Vaca Muerta 3.0

El destino que nos depara Vaca Muerta, como todo futuro es incierto. Una situación de incertidumbre que se acrecienta en vísperas de las elecciones a gobernador de la provincia de Neuquén este próximo domingo.

Han transcurrido dos etapas claramente diferenciadas con dos respectivos finales. La primera pionera donde promocionamos Vaca Muerta desde Neuquén como protagonista a los comienzos de 2009 y mientras que Nación estaba mirando otra película.


El ajuste de regulación de los incentivos nacionales a los precios del gas generó alerta en algunas empresas beneficiadas de la región.

 Lográndose una gran visibilidad y participación concreta de inversiones a riesgo de empresas petroleras internacionales, con contratos con garantías a través de licitaciones bajo el Plan Nuevos Horizontes. Un final abrupto y poco feliz con la re-estatización irregular de YPF, los cepos, controles cambiarios y bruscas modificaciones legislativas y políticas. El gobierno neuquino sumiso a ese fin de época.

La segunda fase comienza con el nuevo gobierno nacional en 2015 que con iniciativa revaloriza Vaca Muerta en el entendimiento que es una fuente de alto potencial de actividad, de generación de riqueza, trabajo, inversiones, y evitar el desangre de divisas que en años anteriores generó la balanza comercial externa desde el sector energético.

 Neuquén, en un rol de acompañamiento.

Levantamiento de cepos y restricciones, incentivos a la nueva producción, involucramiento activo, participación, negociación con los sindicatos, resoluciones para mantener equipos de alta tecnología importados lograron un nuevo boom en la zona de Añelo.

Recientemente un ajuste de regulación de los incentivos nacionales a los precios del gas generó alerta en algunas empresas beneficiadas, y el gobierno del MPN encontró la excusa ideal para diferenciarse del gobierno de Macri y retomar la retórica de la defensa de los neuquinos y sus recursos, cuando en realidad ya existía un stand by de hecho, motivo de un año eleccionario y cuellos de botella en la evacuación de los incrementos de producción de gas. Fin de la segunda era.

La tercera etapa tiene mucho de incógnita, la cuestión política que no es menor para los sensibles capitales y la problemática sindical, es decir si la flexibilidad y nuevos acuerdos siguen siendo un maquillaje o realmente se logra incrementar la productividad y eficiencia laboral.

En el comienzo de una tercera ola de Vaca Muerta están dadas las condiciones para sea un éxito, pero que no está garantizado en lo más mínimo, sino que más allá del resultado de este domingo, deberá generarse, no con magia, ni promesas, ni demagogia, sino con la generosidad, apertura, transparencia, austeridad y la seriedad que un proyecto de esta envergadura merece.

No solo los gobiernos, empresas, sindicatos, academia y medios, sino de la ciudadanía neuquina en su totalidad.

Muchas veces malacostumbrada a un estadio captativo debe transformarse a un ámbito más oblativo, de inventiva, protagonismo, innovación, y trabajo perseverante.

Un cambio de paradigma es imprescindible. Debemos focalizarnos en eficiencia en todas las etapas y sectores, sobre todo la logística. Nueva y mejor infraestructura de conjunto, economía colaborativa, clústeres de cooperación y desarrollo y no de exclusión, innovación y tecnología son necesarios. Vaca Muerta 3.0 nos espera. Depende de nosotros.


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