Un pedazo de la historia de Patagones al alcance de los vándalos
Es una obra colectiva inaugurada en 2017 en la plaza De las Ánimas, en un sector del Poblado Histórico Nacional.
La incivilidad mancha los sucesos trascendentales de la ciudad maragata, plagada de monumentos históricos. Es que un grupo de artistas reflejó en las paredes del casco tradicional “El sueño de Bartruille”, un mural en homenaje a un pionero al que, desconocidos, destruyen a medida que pasa el tiempo.
La obra estuvo a cargo merced al paciente trabajo de Paula Echarren, Sonia Pezzano y Carlos Leporace. Comenzaron en 2011, trabajaron con denonado esfuerzo, y fue inaugurada en 2017.
Emplearon pastones crudos y cocidos, gres (pasta cerámica) y muchas piezas conformadas por restos de tazas, platos de viejas épocas y maderas encontradas en el río Negro que se ubica a apenas 100 metros de la plaza De las Ánimas, uno de los tantos paseos públicos que posee la ciudad.
La propuesta creativa –como si fuera un monumento más- es inmortalizar la vida de Patagones y Viedma desde su fundación en 1779 y de Bernardo Bartruille, un acaudalado comerciante y propietario de campos que en la actualidad, ambas capitales culturales, están emplazados dentro del ejido urbano.
En el marco de las tareas, los creativos instalaron un balcón con un figura femenina. Ésta representa lo contrario a lo que pretendía Bartruille. Él puso dinero para instalar un oratorio en lo que era el solar de su propiedad, y hoy paseo público.
Al parecer, la iniciativa se desnaturalizó en el tiempo ya que se transformó en una casa de citas, una vez fallecido en 1840, y encima el balcón quedó flojo porque algún irresponsable se colgó de él.
A un sapo construido a la perfección en barro cocido le faltan piezas, y se observa que un vecino tuvo que instalar un peligroso alambrado de púas para evitar que un intruso trepe al mural para introducirse en la casa con fines delictivos.
La intervención comunitaria como parte de la valorización de distintos espacios, atractivos turísticos y recreativos de la ciudad fue inaugurada en 2017.
«Un espacio de recreación histórico y turístico»
«Como parte del poblado histórico de Carmen de Patagones, gracias al trabajo de estos artistas y en el marco del proyecto del mural que va contando la historia de Patagones, se realiza la intervención de la plaza denominada La Cofradía de las Ánimas, con un espacio de recreación histórico y turístico”, explicó el intendente José Luis Zara.
En este sentido, destacó que el mural forma parte del recorrido del Poblado y cuenta una porción de su historia a partir de lo sucedido en este solar llamado actualmente Plaza de las Ánimas.
“La idea es seguir pintando murales como lo dijeron nuestros artistas, con todo lo que tenemos, para que cuando los turistas nos visiten y recorran nuestra ciudad observen la historia plasmada en estas imágenes”, aseveró.
La obra fue realizada en homenaje a Bernardo Bartruille, uno de los vecinos fundadores de la población maragata. El historiador local, Jorge Irusta, remarcó que “la Cofradía de las Ánimas fue creada en el siglo XIX por don Bernardo Bartruille, ferviente cristiano católico y dedicado a realizar obras de caridad y solidarias para la comunidad”.
“El sueño de Bartruille era que la Cofradía estuviera integrada por cófrades ajenos al clero, dedicados a rezar por las almas de los difuntos que estaban en el purgatorio. Así, legó la mayor parte de sus cuantiosos bienes -entre ellos este predio- a la Cofradía de las Ánimas, aunque su voluntad póstuma no llegaría a cumplirse”, argumentó.
Entre la molestia y el dolor
Los artistas recuerdan que antes de su inauguración, el mural debería contar con iluminación. En ese momento se dejó previsto y acordado, junto con el área de Patrimonio y Obras Públicas de la Municipalidad maragata, los sectores donde se colocarían cuatro reflectores que tenían que enfocar el mural.
Para ello se dejó instalado un caño de cableado, y a cambio -con el tiempo- y debido a los daños que le fueron causados instalaron un solo reflector al final del paseo público lo cual no hizo a la seguridad del mural y tampoco se corresponde con la iluminación indica que, además, es parte de la obra.
Rescataron el acompañamiento del área de Patrimonio en la realización de este mural de esta envergadura, a la vez que lamentaron su disolución hace más de cuatro años. Sólo quedó una persona, Maximiliano Pouso, quien con su participación voluntaria y autogestiva se calzó el overol y trabajó en parte de la restauración.
Los creativos contaron que todos los reclamos presentados en relación a la seguridad del mural no han sido respondidos, y que respecto al último planteo formulado, como respuesta conocieron una publicación en las redes sociales advirtiendo a la comunidad sobre el estado del mural.
“Trabajamos a conciencia pero no nos responsabilizamos del mal uso del lugar y su preservación ya que, una vez inaugurado, esta pieza pasó a ser patrimonio de la ciudad, y por ende, le compete su integridad al Estado municipal”, advirtieron.
Sumaron a que tampoco consiguieron respuestas a una proposición que trasladaron a la comuna que preside José Luis Zara para la creación de un área de mantenimiento y restauración de obras artísticas públicas, y así evitar su deterioro.
“Pensemos -apuntan- que lo invertido en obra pública es dinero del pueblo por ello es importante que se contemple su preservación, hay que entender que los recursos que administra el municipio son de la comunidad, es nuestro patrimonio que tiene un valor artístico, cultural y turístico, y estando en las condiciones que actualmente tiene el mural, los visitantes y turistas, aun se toman fotografías frente a él”.
Concluyen que en Patagones existe una comunidad artística que cuenta “con un gran potencial que no está siendo visto, valorado o reconocido”.
El gallego generoso
Para el común de la gente, el nombre de Bernardo Bartruille suele pasar inadvertido. Sin embargo hay que bucear un poco en la historia maragata para conocer su valeroso mecenazgo.
El hombre había nacido en Galicia en 1751. No hay muchos antecedentes sobre cómo recaló en la Comarca.
Algunos antecedentes detallan que caída la plaza de Montevideo en 1814, la dominación española en el fuerte El Carmen también había cesado, porque Francisco Vera, designado comandante de Patagones por el director supremo del Río de la Plata, arribó al frente de una escuadrilla cuya presencia fue suficiente para que los amotinados se rindieran y aquél pudiera tomar posesión del fuerte sin resistencia.
Bartruille era teniente de milicias y había apoyado el motín, por lo que fue perseguido, fue arrestado y remitido a Buenos Aires, acusado de participar en una conspiración; su casa fue saqueada y demolida. Luego se demostró que la conjura no había existido, y que todo lo había fraguado Vera, quien fue destituido por su indeseable conducta. Bernardo Bartruille juró fidelidad a la Revolución de Mayo de 1810 y abrazó con pasión la causa patriota e independentista.
Fue un hombre de trabajo que logró con sus actividades comerciales una regular fortuna. Se cree que parte del actual casco de Patagones, desde el muelle pasando por el edificio de la Prefectura Naval hasta los confines remontando el río Negro, eran de su propiedad.
El 7 de octubre de 1838, con motivo del triunfo de las tropas federales fieles al gobernador Juan Manuel de Rosas, debía celebrarse un tedeum. El cura vicario Pedro Luque ofició una misa ordinaria que fue reprobada por los rosistas; entonces lo remplazó por Bartruille, quien atendió la iglesia con gran dedicación y fidelidad al régimen imperante durante un año, hasta la tarde de su muerte. Su desaparición el 8 de octubre de 1840 llenó de congoja al vecindario y sus restos, luego de solemnes exequias, fueron sepultados bajo la nave de la iglesia a la que había dedicado sus afanes y la mayor parte de sus bienes.
No olvidó a los pobres y en su testamento legó una casa para fundar una escuela de niños. Con su dinero se construyó años después la actual iglesia de Carmen de Patagones, en el lugar donde estaba situado el Fuerte.
Con personalidad como para cuestionar
Pezzano, Echarren y Leporace tienen suficiente vuelo propio y múltiples pergaminos, desde el punto de vista artístico, como para reprochar el destrozo y la desidia de las autoridades.
La primera de ellas tiene una larga trayectoria junto al arte. Alterna la docencia en el área de plástica con su proyecto artístico personal.
Vive en Patagones donde nació en junio del 1972. Es licenciada en Artes Visuales, y parte del desarrollo de su carrera lo realizó en Cuba y México. Se desempeña como docente de arte en su ciudad natal.
Entre otras actividades artísticas que ha llevado a cabo, realizó ambientación y pintura mural en las instalaciones de Playa México, Isla Mujeres, Q. Roo, México (1997); Ambientación en Disco-bar «Coco Nuts», Isla Mujeres, México (1998); Pintura mural en el Centro de Salud de Isla Mujeres, México (1998); Realiza murales y ambientación en la disco: ”Ramses”
Echarren es Licenciada en Artes Plásticas de la Facultad de Bellas Artes Universidad Nacional de La Plata, Argentina (1999). En este periodo forma parte del equipo de escultores contratados para la culminación y terminación de las torres y fachada de La Catedral de La Plata, e integra el grupo de muralistas BREA, obteniendo premios y menciones en la especialidad.
Entre el 2000 y 2001 residió en Barcelona, donde realizó ambientaciones temáticas en el ZOO y Acuarium para la Empresa ARTEC. Expone y vende acuarelas en el sector de los pintores de La Rambla de la misma ciudad, luego viaja a Distrito Federal, México donde y se perfecciona en arte mural.
En arte público se destacó con una escultura funcional con chatarra de cinco metros (arbol/baranda)en el resto de un hotel boutique de la ciudad maragata.
Leporace reside en Viedma desde 1992. Docente y ceramista, su largo transitar lo llevó a vivir en distintas ciudades de la provincia hasta fijar su residencia en la capital de Río Negro. Si bien tiene una larga lista de premios y menciones a nivel nacional y provincial, su más reciente logro es el Gran Premio Nacional de Cerámica, que año tras año organiza la Secretaría de Cultura de la Nación en el Salón de Artes Visuales el Palais de Glace, uno de los más reconocidos salones del país.
Dueño de una personalidad amena y una obra contundente, Carlos Leporace relató su historia de vida a “eH!”, siempre a los pies del torno del alfarero y en contacto permanente con la docencia y la arcilla.
La incivilidad mancha los sucesos trascendentales de la ciudad maragata, plagada de monumentos históricos. Es que un grupo de artistas reflejó en las paredes del casco tradicional “El sueño de Bartruille”, un mural en homenaje a un pionero al que, desconocidos, destruyen a medida que pasa el tiempo.
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