Una elección que se ganó con 400 votos y un hospital

En los comicios de 1960 se renovaba la Cámara de Diputados de la Nación. La UCRI, con un candidato poco aceptado por la sociedad logró la victoria. Le alcanzó con conquistar a los ferroviarios.

«Divide y reinarás», es uno de los refranes que mejor se ajusta a los tiempos electorales. En 1960, en la provincia de Neuquén, alguien dividió y reinó. Un hospital, que aún sigue en pie fue su estrategia para «robarle» votos a su adversario y ganarse una banca de diputado en el Congreso de la Nación.

El entonces gobernador Alfredo Asmar, de la Unión Cívica Intransigente, tenía su candidato: Virgilio Loyola. Las crónicas de esa época lo muestran como un hombre honesto «que comulgaba con los lineamientos desarrollistas del partido gobernante», tal como recordó Víctor Peláez, miembro de la Junta de Estudios Históricos de Neuquén.

Su talón de Aquiles era no ser nativo de Neuquén y, si bien se lo respetaba, no despertaba grandes afectos en el electorado.

Del otro lado del ring se ubicaba Roberto Chevalier, del partido Socialista. Médico psiquiátra e hijo de primeros pobladores. Joven y carismático, rápidamente sedujo a los trabajadores y a gran parte de la sociedad. Sus más fervientes seguidores fueron los ferroviarios.

En ese momento, existían dos gremios: La Fraternidad, de inclinación socialista y comunista y la Unión Ferroviaria, de extracción peronista. Como el peronismo estaba proscripto, este sector decidió apoyar a Chevalier, quien rápidamente se convirtió en un peligro para el gobierno provincial.

Gobernador y candidato sabían el peso electoral que tenía la colonia ferroviaria y sacaron un As de la manga. Convocaron a los referentes más importantes de ambos gremios y les ofrecieron la construcción de un hospital ferroviario en el caso de ganar la UCRI. Un centro de salud propio era el anhelo largamente atesorado por los ferroviarios, ya que los que existían en el resto del país gozaban de mucho prestigio.

Llegó el día de los comicios y Loyola le ganó a Chevalier por 400 votos de diferencia. «Triunfo ajustado pero triunfo al fin». Loyola y Asmar dividieron y reinaron.

Francisco Manrique inauguró en 1971 el Policlínico ADOS (el que había sido construido para ser el hospital ferroviario) y le entregó la conducción a la CGT local.


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