Ventanas al arte sorprenden en las paredes de la ciudad

La de Moreno y Palacios es una de las múltiples manifestaciones del muralismo, actividad que retomó fuerza con recientes creaciones.

Dos días bastaron para que Horacio Ferrer, Enrique Queirós y Emanuel Quilamán plasmaran atractivas bandurrias en la pared de la transitada intersección de Moreno y Palacios. Imagen que comparte espacio con remanentes de un mural que sucumbió a la pegatina de afiches promocionales.

Por la altura, no fueron afectados “el juez” y “la naturaleza, que va como muriendo por el daño hecho por nosotros”, protagonistas esenciales de la obra anterior: “La muerte y el capitalismo bajo un juez del apocalipsis”, firmada por Ferrer hace una década.

El trío decidió poner manos a la obra preparando el soporte para que pintura al agua y aerosoles compusieran la imagen que atrae la mirada de peatones y automovilistas. “Bandurrias, para representar algo de acá y porque tengo buena onda (con esas aves). Cuando estaba en Calafate pasó el invierno y llegaron, me quedó esa idea. Y a los tres nos gustan”, dice Ferrer. Después de dedicar una jornada a rasquetear, en dos días la obra estuvo concluida. No hubo boceto previo, “pensamos un poco y fuimos directo a la pared. Enrique y Emanuel son grafiteros, querían aprender y ahora decidieron estudiar Bellas Artes en La Plata”. Aprovechando las vacaciones de verano surgen obras como el “choique en el kilómetro 13” o el realizado con mosaicos y chapa en un espacio cedido por el Poder Judicial en calle Juramento.

“Muchos otros participan, ya somos varios. Con ellos nos conocimos mientras estaba trabajando en los murales del Hospital. Hicimos otro en Ruca Che, en el salón de usos múltiples. Y estaba esta pared, que habían llenado de carteles tapando el mural anterior, así que vinimos y lo hicimos”, reseña Ferrer.

Creador de la representación de la Pachamama (Madre tierra)
–generosa dosis de color, y telón de fondo que acompaña actividades en el anfiteatro de Moreno y Villegas– junto a Andreina Poli, Agustín Giovaninni y Laura Nitzsche, para Ferrer “la actividad crece, sumando gente nueva. Hay que sostenerla también”.

De formación autodidacta, contabiliza un año de estudios formales en la Escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. En 2000 inició un recorrido que incluyó España, Italia, Francia, Marruecos, Bolivia, Perú y las provincias del noroeste argentino. Durante cuatro años desarrolló el proyecto Hijos de la Tierra pintando murales desde Ushuaia a Jujuy.

Previo paso por Tailandia, Laos, Australia y Nueva Zelanda, su establecimiento en esta ciudad quedó plasmado en múltiple impronta como el mural en calle Juramento, la instalación del túnel sensorial “Para que los sordos oigan y los ciegos vean”, el proyecto Kultrunazo en el Centro Cívico y el Festival de Arte Reciklarte en el vertedero municipal. “Me dediqué a pintar toda la vida, a viajar, hasta que llegué acá. No sé que tiene Bariloche que no puedo irme”, expresa.

En noviembre del 2011 una treintena de colaboradores otorgaron color y formas a la Pachamama sobre un muro de Moreno y Villegas.

Datos

En noviembre del 2011 una treintena de colaboradores otorgaron color y formas a la Pachamama sobre un muro de Moreno y Villegas.

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