aparte, no era que la escuela los preparaba para competir y que sean los mejores», indicó la hermana mayor, Brenda.

«Les enseñaba primero los valores, y también reforzaba los ideales que traían de su casa», mencionó.

«Había chicos que iban y le decían: mirá mi hermanito tiene cinco y yo tengo siete. Él les respondía’ bueno quédense los dos a jugar no importa», contó Brenda.

Para Travecino las infancias siempre fueron importantes. «Yo creo que fue la inocencia de los niños, la pureza de los chicos, la falta de maldad. Esas cosas a mi viejo le atraían mucho porque así era su forma de ser . Él por ahí veía violencia y se iba para otro lado, no le gustaba. Una cuando crece empieza a perder esos valores, pero eso es lo que le llamaba la atención a mi viejo», expresó Mariángel.

El entrenador hizo un decálogo donde escribió las reglas que nos niños debían seguir en la cancha. «Defender la camiseta a muerte» y » levantarle el ánimo a mi compañero si no le salen las cosas», eran unas de ellas.

Reglas de juego de Travesino. Foto: Andres Maripe.

Luego de su fallecimiento, los niños decidieron escribir sobre su profe. Por medio de una carta, un alumno recordó que empezó a patear la pelota desde sus cuatro años junto a él. Además resaltó que no solo les enseñaba a jugar, sino también a ser buenas personas.

Carta al «Nene» Travecino.

«Muchos profes de fútbol que hoy pasan por acá y que papá les aconsejó están siguiendo esa forma. Yo creo que hoy las escuelitas de Roca están impregnadas de eso. En el mundialito del verano pude ver chicos que se divirtieron, más que competir. No importa que jueguen mal, sino que todos puedan participar», reconoció Cintia.

Siempre alegre

Durante una pausa, sus hijas recolectaron todo el material que había guardado su padre. Hay planificaciones de las jugadas en un cuaderno, que escribió con lapicera azul. Con el tiempo fue adquiriendo las herramientas de la tecnología y empezó a hacer dibujos, los cuales imprimía para los niños. También, sobre la mesa, resaltan las notas de diarios, algunas más blancas y otras más amarillas. Él «siempre fue una estrella». Se ven fotografías de él jugando, como también con los equipos de los diferentes niños que pasaron por el club.

Cintia mira con atención y levanta su cabeza con los ojos llorosos. «Él era super alegre, cualquier cosa mala que pasaba, él le buscaba el lado positivo. No te iba a dejar caer nunca. Para mí esto es re importante porque nos falta a todos «.

Ángel tenía muchas frases. «Más se gana con un beso que con una cachetada«, era una de ellas.

En cada foto y video se lo ve sonriendo. «Siempre estaba bailando y riéndose», señaló Cintia.

Se gana con un beso que con una cachetada

«Nene» Travesino

«Nene Travesino va haber uno solo, yo no creo que haya gente que haga lo que el pudo hacer. Con ese amor y la dedicación», dijo su esposa.

Un velorio diferente

«Yo creo que fue el primer velorio al que fui que se parecía más a una fiesta, porque atravesaba muchas generaciones y había gran cantidad de gente, desde nenes chiquititos hasta personas que entraban con un bastón. Se vivió como un aire de amistad. Había gente acordándose de historias, otras se abrazaban, y algunas se reencontraron. Hasta eso logró. Con el aplauso de la despedida nos emocionamos porque para nosotros fue una pérdida tremenda», recordó Cintia.

«Y un poco la escuela, o el cierre de la escuela, se da en ese marco, ¿no? De poder seguir y que se mantenga el nombre de mi papá. Que no se desvirtúe lo que él hizo con tanto esfuerzo«, acordó la familia.

«Más allá de toda la carrera futbolística de mi papá, que no es poca, evidentemente su objetivo era dejar esta semilla, esta huella. Antes se veía mucha rivalidad, muchos chicos enojados, tristes o frustrados y ahora veo que se divierten», expresó Mariángel.

«Es producto del trabajo que hizo mi viejo y en 22 años se ven los cambios en otras escuelas. Yo creo que él está en paz porque está logrado lo que él quería dejar, que eran valores dentro de su escuela y para las siguientes generaciones, con el deporte y la vida misma», cerró la hija menor de Ángel.

La escuelita «El Nene», que actualmente tiene 130 alumnos cerrará sus puertas el 5 de julio, pero la esencia de Travecino nunca se apagará.


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