Yamila, la enfermera de Río Negro que abriga a bebés prematuros del país con su solidaridad

Egresó en la Universidad del Comahue. Por vocación, creó un emprendimiento de ropa especial para bebés de bajo peso. Trabaja en la Neonatología del Hospital Posadas de Buenos Aires y dona gorritos en miniatura hechos con sus manos.

“Aún me sigo emocionando con cada parto, con cada nacimiento”, cuenta la enfermera rionegrina Yamila Mariel Bonifacio. Los recién nacidos son un motor que la impulsa y que la lleva a desafíar los límites de la propia disciplina, por amor y compromiso con la salud de los bebés.   

Ella tiene 35 años, es especialista en enfermería neonatal y dueña de un emprendimiento de ropa para prematuros que surgió como solución a una carencia, pero también como un homenaje a los pequeños héroes que la inspiran todos los días. 

“Una vez que conocí la Neonatología, no quise volver a ver otro tipo de paciente más que el neonato”, comenta.  “Es el comienzo de la vida y son momentos muy lindos, como también hay que saber acompañar en los momentos que no”, explica Yamila. 

La enfermera es oriunda de Viedma, se graduó en la Universidad Nacional del Comahue, pero su sed de seguir perfeccionando su carrera la llevó a mudarse a Buenos Aires donde cursó la licenciatura y luego se especializó. Ahora trabaja en la Neonatología del Hospital Posadas donde es también la coordinadora del Centro de Lactancia.  

Ama ayudar a las familias y sobre todo a las mamás en el comienzo de la lactancia. “A veces los bebés pasan mucho tiempo internados y sostener la lactancia cuando un bebé no succiona, es un desafío. Estar al lado de esa familia ayudando es algo que me apasiona e intento llevar a cabo día a día”, cuenta.

Una misión en grande: abrigar en miniatura


Su experiencia entre incubadoras y pacientes, la llevó a conocer de cerca las necesidades de la prematurez. “Empecé a observar que es muy difícil conseguir talla pequeña que sea cómoda y segura para la piel de los bebés. Muchas veces la familia no consigue y utiliza prendas de bebés recién nacidos, con lo cual para un bebé de un kilo es enorme”, dice.

Sumado a eso, la ropa que había en el mercado era costosa y por esas razones, decidió tomar el problema en sus manos. Hizo un curso de moldería y confección con una sola misión: abrigar a los bebés prematuros a su propia medida.

Empezó con retazos de ropa que tenía en su casa. «Así hice las primeras ropitas para llevar a mi hospital y regalarlas. Mis pacientitos eran, afortunadamente, los que iban probando las primeras prendas. Y a prueba y error fui mejorando”, cuenta. 

Este es el origen de su marca “Olly Baby Prematuros”. El emprendimiento fue creciendo día a día. Ella empezó con una máquina de coser familiar en su casa, pero con el tiempo pudo invertir y adquirió máquinas industriales para confeccionar en cantidad y perfeccionar las terminaciones. “Mi marido es quien me ayuda a cortar las telas y es todo un emprendimiento familiar”, admite.

Logró diseñar un body especial confeccionado en una sola pieza, sin costuras laterales, con broches en hombros y zona del pañal que permiten una apertura total. Esta prenda se adapta a bebés conectados a sondas o cables.

Después me di cuenta del impacto positivo que genera a una familia ver a un bebé vestido, aunque sea con un gorrito. No es lo mismo ver a un bebé solo con pañales en una incubadora, donde está intervenido por sondas, por cables, por sensores”, afirma. Los padres se alegraban y les daba esperanza en el día a día. “(Para ellos) era como ver el bebé que idealizaban de alguna manera. Eso fue lo que me impulsó a hacerlo”, sostiene Yamila. 

Solidaridad sin límites: gorritos para prematuros del país


Su propósito siempre fue que las prendas sean accesibles para que todos los prematuros que estén en condiciones de vestirse tengan posibilidades. “Que pueden conseguir ropita de algodón, hermosos diseños, tallas acordes y que puedan comprarlo”, recalca. 

Por ese motivo, surgió en paralelo una campaña solidaria que da vueltas por el país por tercer año consecutivo. La marca impulsa la donación de gorritos para bebés pretérmino en los hospitales y clínicas. Con cada compra, los clientes colaboran con esta acción que se concreta en cada Navidad y Día de las Infancias.  

Este 2025 batió un récord: envió más de 1.000 gorritos a las provincias del interior, de norte a sur del país. A través de un formulario de Google, las instituciones pueden solicitarlos sin costo y coordinar el envío. “Eso es algo que nos llena de felicidad”, celebra la emprendedora.

La mejor experiencia es verlos crecer


Sus mejores recuerdos son los reencuentros con los “ex pacientitos”, sus familias y verlos crecer luego de superar la internación. “Ese bebé que ya es un nene que camina, que corre, que habla, que va a la escuela”, dice.

“La experiencia más linda es que la familia todavía se acuerde de las frases que les dijiste o del cuidado que le brindaste”, asegura. 

Yamila también cuida y atesora a su propia familia. Después de casi diez años junto a su pareja, se casaron en Buenos Aires y tienen dos hijas de siete y dos años. Para ella, volver a su provincia natal es una puerta que nunca se cierra, mientras tanto todas las vacaciones son visita obligada a la costanera del río Negro. 


“Aún me sigo emocionando con cada parto, con cada nacimiento”, cuenta la enfermera rionegrina Yamila Mariel Bonifacio. Los recién nacidos son un motor que la impulsa y que la lleva a desafíar los límites de la propia disciplina, por amor y compromiso con la salud de los bebés.   

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