Viaje en el que se enamoró de la Patagonia

Fue uno de los pioneros de los vuelos postales internacionales

SAN ANTONIO OESTE .- Más allá de ser un reconocido escritor, Antoine de Saint-Exupéry fue uno de los pioneros de los vuelos postales internacionales. Es que culminada la primera guerra mundial los aviones que ya no se utilizaban despertaron el interés comercial de un industrial francés que pensó trocar el correo, hasta entonces marítimo, en aéreo. Debido a esto, cuándo esa firma (la “Compagnie Générale Aéropostale”) se instaló en Buenos Aires junto con los pilotos Jean Mermoz y Henri Guillaumet (dos de sus grandes amigos) Saint Ex fue nombrado inspector de la zona en el continente americano, y residió en el país de 1929 hasta los inicios de 1931, cerca de un año y medio. Al llegar, en octubre del 29’, se instaló en el sexto piso de la galería Güemes, en Florida 165, en pleno centro de la ciudad. Durante su estadía escribió la ya citada “Vuelo nocturno”, que fue publicada en 1932 (en “Tierra de hombres”, de 1939, también ubica dos de sus capítulos en Argentina). En noviembre, inició los viajes hacia la Patagonia, ya que su misión era desarrollar la red de rutas. Para ello estableció una serie de nuevas pistas aéreas en lugares como Bahía Blanca, Comodoro Rivadavia, Trelew y San Julián, y voló hasta Río Gallegos, en Tierra del Fuego, dónde forjó la pista aérea más austral en su época. Sin embargo, aunque quería extender la línea hasta Punta Arenas, las autoridades chilenas no lo autorizaron. La “línea” se iniciaba en París, se hacían al menos diez escalas siguiendo la ruta de España, Marruecos, Congo Belga y Senegal hasta Dakar y de allí a Natal, en Brasil, luego Río de Janeiro, Santos, Río Grande Do Soul y, ya en Buenos Aires, General Pacheco.


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