Sólo uno de los imputados declaró en la jornada inicial

Se inició ayer el segundo juicio por el intento de robo a un comerciante y que terminó con uno de los asaltantes abatido.

Causa Dato

Sólo uno de los imputados declaró ayer ante el Tribunal y se despegó de los restantes. Fernando Bustos negó haber participado en el intento de asalto a mano armada contra el comerciante viedmense Sergio Dato.

Aseguró que no conocía a Damián Salvo -el joven que murió en esa oportunidad y que formaba parte del grupo de asaltantes- y que a Jorge Luis Estevanacio lo conoció horas antes del hecho en una cancha en la que jugaron al fútbol y tomaron cervezas. Aclaró que no eran amigos como tampoco de Nicolás Quinteros ni de David Belmar. Estos últimos imputados no declararon ante los juces de juicio Ariel Gallinger, María Luján Ignazi y Rolando Gaitán.

Los cuatro imputados -Estevanacio, Quinteros, Bustos y Belmar- llegan a juicio procesados por el delito “homicidio en ocasión de robo”, teniendo en cuenta que si bien Dato pudo escapar de la balacera huyendo en su camioneta, una de esas balas, impactó en la cabeza de uno de los asaltantes, Damián Salvo, provocándole la muerte aquella madrugada del seis de mayo de 2013.

Por segunda vez comenzó ayer el juicio por este hecho del que resultó víctima el comerciante de esta capital, Sergio Dato, quien falleció hace dos meses producto de padecer una grave enfermedad.

Según lo que se pudo establecer en la investigación, el hecho ocurrió frente al domicilio particular del comerciante en el residencial barrio Don Bosco, cuando Dato intentó estacionar su camioneta. Al advertir la presencia de varios hombres que descendían de un auto a metros suyo optó por darse a la fuga marcha atrás para evitar que los desconocidos ingresaran a su vivienda, donde dormía su familia.

Una lluvia de balas trató de hacer blanco en el hombre quien al huir salvó milagrosamente su vida.

Varios balazos dejaron huellas en la chapa y los vidrios del vehículo, mientras que un joven del grupo de delincuentes murió al ser alcanzado por un proyectil en su cabeza.

El primer juicio se realizó en marzo pasado pero apenas comenzó fue suspendido para luego ser anulado ante la necesidad de reemplazar al presidente del Tribunal, entonces, el camarista penal Juan Bernardi.

En este segundo juicio, volvieron a declarar como testigos el padre del joven fallecido y la viuda, madre de sus dos hijitos, quienes coincidieron que se enteraron de lo sucedido cuando Salvo ingresó mortalmente herido al hospital.

También fueron escuchados los dos enfermeros que atendieron a Salvo cuando fue llevado al Zatti por sus amigos. Ramón Lucero y Oscar Supiciche coincidieron en recordar los gritos y fuertes golpes en la puerta de la guardia por el lugar donde ingresan las ambulancias. Ambos corrieron a atender y se encontraron con dos hombres que pedían ayuda y uno que se encontraba herido tirado en el piso entre los asientos delanteros y traseros del auto que lo había trasladado al hospital. Lucero relató que fue el primero en llegar para retirar al herido y que mientras lo hacía otro hombre que estaba sentado en el asiento trasero le apoyó un arma en la cabeza mientras le advertía “apurate, apurate o te gatillo”. Los enfermeros no recordaron haber reparado en las características físicas de quienes pidieron la ayuda pateando la puerta de la guardia hasta romperla ni la marca del auto, por un lado por la prioridad de atender al paciente y por el otro por la oscuridad reinante.

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