Tenemos más áreas protegidas pero menos biodiversidad

Norberto Ovando *


En un futuro incierto, las áreas protegidas y conservadas deben ser reconocidas como el principal mecanismo de conservación de la naturaleza y de los servicios ecosistémicos


El informe Planeta Protegido de la ONU reveló que a pesar de haber logrado proteger y desarrollar más áreas naturales, seguimos perdiendo biodiversidad en todo el mundo.

La reciente publicación de la edición 2020 del informe Planeta Protegido ofrece nuevas metas globales en torno a la naturaleza de cara al Marco Mundial de la Diversidad Biológica posterior al 2020.

En el documento se describe un gran progreso desde 2010, con 22,5 millones de km2 (16,64%) de ecosistemas terrestres y aguas continentales y 28,1 millones de km2 (7,74%) de aguas costeras y el océano dentro de áreas protegidas y conservadas documentadas, un aumento de más de 21 millones de km2 (42% de la cobertura actual) desde 2010 y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza reconoce este enorme progreso logrado, en particular en la última década, con una proporción cada vez mayor del globo cubierta por áreas protegidas

Sin embargo, un tercio de las Áreas Clave para la Biodiversidad carecen de cobertura y menos de 8% de la tierra está protegida y conectada a la vez.

Al proteger áreas intactas y restaurar ecosistemas degradados, los países pueden crear una red que ayude a detener y revertir la pérdida de biodiversidad, mantenga los servicios ecosistémicos esenciales, apoye a la sociedad para enfrentar y adaptarse al cambio climático y reduzca el riesgo de futuras pandemias.

Las áreas protegidas y conservadas deben estar mejor conectadas entre sí, implementando corredores biológicos o de conservación desarrollados a través de acuerdos entre países o jurisdicciones para permitir que las especies se muevan y los procesos ecológicos funcionen; al tiempo que, hace falta garantizar que las áreas circundantes se gestionen adecuadamente para mantener los valores de la biodiversidad.

Este informe que reúne las voces de 58 autores de más de 40 organizaciones entre Gobiernos, Instituciones Académicas, ONG Nacionales e Internacionales y Agencias de Cooperación Internacional, analiza el progreso en el cumplimiento de los componentes de la Meta 11 de Aichi del Convenio sobre la Diversidad Biológica, en 51 países, islas y territorios de Latinoamérica y el Caribe.

Con más de 8,8 millones de km2 en áreas protegidas terrestres y marinas, Latinoamérica y el Caribe (LAC) es la región más protegida del mundo, en cobertura terrestre (sin considerar la región polar). Esta cifra equivale a un 21,4% del área total protegida por LAC (el 24% de las zonas terrestres y el 19% de las zonas marinas y costeras), una cobertura mayor que la superficie total de Brasil o a la suma de los territorios continentales de Argentina, México, Perú, Colombia, Bolivia y Paraguay.

En LAC se han identificado un total de 2300 Áreas Clave para la Biodiversidad (Key Biodivérsity Areas) que cubren más de 3,2 millones de km2. El 21,2% de estas áreas se encuentran cubiertas por áreas protegidas, que representan el 56,2% de la superficie total en la región. Por otro lado, el 43,8% de las áreas no tiene ningún grado de protección bajo la figura de áreas protegidas.

A pesar del gran esfuerzo por cumplir el componente de cobertura de la Meta 11 de Aichi, (Meta 11: Para 2020, al menos el 17% de las zonas terrestres y de las aguas interiores y el 10% de las zonas marinas y costeras, se habrán conservado por medio de sistemas de áreas protegidas administradas…), la protección no es representativa, en términos de biodiversidad ecológica, a distintas escalas de análisis.

Sólo la mitad de los biomas presentes en LAC alcanzan o superan el 17% de protección. Algunos biomas, tales como el bosque y el matorral mediterráneo o las praderas y sabanas templadas, están particularmente subrepresentados en la región. En LAC están el 24% de las ecorregiones terrestres y el 19% de las ecorregiones marinas del mundo, por lo que se sugiere evaluar la representatividad de su región protegida, en cuanto al estado de protección de las especies y endemismos regionales.

Las restricciones por Covid-19 y la posterior “nueva normalidad”, ponen de relieve la importancia de los espacios protegidos para lo cual debemos construir un Planeta más sólido, verde, resistente y sostenible, respetando las áreas naturales protegidas y creando muchas más.

Las condiciones propicias para que los sistemas nacionales de áreas protegidas puedan aumentarse se deben contar con planes y políticas integradas, con institucionalidad sólida; con personal idóneo y estable; mejorar la seguridad del personal en el territorio; incrementar los recursos financieros hacia los sistemas nacionales de áreas protegidas para lograr la conservación efectiva del patrimonio natural-cultural.

La naturaleza nos enseña que adaptarnos no es una opción, sino una necesidad.

* Presidente Asociación Amigos de los Parques Nacionales (AAPN)


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