Una epopeya salvaje, una película única
"La Quimera de los héroes" es un documental épico. Cómo un filonazi enseñó rugby a los tobas para salvarse.
¿Cómo se disparan las revoluciones personales? ¿Qué es lo que estalla para que aquello que quisimos siempre nos parezca lo opuesto a lo que buscamos hoy?
Ese, el de los cambios profundos y desesperados, es el humus que alimenta la «La quimera de los héroes», el documental de Daniel Rosenfeld que cruza el deporte, la pirueta ideología, la Argentina profunda y la inquietante peripecia espiritual de un hombre.
«La quimera…», narra la historia real de Eduardo Rossi, quien se interpreta a sí mismo para recrear a un rugbier que acumuló todos los lugares comunes del más rancio conservadurismo nativo: filonazi, amante de las armas, políticamente reaccionario y elitista. Su buena performance como jugador lo lleva al Toulouse francés, el mejor equipo de Europa. En la Francia de Mitterrand, Rossi escucha los relatos de sus compañeros, que le hablan del oprobio del Holocausto, del Auschwitz personal que sufrieron sus abuelos. Rossi experimenta su big bang: juega 10 años en Francia y cuando vuelve al país suelta el hilo de su pasado y se interna en Formosa para enseñar a jugar al rugby a los jóvenes aborígenes de la selva del Pilcomayo. El rugby, piensa Rossi, es el vehículo que conducirá a esos jóvenes desangelados a reinsertarse en la sociedad. Funda, entonces, el Aborígen Rugby Club, un equipo de tobas que entrenan scrum empujando un trailer.
Pero Rosenfeld no cae en la vulgaridad de redimir a Rossi y convertirlo en un héroe social, un Robin Hood de la pelota ovalada. No. Rossi sigue siendo contradictorio. Desdeña el autoritarismo pero conserva un halo reaccionario: para explicar lo que debe ser un equipo eficaz no utiliza el clásico «presión, tackle y scrum» que el San Isidro Club, por citar un caso, elevó a la categoría de liturgia. Los tres conceptos que enuncia Rossi son, en cambio, algo así como la santísima trinidad de buena parte del patriciado vernáculo: «tradición, familia y propiedad», les exige a sus jugadores. Rossi, además, conserva la misma fascinación por las armas y los militares.
Rosenfeld lo desnuda magistralmente, y la película pendula entre el documental y la ficción. «Nació como documental -le explica el director a «Río Negro»- pero terminó siendo mitad documental y mitad ficción».
– ¿Cómo y por qué te interesó una historia de este tipo?
– Yo trabajé en un programa de TyC Sports llamado «El tercer ojo» donde contamos la historia de un equipo de aborígenes que jugaban al rugby. Esa historia me pareció pintoresca, pero no m interesaba como tema para una película. De manera que me pareció mejor contar todo a través del entrenador.
– Que, además, también tenía una historia interesante detrás…
– Sí. El film muestra además sus oscilaciones y contradicciones. Pero lo que más me interesó fue su intención por salvar a ese grupo de personas, la salvación como arquetipo mitológico. Lo interesante es que invita a la reflexión del espectador. No hay un mensaje panfletario. La película no habla de si cambió o no cambió el protagonista, lo muestra tal como es, con sus contradicciones.
– ¿Rossi se comprometió con el film?
-Sí, sí. Nuestra habilidad consistió en recrear su tarea. Es una persona muy carismática.
– ¿Sigue entrenando al club?
– Sí, él sigue allá y el equipo se renueva constantemente.
– Es, al cabo, una historia épica.
– Es la historia de un grupo de gente que busca la salvación a través de una victoria épica .
Pablo Perantuono
DATOS BASICOS
• «La Quimera de los héroes» es un documental que se acerca a la vida y pasión de Eduardo Rossi, quien enseña y entrena a un grupo de aborígenes tobas a jugar al rugby.
• El film fue dirigido por Daniel Rosenfeld y ganó varios premios en prestigiosos festivales de cine de Europa. Aún no fue estrenado en Argentina.
• Cuenta, además, la transformación espiritual de Rossi, de su pasado neonazi a su obsesión por restañar el orgullo aborigen.
¿Quieres ser Eduardo Rossi?
¿Quién es Eduardo Rossi realmente? ¿Qué hay detrás de la cáscara de su transformación? ¿Qué conserva de su etapa preformoseña? «El ya hace diez años que está trabajando con los tobas en Formosa», señala Rosenfeld. «Podría haber vuelto de Francia a Buenos Aires y hacer otra cosa, pero ha dedicado su vida a ayudarlos, a darles un orgullo, una identidad. Se pueden discutir muchos de sus métodos, pero a mí sus contradicciones son lo que más me interesa: fascinado por la guerra, el jazz, el rugby, Bach. Es un verdadero personaje».
En el film, Rossi entrena al equipo para enfrentar a Los Pumitas en Buenos Aires. Es una suerte de viaje de conquista: de la periferia, de la más absoluta marginalidad social hacia el centro, hacia la ciudad ilustrada, hacie el poder. Rosenfeld lo filmó durante tres semanas antes del partido, mostrando todos los preparativos de esa travesía en busca de la victoria, de ese encuentro que quiere restañar, a través del rugby, siglos de oscuridad y postergración social.
La película busca quien la estrene
«No hice una película sobre el rugby ni sobre los aborígenes, quise abordar lo épico, el acto heróico», señala Daniel Rosenfeld (Buenos Aires, 1973) acerca de «La quimera de los héroes», se segundo largometraje no estrenado aún en el país.
La película-documental fue presentada con éxito en el Festival La Cita de Biarritz. Luego ganó el premio «Cittá di Roma» al mejor nuevo director en el Festival de Venecia. Por último, en diciembre de 2003, obtuvo el Premio del público en el Festival de Cine de Belfast, Irlanda.
«Por estos días se está por proyectar en el Centro Cultural Pompidou de París. Y estoy viendo cómo hacemos para estrenarla en el país», cuenta Rosenfeld, que financió el film con su pequeña productora.
Rosenfeld se inició en el cine secundando a Alejandro Agresti detrás de cámaras y ha cursado seminarios con el célebre Krysztof Kieslowsky, el genial director polaco fallecido hace ocho años, autor de la famosa trilogía «Blue», «Blanc», «Rouge».
Tras trabajar en TyC Sports haciendo «El Tercer Ojo» -hoy convertido en programa de culto-, Rosenfeld se dedicó a la publicidad y al cine. Su primera obra, «Saluzzi, ensayo para bandoneón y tres hermanos», había sido seleccionada en el Festival de Berlín en el 2000. «La Quimera…» es su segundo largometraje. Dice:
«Hay una mirada irónica en mi película, hay un líder, un blanco que se dedica a los jóvenes aborígenes, que desea ser un salvador, pero que desea también tener un tanque de guerra».
¿Cómo se disparan las revoluciones personales? ¿Qué es lo que estalla para que aquello que quisimos siempre nos parezca lo opuesto a lo que buscamos hoy?
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