Sueldos, economía y el rol del Estado


De los 90.978 personas percibirán el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), 58.965 son trabajadores informales que no pudieron seguir sus actividades.


Podríamos acordar que la declaración de una pandemia funciona como una alerta. Es como un aviso de una probable catástrofe, inicialmente sanitaria, que moviliza hasta la última fibra de las sociedades. Las reacciones que vemos pueden colocarse en un amplio abanico de expresiones que llegan hasta las apreciaciones más miserables. Pero en todos los casos hay un común denominador: queda al desnudo aquello que permanecía bajo superficie.

Esta semana se conoció que en la provincia de Neuquén 90.978 personas percibirán el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE). Este apoyo económico, vía la Anses, no tiene una gran conceptualización en la opinión pública porque se ha conseguido instalar como un subsidio a personas que no realizan esfuerzos, solo para citar a aquellos que evitan la discriminación directa.

Sin embargo, según datos oficiales del total de beneficiarios, de un monto de 10.000 pesos mensuales, unos 25.858 se encuentran dentro de los planes Asignación Universal por Hijo (AUH) o la Asignación por Embarazo (AUE). En tanto, los 65.120 restantes se dividen en tres categorías: monotributistas, personal de casas particulares y trabajadores informales.

El dato resulta paradójicamente brillante por la opacidad social que devela. Si se desagrega la segunda de las cifras publicadas se obtiene, además, que 58.965 son las personas que no tienen seguridad social porque pertenecen a la categoría analítica de la “informalidad”. Este grupo contiene a los que hacen changas pero centralmente a los obreros de la construcción y a las trabajadoras domésticas.

De acuerdo a los últimos datos oficiales disponibles, Neuquén tiene alrededor de 130.000 empleos registrados y 55.000 puestos estatales en la administración provincial.


El intendente Mariano Gaido se diferenció el gobernador, Omar Gutiérrez, al reducir los sueldos de la planta política y depositar los salarios con aumento.


El sector empleador más extendido es el comercio, incluso dejando atrás al petrolero, ambos con realidades diferenciadas pero vinculados en la dinámica del consumo provincial, por lo que el ánimo de uno influye en el otro. Por eso todavía resuena la frase de un gremialista estatal, que enervó a la mayoría del sector privado: el motor del consumo son los sueldos estatales.

El gobierno confirmó ayer, tras las fracasadas negociaciones del ministro de Economía Guillermo Pons, que no cumplirá con el pago del aumento pactado en febrero. En cambio el intendente Mariano Gaido se diferenció del gobernador Omar Gutiérrez, sin cortocircuitos, aseguraron, al reducir los sueldos de la planta política y depositar así, apoyado en otras medidas recaudatorias, los salarios municipales con el incremento pactado.

El acuerdo provincial, que renovó los ajustes salariales por inflación, algo con lo que Ejecutivo coqueteó discontinuar para luego acceder sin contrapuntos al pedido gremial, finalmente quedó pospuesto.

Serán unos 500 millones de pesos menos mensuales que no estarán en la calle y contó, por esta vez, con el visto bueno de los gremios que comprendieron el estado de situación.

Sin embargo, el acelerado estado de crisis de las cuentas provinciales por la pandemia, que fue comprendido por los gremios, no alcanza para ocultar el vacío de razones que tuvo sostener aquel acuerdo por inflación cuando, por ejemplo, Vaca Muerta llevaba al menos seis meses de crisis.

Pero tampoco justifica el pedido, de un recorte a la masa estatal, por parte de algunos sectores privados argumentando que ellos ya implementaron ese esfuerzo. El pedido sencillamente es difícil de entender porque aún con los problemas de recaudación del Estado, no solo el provincial, parece ser la primera crisis en la que las administraciones públicas se muestran más estables que el sector privado.

Quedará para otro análisis entender cómo llegó uno y otro sector a construir su “espalda” en los últimos años y también qué están mostrando y qué están guardando cada uno. Por el momento queda claro que el dinero en la calle, que son los salarios que van a consumo, es lo único que por ahora mueve lo que queda de la economía que conocemos.


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