Un hombre mató a dos compañeros de trabajo porque se burlaban de él

Ocurrió en Córdoba. Pidió perdón a través de una carta.

El hombre que mató el lunes a dos compañeros de trabajo e hirió gravemente a otro en una fábrica de hielo en Códoba había dejado una carta en su vivienda antes de cometer los crímenes, donde pedía perdón y anunciaba que le dejaba todos sus bienes a su vecino.

José Gustavo Suárez, de 42 años, acusado por el doble homicidio, dejó escrito en un cuaderno que donaba sus pertenencias a su vecino y que dentro de 20 años, cuando estimaba que saldría de la cárcel, intentaría recuperarlos y luego compraría su propiedad.

Antes de firmar la nota escribió “Perdón”, dijeron fuentes de la investigación, mientras intentan determinar si con ese mensaje Suárez daba pistas de los crímenes que planeaba ejecutar.

El cuaderno fue hallado en la vivienda de Suárez, ubicada en un complejo de departamentos de barrio San Fernando de la ciudad de Córdoba, tras un allanamiento que realizó la policía esta mañana.

El hallazgo fue confirmado por el fiscal Alfredo Villegas, quien aseguró que aunque es “prematuro decir que fue predeterminado, hay algunos elementos que podrían estar informando en ese sentido”.

El lunes, pasadas las 10.20, José Suárez arribó a la fábrica de hielo Polarcito, ubicada en calle Argandoña al 2800 de barrio San Vicente, donde trabajaba hace más de 10 años.

Según testigos, al arribar al lugar hirió a Hugo Herrera, de 60 años y encargado administrativo, en el cuello con una tijera de cortar hielo.

Herrera se hizo el muerto al caer y es el único sobreviviente del ataque, aunque seguía hoy internado en grave estado.

Luego, Suárez le disparó por la espalda a Damián Rojas, de 28 años y operario de la fábrica, tras lo cual le disparó a Ramón Rojas, de 59 años, padre de la primera víctima y también operario de la fábrica.

Los Rojas tenían impactos de bala en sus cabezas.

Fuentes de la investigación recordaron que en la fábrica sólo se encontraban estas cuatro personas, mientras que fue el atacante quien llamó a la policía, confesó el crimen y esperó a los agentes en la vereda.

Cuando los oficiales llegaron al lugar, el hombre entregó su arma, señaló dónde se encontraban los cuerpos y se entregó en forma pacífica.

Hoy, el dueño de la fábrica, Cristóbal Lázaro, confirmó ante la prensa que cinco años atrás Suárez se quejó por las bromas de sus compañeros.

“Le pregunté: ‘¿Qué te pasa’. Y me dijo ‘me siento incómodo, los muchachos me embroman, me cargan’. No me dijo el motivo de las bromas. Yo después les dije a los muchachos que por favor no lo molesten para ninguna cosa”, dijo Lázaro a Canal 12.

Asimismo, recordó: “Hacía como 20 días que yo no iba a la fábrica. Que yo sepa no había ninguna discusión”.

“Nos sentimos muy mal, nunca a pensamos que esto podía pasar. Es un tipo muy callado, abocado a su trabajo y no tenía problemas de ningún tipo, no sé qué le habrá pasado por la cabeza a este muchacho”, indicó Lázaro.

Suárez fue imputado por homicidio reiterado agravado por el uso de arma de fuego y quedó detenido en la Cárcel de Bouwer.

En tanto, el único sobreviviente, Hugo Herrera, fue intervenido en el Hospital de Urgencias y se encuentra estable con pronóstico reservado.

Las fuentes dijeron que tras la declaración de Herrera, Suárez podría ser imputado además por tentativa de homicidio en su contra.

El atacante será sometido la semana próxima a pericias psiquiátricas y psicológicas para determinar su estado mental.

Los investigadores buscan determinar así si el hombre era víctima de mobbing laboral debido a un problema de salud en la próstata y su identidad sexual, aunque desde el entorno de las víctimas descartaron esa posibilidad.


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