Tres senderos ideales del otoño en Villa La Angostura

Para maravillarse con los espectaculares escenarios cordilleranos recorré los caminos hacia Mirador del Belvedere, el Cajón Negro y la Cruz del Correntoso.

SUPLE VOY

Después de un verano sediento que parecía no querer irse, ya comenzó a sentirse el otoño profundo. Las primeras lluvias aportaron al ambiente esa humedad necesaria que nos recuerda que estamos en la cordillera. De a poco, el bosque recupera su aroma típico de hojas y tierra fresca.

Los senderos al Cajón Negro, Mirador Belvedere y la Cruz del Correntoso (o falso filo Belvedere) son una buena opción para una salida de otoño de día entero. Los mencionamos aquí juntos porque parten de una misma senda y se pueden visitar por separado.

El Mirador Belvedere es el paso obligado hacia los otros dos puntos, ya que en un tramo del recorrido sale un sendero hacia el Cajón Negro y otro sigue hacia arriba, hasta la Cruz del Correntoso. Las sendas están perfectamente marcadas con carteles de Parques Nacionales y las clásicas marcas rojas en los árboles que hay que seguir.

El ingreso al sendero principal se encuentra a unos 2 kilómetros del centro de La Angostura.

Tomamos por la Ruta 40 y giramos a la derecha -circulando en dirección a Chile- en la calle Cacique Antriao, la entrada formal de Barrio Norte. Seguimos hasta el fondo y cuando la calle dobla, tomamos hacia la derecha por una calle más angosta que se interna en el bosque. Hay carteles que indican que es territorio de la comunidad Paisil Antriao. Continuamos hasta donde termina la calle. Si se va en vehículo, se deja estacionado allí. Atención: aunque de acuerdo con las autoridades es gratuito hacerlo, eventualmente puede aparecer alguien que intente cobrarle.

Al mirador belvedere

Pasamos una pequeña tranquera peatonal y empezamos a subir. La trepada es zigzagueante en un camino ancho que alguna vez fue vehicular. En un pequeño descanso se abre la senda a la Cascada Inacayal, que también es una buena alternativa y está a unos 40 minutos tranquilos de caminata. Pero si hacemos esa escala, recomendamos prever el tiempo -y la energía- para llegar al Cajón Negro o el filo.

Continuamos subiendo hasta que se abre el Mirador Belvedere, un balcón natural con vista privilegiada al Correntoso, el puente y el lago Nahuel Huapi. La postal es compensatoria a la trepada interminable; es de esas imágenes que buscamos retener en nuestra memoria visual y que veinte años después, si vemos la foto, recordaremos al instante dónde es.

La lenga, que crece en la zona alta de la montaña, comenzó a teñirse de rojo furioso y los amarillos ya destacan en el verde definitivo que ostenta el bosque.

Respiramos, fijamos imagen, reparamos calorías y continuamos por un sendero mucho más angosto y de montaña. La caminata es tranquila pero se sigue subiendo, más suave y más fuerte por momentos, pero cuesta arriba, adentro del bosque.

En medio de una subida prometedora nos topamos con un cartel que indica la bifurcación: hacia arriba al falso filo Belvedere, a la derecha al Cajón Negro.

Al Cajón Negro

La senda comienza en bajada y es un alivio. Imposible en ese punto pensar en cómo habría sido si hubiéramos seguido trepando. La huella se mete en un profundo bosque de lengas y nos encontramos inmersos en un fabuloso valle o Cajón pintado de rojos y ocres. Se puede seguir hasta el fondo del Cajón bordeando un arroyo. Elegimos una pampita abierta, y si el tiempo nos regala un sol otoñal- el lugar es perfecto para reparar energías.

Al falso Filo Belvedere

Cuando decidimos enfrentar el desafío, en vez de doblar hacia el Cajón, seguimos trepando.

Pareciera que la subida es infinita, pero tengan confianza, termina más pronto de lo que pensamos.

Hay que recordar que en algunos momentos, la cabeza es más importante que el músculo o el cansancio acumulado. Suele pasar que cuando pensamos que estamos llegando, al llegar nos damos cuenta que faltaba bastante más y eso puede generar desazón. Pero paciencia. Lo mejor siempre está por venir.

Luego de una última trepada, llegamos a la cima rocosa. En la punta, una gran cruz de madera mira hacia el Correntoso. La vista es increíble: lago Correntoso, al fondo el Nahuel Huapi, a nuestra izquierda los cerros Inacayal, valle del Cajón Negro y cerro Bayo.

El descenso es mucho más ágil, aunque no hay que “gastar” las piernas con el entusiasmo del principio, porque será un largo rato en bajada.

(Agencia Villa La Angostura)

Datos útiles

• Tanto para el falso filo Belvedere como para la caminata al Cajón Negro, hay que llevar algo para comer y agua.

• Se recomienda ingresar al sendero por la mañana, no muy tarde, ya que dependiendo de cada ritmo, se estima un promedio de entre 5 y 7 horas (aquellos que tienen buen estado, pueden hacer el falso filo Belvedere y el Cajón Negro).

• En esta época, llevar varias capas de ropa, abrigo y algo impermeable por si el tiempo desmejora en el transcurso del día.

Otra alternativa

Para aquellos que no quieren caminar tanto, pero ver mucho, los miradores de la Península Quetrihué son una buena opción.

Llegamos al casco histórico de la Villa y entramos al Parque Nacional Arrayanes. Tomamos por la senda que se abre a la derecha y después de varios metros de trepada a modo de escalinata, arribamos a un fantástico balcón de madera apoyado en la roca.

Se abre una espectacular vista al Nahuel Huapi y la isla Fray Menéndez, que en esta época suele exhibir distintos tonos amarillos.


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