¿Tenemos más pesadillas?

En este tiempo, son muchos los que han tenido sueños más perturbadores y más vívidos. Los expertos analizan si eso se debe a la crisis que provocó la pandemia o al modo en que dormimos. Además, cómo tener un descanso más profundo y mejor.

Un enjambre de abejas te persigue. Monstruos invisibles atacan a los miembros de tu familia. Eres el elegido para vivir en una colonia individual en Marte. Tienes que impartir clase en la casa de cada uno de los compañeros de tu hijo. ¿Será tu imaginación o acaso tus sueños son cada vez más extraños, vívidos, frecuentes y quizás horribles desde que empezó la pandemia?

Desde que comenzó el aislamiento, mucha gente manifiesta tener un mayor número de pesadillas.


La otra noche soñé que sobrevolaba por varios monumentos famosos, antes de que el avión se estrellara en picada en el suelo. Fue una manera brutal de despertar que le dio un giro sombrío a mi día. Mi hija también se levanta perturbada por sus sueños (un toro la atacó y estuvo en una balacera y una explosión, todo en una noche). Según los testimonios de las redes sociales y los medios de comunicación, se trata de un fenómeno muy extendido.

Consulté a tres expertos para saber qué está sucediendo. ¿Acaso el COVID-19 ha alterado nuestros sueños? ¿Por qué? ¿Y qué podemos hacer al respecto?


El coronavirus sacude nuestro inconsciente



“Ahora mismo hay un repunte en los sueños cotidianos, lo que sucede siempre después de cualquier crisis”, dice Deirdre Barrett, investigadora de los sueños y profesora adjunta de psicología en la Universidad de Harvard. Está recopilando sueños relacionados con la pandemia, incluyendo los ejemplos mencionados al inicio de este artículo. También ha estudiado los sueños de los sobrevivientes al ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001, así como los de los prisioneros británicos de la Segunda Guerra Mundial. Una crisis como la presente “agita nuestros sueños”, ya sea que experimentemos sueños más vívidos, más emotivos o extraños.


Después de escuchar varios reportes informales sobre cómo la pandemia afecta los sueños, Barrett, autora del libro “The Committee of Sleep”, decidió explorar con mayor formalidad lo que está sucediendo. Para cumplir este objetivo, creó una encuesta online donde la gente puede registrar los sueños vinculados con la pandemia:, hasta el momento unos 2.800 encuestados han registrado cerca de 7.000 sueños.

Aunque el análisis formal vendrá más tarde, Barrett ya tiene una idea de las tendencias. “Hay sueños de ansiedad del tipo ‘estoy contagiado’”, cuenta. Esos sueños pueden distar mucho de la realidad, por ejemplo, tener rayas azules en el estómago como síntoma.

“También hay muchos sueños metafóricos”, añade. Una categoría importante es la de los sueños que involucran ataques de insectos, en donde los insectos sustituyen al virus. Hay muchos monstruos invisibles, lo que refleja el hecho de que el virus es invisible. Las personas que se sienten solas pueden soñar que están en Marte o en la cárcel, mientras que quienes se sienten con mucha compañía en casa pueden soñar que toda la colonia se ha mudado con ellos.

Barrett no es la única investigadora que ha identificado que los sueños durante la pandemia son distintos. Erin Wamsley, profesora adjunta de psicología en la Universidad Furman e investigadora titular del Laboratorio del Sueño de esta institución, dice: “En definitiva, la gente comenta que está teniendo sueños más vívidos”.

Recordamos más los sueños angustiantes porque nos despertamos más veces a la noche, como consecuencia de la pandemia y la alteración de nuestros ritmos de vida.


Y el fenómeno se extiende más allá de los Estados Unidos. Julie Carrier, profesora de psicología en la Universidad de Montreal y directora científica de Sleep on It Canada y Canadian Sleep and Circadian Network (Red Canadiense del Sueño y el Ritmo Circadiano), también lo ha identificado.

Sin embargo, el hecho de que se hable más de los sueños no significa que soñemos más a causa de la pandemia. Es probable que solo recordemos más a causa de la pandemia.

“No se conoce ningún correlato cerebral de los sueños”, dice Wamsley. Debido a que los sueños pueden ocurrir en cualquier momento mientras dormimos, “la única manera que tenemos de saber si alguien sueña o no, la intensidad de su sueño y lo que sueña, es el reporte verbal de lo que recuerda”.

Si la gente está recordando más sus sueños, la clave podría estar en sus hábitos de sueño. “Los horarios han cambiado, de modo que la gente duerme hasta tarde durante la mañana, pero también despierta más durante la noche”, asegura Wamsley.

El recuerdo de los sueños es fugaz. Cuantas más veces te despiertas, más chances hay de guardar ese sueño en la memoria”.

Erin Wamsley, investigadora del Laboratorio del Sueño.


Wamsley explica que, a medida que la noche avanza y se hace de día, la corteza cerebral aumenta su actividad y ocasiona que los sueños sean más vívidos, lo que incrementa la capacidad para recordar. También es cierto que pasamos cada vez más tiempo en el sueño de movimientos oculares rápidos (MOR). Cuando despiertas de esta etapa es más probable que recuerdes un sueño.

Barrett también detalla que la última cuarta parte del descanso proporciona cerca de la mitad del tiempo en el que se sueña, al igual que “los sueños más vívidos”. Y como es probable que no tengamos una rutina tan ocupada como las que solíamos tener antes de la pandemia, la posibilidad de que nos aferremos a esos sueños es mayor.

Ahora, contemplemos el descanso interrumpido, que podría ser el resultado de mayor ansiedad. “El recuerdo de los sueños es fugaz. Cuantas más veces te despiertas, más oportunidades tienes de guardar ese sueño en la memoria. Mientras que si permaneces dormido, el recuerdo se desvanece”, explica Wamsley.

Pero si los sueños son una fuente de molestia, entonces no importa si sueñas más o solo recuerdas mejor los sueños. Aquí algunos consejos para evitar las pesadillas, o para olvidarlas.


1 – Un sueño más profundo ayudará



El primer paso es tratar de mejorar la calidad del descanso. Aunque ya no sigas tu antiguo horario para dormir, intenta regular el nuevo horario para que “el cerebro y el reloj biológico puedan predecir cuándo es el momento de estar despierto y cuando es hora de dormir”, recomienda Carrier. También hay que tener cuidado con el consumo de alcohol, ya que puede dejarte inconsciente más rápido pero perjudicar el descanso nocturno. Si es que vas a beber, Carrier recomienda un poco de vino por la tarde en lugar de una copa antes de dormir. Otros consejos de Sleep on It Canada incluyen no usar dispositivos electrónicos en el dormitorio, exponerse a la luz del día y evitar estimulantes como el café, sobre todo ya entrado el día.

La meditación, la respiración profunda, ayudan a dormir mejor.


“Hacer mucho ejercicio es bueno para dormir, pero no cerca de la hora de acostarse”, añade Barrett. Por la noche, es buena idea concentrarse en relajar los músculos y facilitar la respiración. “En esencia, muchas de las cosas que te ayudan a estar menos ansioso durante el día”, como la meditación, la respiración profunda o un masaje, “te ayudarán a dormir mejor si los haces cerca de la hora de acostarse”, afirma.

Y no olvidemos a los niños. Puedes ayudarlos a que duerman mejor haciendo cosas como crear un lugar acogedor para ellos e implementar una rutina relajante.


2 – Mejorar el sueño



Si aún te asaltan sueños desagradables, Barrett sugiere que al despertar redirijas tu atención hacía “algo bueno que harás durante el día, algo que quieras hacer con anticipación”.

Wamsley y Carrier sugieren reescribir el sueño. “Intenta cambiar o terminar tus sueños de forma positiva”, dice Carrier. Ya sea en tu mente o en una hoja de papel (una buena técnica para los niños), desarma el sueño y resuelve el problema, derrota al monstruo o supera la ansiedad. “Ensayar la pesadilla mientras estás despierto podría ocasionar un resultado más positivo la próxima vez que tengas el mismo sueño”, confirma Wamsley.


3 – Aprendé sobre ti mismo



También podrías considerar tus sueños como ventanas hacia el inconsciente. “Lo que soñamos son trozos y piezas de experiencias recientes conectadas con otras experiencias y recuerdos remotos”, dice Wamsley. Mientras que la función exacta de los sueños se desconoce, dice, la hipótesis principal de su laboratorio es que ayudan a fortalecer y estabilizar los recuerdos.


A menudo, esa mezcla de experiencias es más negativa que positiva, dice Carrier, y “eso es quizás aún más cierto durante la crisis del COVID-19”. Si tienes estrés o ansiedad, incluso si no eres muy consciente de ello, estos estados de ánimo se pueden filtrar en tus sueños. El hecho de tener pesadillas desagradable es un mensaje sobre el estado mental que tenemos durante el día”.

Barrett anima a la gente a estar abierta a la posibilidad de que sus pesadillas sean sintomáticas y que apuntan a preocupaciones no reconocidas. “Una vez que entiendas algo en un nivel consciente, la emoción suele ceder”, asegura.


4 – Escribí tu propio guión



En lugar de lidiar con las secuelas de tus pesadillas, podrías intentar crear sueños más agradables. Mientras te quedas dormido, “inventa algo que de verdad te entusiasme”, aconseja Barrett.

En un estudio que realizó con 76 estudiantes universitarios, la mitad fue capaz de influir en sus sueños con este método. Decidí probar su técnica. Mientras me quedaba dormido una noche, pensé en una escena muy romántica de un programa de Netflix. Anoté mis sueños cada vez que me despertaba para ir al baño o para sacar al gato de mi cuarto. Parecían normales hasta mi última ronda de sueño. De repente era la protagonista a quien el protagonista adoraba. Fue una manera más dulce de empezar mi día que caer en picada a bordo de un avión.

Por Galadriel Watson (Washington Post)

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