Un acuerdo con dudas

Río Negro

ALICIA MILLER amiller@rionegro.com.ar

El gobierno de Saiz sigue navegando entre las aguas cruzadas de una compleja situación política y una relativa calma administrativa, lograda por el auxilio financiero del Estado nacional. En lo político, el oficialismo acaba de anunciar una conducción partidaria unificada, ante el espanto que le preanuncian encuestas que adjudican al justicialismo una intención de voto mayor para la elección de gobernador del año próximo. Lo que no pudo la política lo logró, entonces, la estadística. De la noche a la mañana los ejercicios prácticos de autonomía que ensayó durante el último año el vicegobernador Bautista Mendioroz cedieron ante la evidencia de que ningún dirigente con cargo público se atreverá a desafiar la pérdida de su puesto a cambio de respaldar una cruzada de destino incierto. El modo en que el ministro César Barbeito expulsó de Educación a Liliana Finocchiaro actuó como antídoto y vacuna a la vez. Nadie quiere regresar a casa de ese modo. El gobernador Saiz, el radical que mejor mide en las encuestas, sabe que le están vedadas las puertas hacia una re-reelección por la negativa de propios y extraños a echar mano a una reforma constitucional a su medida. Y el vicegobernador Mendioroz conoce que, sin el aprovechamiento partidario del aparato estatal, tampoco le resultaría fácil ni útil obtener voluntades dispersas. Así, aun con ciertas discrepancias todavía evidentes, lograron evitar la interna para cargos partidarios y se prometieron un acuerdo para dirimir en forma pacífica la elección del candidato a gobernador. Aunque el esquema difiere según quién lo cuente. Para el vice, habrá internas sólo para el máximo cargo. Para el sector de Saiz, la votación será para todos los cargos. En lo único que coinciden ambos sectores es en que la lista de aspirantes a la Legislatura se irá cubriendo “a dedo”, el método que acostumbran usar los partidos desde que se derogó la obligación de realizar elecciones abiertas y simultáneas para todas las candidaturas electivas. En la UCR todos buscan evitar que las diferencias internas conspiren contra las posibilidades electorales. Por ahora sólo el sector de los Orgánicos, que conducen Fernando Chironi y Juan Pablo Álvarez Guerrero, rehúsa ingresar por las “puertas abiertas” que le ofreció el gobernador. “No vamos a participar con una conducción encabezada por quienes fueron responsables de adherir en el 2007 al kirchnerismo”, dijo Chironi. Tampoco comparten que conduzcan el partido –en contra de lo que fija la Carta Orgánica– quienes ocupan los máximos lugares del gobierno provincial. Pese a sus quejas, todo parece indicar que el único lugar que dependerá del voto será la candidatura a gobernador. Cuando eso suceda, el elegido contará con facultades para designar a sus preferidos en cada región para integrar la Convención partidaria, que resolverá luego la integración de las listas de legisladores. Esto implica que quien resulte candidato a gobernador tendrá gran injerencia en las restantes definiciones aun cuando –como Mendioroz– no cuente con una estructura sólida en todas las regiones de la provincia. “Bautista sabe que puede ganarle a Barbeito pero no al gobierno entero, con obras, chequera y todo”, afirma un dirigente de ese sector. Del mismo modo, será difícil que el próximo domingo resulte elegido comisionado de fomento en algún paraje un candidato que no cuente con el aval del gobierno provincial. Aun cuando se trata de una elección menor en la cual el justicialismo eligió no participar, el propio Saiz ha salido por la provincia a inaugurar obras y entregar subsidios. Una buena y una mala para el gobernador Saiz. La buena: en lo que se refiere a la gestión, el acuerdo interno para conformar el Comité Central mostrará pronto sus primeros resultados. Destrabó la autorización parlamentaria para que la provincia se endeude por otros 54 millones de pesos para terminar la central hidroeléctrica de Salto Andersen, una obra que habrá costado seis veces más que su presupuesto original. El jueves las dudas que manifestaba la mayoría del bloque radical se habrán esfumado en el aire y habrá mayoría asegurada. La mala: la incomodidad evidente entre el gobernador y su vice durante la conferencia de prensa con que anunciaron el acuerdo desnudó que no todas las heridas están cerradas en el oficialismo. Para algunos, el cese formal de hostilidades no es más que un cambio de métodos. Y cada grupo buscará que la arquitectura tendiente a confeccionar las listas lo deje en ventaja relativa frente a su opositor interno. Tal vez por eso hay quienes apuestan a despertar de su letargo los análisis para una eventual reforma política, instrumento que suele reflotarse a medida de las necesidades aunque cae después en el olvido. Mientras tanto, el gobierno sigue resistiéndose a generar cambios en la Policía a pesar de que esta semana otro uniformado quedó involucrado en un ilícito. Otra vez, los controles internos no funcionaron, puesto que el suboficial, en lugar de haber sido separado de su función por graves imputaciones, había sido trasladado a un sitio desolado, característica que habría aprovechado en lugar de lamentar. Por otra parte, la presión sindical por incrementos salariales comenzó a crecer en varios sectores del Estado provincial empujada por la difusión del generoso acuerdo suscrito por Sitrajur. El gremio docente ya anticipó su deseo de sentarse a hablar en paritarias. Y el personal administrativo difícilmente se quedará atrás ante la evidencia de que los porcentajes acordados por otros sindicatos los dejan otra vez en desventaja.


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