Una multitud despidió los restos de Martín Lemos en Senillosa

El gimnasio municipal estuvo colmado. La localidad se paralizó casi por completo.

El apoyo de la comunidad a la familia Lemos fue muy notorio en la jornada de ayer.
NEUQUEN (AN).- En medio de un dolor generalizado, la mayoría de los siete mil habitantes de Senillosa paralizaron sus actividades ayer para despedir los restos de Martín Lemos, el joven fallecido el domingo pasado en la trágica avalancha que se produjo en el cerro Ventana, en la ciudad de Bariloche.

Desde las 2 de la madrugada, cuando los padres de Martín recibieron el cuerpo y comenzó el velatorio, hasta minutos después del mediodía de ayer, cuando los restos fueron sepultados, miles de personas acompañaron en el gimnasio municipal de esta localidad a los padres y familiares del joven.

Hombres y mujeres de todas las edades colmaron las tribunas y las sillas del gimnasio «Ex- obreros del Chocón» para darle la última despedida a Martín.

También estuvieron las autoridades municipales, los concejales y distintos representantes gremiales, quienes en todo momento intentaron darle fuerza a los padres, familiares y amigos del joven fallecido trágicamente el pasado fin de semana.

Tanto el padre de los mellizos, Ricardo Lemos, como la madre, Ana Larrosa, se desempeñan en actividades relacionadas al ámbito educativo. Ricardo Lemos lo hace como regente del CEF de Senillosa, mientras que Ana Larrosa es preceptora del C.P.E.M 15 en el turno nocturno. También fue concejal durante la anterior gestión del intendente Sergio Farías.

Por este motivo también los jóvenes eran reconocidos en la localidad, a la que sus padres llegaron desde Mendoza hace más de una década atrás.

Muchos de los presentes vieron crecer en las calles del pueblo a los mellizos Martín y Nicolás Lemos que hicieron sus estudios primarios y secundarios en esta localidad. Todos recordaron distintas anécdotas que ambos protagonizaron durante los años que vivieron en Senillosa.

«Siempre estaban juntos en todos lados», comentó Cintia, amiga de ambos y ex compañera del colegio secundario. «Incluso Nicolás iba a estudiar en Mendoza, pero al final decidió seguir el profesorado de Educación Física junto con Martín», agregó.

Los mellizos se encontraban desde marzo de este año estudiando el profesorado de Educación Física en la ciudad cordillerana. Ambos, de 19 años de edad, junto a un grupo de 13 personas más, fueron sorprendidos por la avalancha que se produjo en el cerro Ventana mientras realizaban una visita contemplada en el plan de estudios de la Universidad Nacional del Comahue.

Martín falleció en el lugar, mientras que Nicolás sufrió lesiones graves y tuvo que ser intervenido quirúrgicamente en el hospital de Bariloche, donde permanece internado en estado estable.

Cerca del mediodía, el féretro con el cuerpo de Martín fue cerrado y un grupo de amigos se encargó de trasladarlo al cortejo fúnebre que lo llevó hasta al cementerio local. Un cementerio pequeño, inmerso en un paisaje árido, con un tejido de alambre que lo rodea, y donde el mármol es escaso.

Alrededor de 3 mil personas recorrieron a pie las seis cuadras que separan al gimnasio municipal del cementerio. Otras tantas aguardaron la llegada del cortejo en las puertas del lugar.

Una vez allí, nuevamente los amigos de Martín se encargaron de depositar el féretro en el nicho.

Un cordón humano formado por los ex compañeros del colegio secundario, que llevaban puestos los buzos de egresados, se encargó de acompañarlo.

Muchos de los presentes no pudieron contener las lágrimas al ver a la madre de los jóvenes romper en llanto. Los esfuerzos de los amigos y familiares por contenerla fueron en vano.

«Ahora tenemos que tener la fuerza para esperar a Nicolás», se escuchó decir.

«Tengamos la esperanza de que Nicolás en poco tiempo va a estar entre nosotros y se va a encargar de contener y acompañar a sus padres», sostuvo uno de sus amigos.

En absoluto silencio y con el crujido de pisadas sobre el empedrado como único sonido, todos regresaron a sus casas. Ya había pasado el mediodía.

El velatorio de «Beto» Montero

NEUQUEN (AN).- Roberto «Beto» Montero -el chico neuquino cuyos restos fueron rescatados ayer en Bariloche- será velado hoy en el hall central de la sede de la Universidad Nacional del Comahue donde se prolongó el asueto tras la tragedia.

El chico que se había enamorado de la montaña es el mayor de cuatro hermanos y era hijo de una conocida familia de docentes de esta ciudad. Tenía 25 años y estaba fascinado con la carrera de educación física, sobre todo por actividades relacionadas con el andinismo.

Ayer cuando se confirmó que había muerto, rápidamente la rectora de la UNC, Ana Pechen de D»Angelo dispuso de la sede universitaria para el velatorio que, se preveía, iba a comenzar a las siete de la mañana.

«La capilla ardiente va a estar frente al Aula Magna, que es uno de los lugares más identificados de la Universidad», afirmó en diálogo con este diario la presidenta de la Federación Universitaria del Comahue, Mercedes Lamarca, quien desde temprano estuvo trabajando en las tareas de difusión y organización.

El nombre de «Beto» Montero fue el que más se escuchó ayer durante toda la jornada.

Por la tarde, los padres desde Bariloche anunciaron que el velorio se iba a realizar en esta ciudad. Es que en algún momento llegaron a pensar que el chico fuera sepultado en Bariloche, precisamente por la fascinación que «Beto» tenía por la montaña.

El muchacho jugaba al fútbol y participaba de los campeonatos de la liga universitaria. Era muy querido en su barrio (Muten) donde solía prenderse en muchas actividades comunitarias, lo mismo que sus papás.

«Desde que se fue a Bariloche no nos veíamos seguido por cuestiones obvias. Me lo encontré hace como tres meses en un asado y estaba feliz con la carrera», contó uno de su conocidos quien caminó en la retaguardia de la columna que ayer recorrió la avenida Argentina.

Dolor e indignación en el adiós a los montañistas en Bariloche

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- La espera para poder velar y despedir los restos de Mario Tapia y Antonio Díaz, los dos jóvenes montañistas barilochenses fallecidos el domingo, fue larga. Sólo la contención de la comunidad universitaria y de un importante sector de sociedad local logró atenuar el dolor y la desesperanza de los familiares y amigos más directos.

Las muestras de afecto y reconocimiento hacia los estudiantes que perecieron en el cerro Ventana también lograron disminuir la creciente indignación social frente a la distorsión informativa que sufrió en los medios nacionales la trágica avalancha y el posterior operativo de rescate.

El Centro Regional Universitario Bariloche se transformó en el epicentro de reunión y prestó su estructura para velar los restos de ambos jóvenes que llegaron al Aula Magna pasada la 1.00 de la madrugada de ayer. A raíz de las lesiones sufridas Mario Tapia fue velado a cajón cerrado.

Varios centenares de personas desfilaron a lo largo de esa interminable noche que transcurrió en un clima de serenidad.

Por la mañana el obispo de Bariloche, Monseñor Fernando Maletti, secundado por los sacerdotes Juan Angel Diuzeide y Branco Jan, ofició una misa de responso ante una concurrencia que desbordó la sala y las instalaciones aledañas.

El primero en recibir sepultura en el cementerio local fue Tapia, cuyos restos fueron escoltados desde el CRUB por una larga caravana de vehículos y despedidos bajo una intensa nevada con el grito de «bravo Marito» y un potente aplauso.

Por la tarde otro nutrido cortejo acompañó a Antonio Díaz en su último viaje desde el centro universitario, mientras que en el cementerio fue recibido por un centenar de conocidos que concurrió a su entierro pese a la inclemencia climática.

La indignación hacia los medios de comunicación nacional se reflejó en la actitud de los familiares de Antonio que pidieron que no se tomen imágenes del sepelio, el que no comenzó hasta que no se retiraron todos los camarógrafos presentes en el lugar.

Gran parte de los presentes se acercaron hasta el CRUB para brindar sus condolencias, contención y cariño al reconocido artística plástico Gabino Tapia -padre de Mario- quien se transformó en el exponente más claro de la indignación que despertó el manoseo informativo de la tragedia.

Durante el diálogo telefónico mantenido con Samuel «Chiche» Gelblung, Tapia desbarató el habitual manejo sensacionalista del conductor televisivo y le manifestó su indignación en pocas palabras. «La memoria de los chicos me prohíbe contestar cosas que hagan a un solo punto de ráting emocional de Buenos Aires» espetó Gabino ante el manejo intencionado del entrevistador.

Un millar de personas marchó en Neuquén

NEUQUEN (AN).- «Los estudiantes son la fuerza y la esperanza para el futuro y por ello fundamentales en estos tiempos que nos duelen. Que la memoria de estos chicos, de estos hermanos, nos haga fuertes para seguir luchando por la educación y por un mundo mejor».

Fue una misa distinta con un cura de buzo y pantalones de jean, Tony Qualizza, quien se sacó la boina para dar un mensaje breve y concreto junto a las velas que iluminaban los nombres de las víctimas por la avalancha.

«Podemos decir que no los vamos a olvidar y que están y estarán con nosotros», afirmó el cura de los barrios del oeste, sin micrófono y con luz escasa esforzándose por leer los nombres con luz casi nula.

Antes de la celebración religiosa, un millar de personas -con inmensa mayoría de estudiantes de la Universidad Nacional del Comahue- caminaron unos 1.500 metros desde el playón de la universidad por la avenida Argentina hasta el monumento a la Madre para llegar finalmente al corazón del centro neuquino.

Allí, a unos pocos metros del monumento a San Martín, las antorchas (velas protegidas con botellas plásticas recortadas) fueron desarmadas. Y las velas colmaron el piso desde donde sus llamas iniciaron una pelea con la brisa de la tarde-noche.

La movilización en memoria de los víctimas y en solidaridad con los familiares y amigos fue organizada por la Federación Universitaria del Comahue que portó un enorme estandarte con la sigla de la agrupación estudiantil.

A ellos se sumaron los obreros de la cerámica Zanon quienes tienen íntima relación con varias facultades de la UNC, muchos vecinos del barrio Muten (donde vivía Roberto «Beto» Montero), representantes de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) y el decano de Humanidades, Pedro Barreiro, entre otras personas.

Como pocas veces ocurre en la movilizaciones de la FUC ayer hubo dos policías motorizados que se encargaron de detener el tránsito a medida que avanzaba la columna.

De todas maneras, los automovilistas fueron respetuosos de las personas que caminaron por la avenida Argentina sumidas en un profundo silencio.

Fue sin duda una movilización distinta a las que habitualmente se realizan en esta ciudad.

Canción homenaje

Tras las palabras de Qualizza, un muchacho que hasta el monumento a San Martín había llevado un antorcha tomó su guitarra y con la delicada guía de la voz de una joven todos cantaron «Sólo le pido a Dios», la canción-himno de León Gieco. Todos cantaron con ellos.

Esa parte del acto fue tan emotiva como el «Presente» que tronó cuando el cura nombró una a una a todas las víctimas de la tragedia de Cerro Ventana.

Lo mismo que el lunes todo fue confusión en el asentamiento central de la Universidad del Comahue y en plena marcha unos a otros explicaron que el asueto se extiende hasta hoy y que los restos de «Beto» Montero iban a llegar hoy a la madrugada.


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