Tres procesados por alevoso crimen en Cipolletti

A Nicolás Goncálvez lo dejaron irreconocible en el predio del ferrocarril. Un joven de 19 años y dos menores de edad quedaron seriamente implicados. El mayor, con preventiva.

CIPOLLETTI

El juez Gustavo Herrera dictó el procesamiento por «homicidio con ensañamiento» contra los tres jóvenes acusados de asesinar a Nicolás Gonzálvez en el predio del ferrocarril.

A la víctima le dieron tantos golpes que la dejaron prácticamente irreconocible. Al mayor de los imputados, que tiene 19 años y fue identificado como Jorge Antonio Argüello, el juez le impuso la prisión preventiva, mientras que los otros dos adolescentes, de 16 y 17 años, seguirán internados en un organismo del gobierno provincial.

El brutal crimen de Nicolás, que tenía 25 años, ocurrió en la madrugada del sábado 11 de abril en Cipolletti y el caso pudo resolverse en menos de 24 horas porque en medio de la agresión uno de los atacantes también resultó herido con un vidrio y tuvo un profuso sangrado. La policía siguió las manchas de sangre hasta el hospital. Los imputados se habían atendido en la guardia y quedaron registrados en una cámara de seguridad. Ese mismo sábado, por la tarde, los detuvieron en la plaza del barrio Don Bosco. También realizaron allanamientos y en uno de sus domicilios estaban las zapatillas de la víctima.

El viernes el juez Herrera procesó a los tres imputados como presuntos coautores del delito de «homicidio agravado por ensañamiento», que se castiga con prisión perpetua.

De acuerdo a cómo quedó configurado el hecho, Nicolás estuvo bebiendo con los tres muchachos esa madrugada, cerca del centro cultural El Andén. Allí hubo una discusión y primero la víctima le habría pegado a uno de los menores. Después Nicolás corrió en dirección a la Casa de la Música pero le dieron un botellazo en la cabeza y lo dejaron inconsciente.

Con los pedazos de vidrio lo cortaron y además lo golpearon con un ladrillo hasta hundirle el cráneo. Nicolás, padre de dos niños, también fue rociado con nafta, lo prendieron fuego y después lo ahogaron en una especie de aljibe. Allí encontrado muerto y prácticamente irreconocible.

Liana Arcieri, la mamá de Nicolás, se constituyó en querellante y solicitó la reconstrucción del crimen, donde declararon también el testigo que halló el cuerpo y un transeúnte que observó la agresión.


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