Una familia Paradiso

NEUQUÉN (AN).- Los hermanos Savrón dirigen un cine porque no podrían dedicarse a otra cosa en esta vida. Vienen de una familia de cinéfilos. Siendo niños colaboraron con su padre en el cine de Centenario, que la familia inauguró en los años 50. Hoy apuestan a un cine moderno si se puede, pero por sobre todas las cosas, fiel a sus orígenes. Néstor proyectó sus primeras películas a los doce años y a los quince era el encargado de programar las funciones y de coordinar la llegada de las películas que venían desde Bahía Blanca. “Había que ir hasta Bahía para pedir los estrenos. Las películas venían en colectivo, enrolladas dentro de latas metálicas. Y también era el que se subía a un camión con autoparlantes atrás y recorría todas las calles de la ciudad, para difundir los estrenos de la semana. Eran épocas en las que existían tres mil salas en todo el país e ir a una función era un acontecimiento que requería preparación. “Eran noches de galas. Y uno se vestía para la ocasión”, recuerdan. Los Savrón dicen que cuando el dinero lo permita, podrían instalar la tecnología 3D y modernizar el equipamiento que tienen en la actualidad. Pero la verdad es que ese no es un tema que les quite el sueño. El Cine Español aún conserva ciertas “cuestiones” antiguas y quizás por eso los neuquinos lo quieran tanto a ese mundo de fantasía inmune ante cualquier avance del progreso. Todavía siguen llegando las pelis en colectivo, enlatadas. Todavía son los dueños los que venden las entradas y reciben a los espectadores en la sala y todavía conserva los afiches de las pelis colgados en las paredes. Pequeños detalles que hacen del cine neuquino uno de los monumentos históricos de la ciudad. “Eso es el cine Español y así debe continuar”, aseguran.


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