Un big bang de la cultura

Tres historias, tres sueños que en distintas etapas de concreción muestran uno de los factores más prometedores de Roca y su múltiple oferta educativa en lo artístico para satisfacer las expectativas de chicos provenientes de todos los rincones de Río Negro.

Por Denise González Eguilior
Prensa y Comunicación IUPA

Pensar, soñar, proyectar, hacer. Así empieza la historia de Agustín Vergara Mena, un joven estudiante de Artes Audiovisuales del Instituto Universitario Patagónico de las Artes (IUPA) que hoy cursa su tercer año.


Fanático de la animación, tenía planeado estudiar en esta universidad desde su tercer año de secundaria, mientras vivía en Jacobacci. En aquel momento, Agustín viajó a Roca con su docente Miriam Guzmán y sus compañeros de colegio, y realizaron una visita al IUPA. “Se me despertaron las ideas”, señala Agustín.


La decisión movilizó a toda la familia: Ruperto y Mónica, una pareja de comerciantes, acompañaron el proyecto de su hijo e invirtieron en Roca: compraron una vivienda donde hoy reside el joven.
“Agustín es especial: y no lo digo porque es mi hijo, siempre lo fue”, señala Ruperto.


El hombre relata la historia familiar. A los tres años de Agustín descubrieron que tenía un trastorno del espectro autista, lo que llevó a buscar ayuda especializada. Así se trasladaron de El Maitén a Jacobacci donde el chico finalizó su escuela secundaria. Roca seguía en los planes con el IUPA como meta. Sus hermanos Danilo y Maximiliano estudian y residen en Neuquén.


“Me gusta esta ciudad, la gente es simpática, los comerciantes me saludan bien”, dice Agustín y añade “cuando es lindo día, me gusta caminar por la ciudad, me hace feliz”.

La vida en la universidad trajo nuevas amistades para este jovencito que participa activamente de las redes sociales de la institución. Entre sus vínculos menciona a una amiga estudiante de Danzas Folclóricas, de Maquinchao, a quien acompaña en sus presentaciones .

En su tiempo libre, Agustín cocina: canelones y pastel de choclo son algunos de sus platos gourmet. También es un asiduo participante de los eventos que realiza la universidad, como la muestra de Artes Audiovisuales.


El futuro se ve prometedor. “Quiero trabajar aquí, con los IUPA Toons. Y también armar mi propio estudio de animación, AVM”, asegura.

De la Región Sur

Radicado en Jacobacci desde pequeño, aunque oriundo de El Maitén. Supo del IUPA y se prendió durante una visita a Roca con el colegio secundario.


Pensar, soñar, proyectar, hacer, parte II. Para Germán Apablaza dejar Catriel fue el motivo para reencontrarse con un viejo pero nunca abandonado amor: la batería.


Germán lleva cinco años en Roca desde que llegó para comenzar sus estudios de Percusión en el IUPA.
“Cuando terminé el secundario quería estudiar música. Mi idea era ir a Buenos Aires o a Mendoza. Me comentaron sobre el IUPA y vinimos con mi familia. Me encantó”, sintetiza el estudiante.

Un par de años después, Germán decide abandonar la percusión para retomar batería, un instrumento que había sido su primer contacto musical, durante unas clases particulares en Catriel. Esta posibilidad se abre con la carrera nueva de Música Popular, implementada en el 2017.

La vida universitaria le acercó amigos pero también muchas propuestas laborales y profesionales. “Estoy en Alma Sónica, un proyecto nuevo (del artista, productor y cantante de funk Zezé Nou) y estamos grabando un disco producido por Claudio Herrera. Además participo de Skalofreedom, un banda compuesta por estudiantes de IUPA, con la que hacemos ska y reggae”, puntualiza el estudiante.


En sus ratos libres, participa de la murga Fuerte al Medio. Y junto a conocidos músicos de la zona como Robert García, Pablo de la Fuente, Gustavo Giannini y Diego Coll se sumó a un Tributo a Sumo.
El vínculo con la ciudad se va acentuando. “Me gustó la ciudad, me sentí cómodo. Fui conociendo compañeros, he ido al río, al Valle de la Luna”, comenta.

Mucho de su tránsito está relacionado a la universidad y al universo musical. “Cuando estás acá en IUPA, la energía invita a quedarse”, detalla.


–¿Cuando termines la carrera qué hacés? ¿Volvés a Catriel?
–No sé, ¡que fluya!


Pensar, soñar, proyectar, hacer, parte III. “Yo sabía bien lo que quería hacer pero por cuestiones ajenas a mí no podía estudiar folclore. Cuando terminé el secundario me anoté en la universidad pero en ese momento la carrera era cíclica y tenía que esperar dos años más para iniciarla. Me anoté en otra carrera en otra universidad, fracasé y volví a mis pagos”.


Pero Paula insistió con la danza: volvió a Roca, se inscribió en IUPA y hace poco se recibió de Profesora de Danzas Folclóricas.
“En un principio, mi familia dudó mucho de mi decisión porque pensaban que del arte no iba a poder sustentarme. Aún así pude hacerlo con la gran ayuda de mi hermana y de mi familia”, relata la joven.

Su primer contacto con el arte fue en una escuela municipal de tango, tal vez influenciada por los bisabuelos, siempre vinculados a la danza regional, al teatro y al tango. “Mi papá cantó toda su vida”, añade.


“Me enamoré de esta universidad desde que entré a la zona de la Villa (de las Artes). Lo que más me impactó fue el sonido de los instrumentos de los estudiantes practicando, las voces de las mujeres ensayando y ver a las bailarinas clásicas en los pasillos, elongando para entrar a una clase”, detalla.

“Lo que más me gusta de Roca es que a pesar de ser una ciudad tiene todavía aire a pueblo. Una tranquilidad que no se siente en otras ciudades. Además, sus espacios verdes y el estar tan cuidada la hace un lugar muy bonito para vivir”.


Hoy es la representante argentina de malambo femenino y se prepara para competir en el campeonato nacional que será en octubre en Córdoba.


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