Una escuela para niños mapuches de Neuquén

En los años 30 se construyó una de las primeras escuelas granjas de la capital de Neuquen. Concurrían 27 niños que se formaban en agricultura, ganadería, artes y oficios.

La actual esquina de Cacique Purrán e Intendente Carro, del barrio La Sirena no siempre lució como ahora. A principios del siglo XX era el corazón de chacras con tupidas alamedas y grandes extensiones de tierras.
En esa intersección donde hoy se encuentra la escuela primaria 132, funcionaba desde los años 30 una escuela granja a la que concurrían los niños de comunidades mapuches.


Los archivos históricos dan cuenta que a inicios de 1900 el gobierno nacional propuso incorporar a lo niños de los pueblos originarios al sistema educativo propuesto por el Estado. Para lograr este objetivo se proyectó la creación de escuelas granjas, un modelo de lo que años después se conoció como escuelas agrícolas o de producción agropecuaria.
En ese entonces, los niños mapuches recibían educación en el seno de las comunidades, cuestión que el Estado nacional consideraba paralelo o similar al analfabetismo.

Fue así que promocionó por todo el territorio argentino, la creación de estas escuelas de educación agrícola.

En Neuquén el impulsor de este proyecto fue el entonces gobernador Enrique Pilotto, que gobernó el Territorio del Neuquén entre 1934 y 1943.
En marzo de 1936 el mandatario inicio las gestiones ante el ministerio del Interior de la Nación para obtener recursos para la construcción en Neuquén de una de esas instituciones educativas. Además contactó a varias organizaciones para que patrocinen el proyecto.


El Estado nacional respondió de inmediato y autorizó el envío de mil pesos mensuales para el Territorio del Neuquén.
La construcción demandó un año de trabajo, hasta que finalmente el 1 de julio de 1937 comenzó a dictar clases la escuela granja “Ceferino Namuncurá”.


En sus inicios unos 27 niños mapuches concurrían desde diferentes puntos del territorio para tomar clases sobre agricultura y cría de animales y para la instrucción de artes y oficios.


Esta escuela estaba ubicada en la chacra 98 de la colonia Bouquet Roldán, hoy conocida como barrio La Sirena. Su primer director fue José E. Betulú.
El predio de la escuela contaba con un terreno de tierra fértil para el desarrollo de tareas agrícolas y otro sector con corrales para la cría de animales. Además tenía un tambo que almacenaba la leche que luego era vendida a los vecinos de la ciudad.

En el otro extremo del lote funcionaban grandes talleres donde se dictaban clases de carpintería y tejido, una actividad que muchos de los niños de las comunidades ya sabían realizar.


El establecimiento funcionaba en dos turnos. Por la mañana, los niños realizaban las tareas de la granja, ordeñaban las vacas, limpiaban los corrales, aprendían las técnicas del cultivo de plantas y vegetales.
Por la tarde, participaban de los talleres de oficios que eran implementados por la gobernación del Territorio del Neuquén.

Luego de cumplido el horario escolar, los chicos salían con sus educadores a recorrer el centro de la ciudad de capital.
Los lugares preferidos de los niños eran la estación de trenes, donde se quedaban horas admirando el ir y venir de los trenes, y la línea de comercios que en esa época funcionaban a lo largo de la actual calle Mitre.


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