El rey del chivito vuelve a Copahue: la historia y los sueños del pionero de un increíble pueblo de la Patagonia

La leyenda continúa: Nito Zingoni estará este invierno en Copahue, el destino tapado por la nieve en los meses más fríos que combina esquí, baños termales y el regreso de la parilla que es un clásico. Llegó a Caviahue en 1984, se radicó en este paraíso de Neuquén, vivió mil aventuras y el tiempo lo convirtió en un asador con hinchada propia. Esta es su apasionante historia.

Nito ZIngoni lleva las provisiones para la parrilla desde Caviahue a Copahue en cuatriciclo o moto de nieve.

Una semana atrás, cuando lo llamaron cerca de la medianoche para avisarle que se incendiaba el refugio del Ejército a unos tres kilómetros de Copahue, la villa termal neuquina que queda tapada por la nieve en los meses más fríos, Nito Zingoni supo enseguida lo que iba a hacer. Eran las 23.40 del sábado, se abrigó rápido y se subió a su moto diseñada para deslizarse sobre el manto blanco y acelerar desde su casa en Caviahue acompañado por sus hijos Horacio y Manuel, que irían en la otra. El apuro: ponerse a disposición del operativo para contener las llamas y trasladar en sus vehículos a los tres soldados. Uno había salido corriendo a buscar un punto alto para agarrar señal y avisarle al sargento Molina que el fuego consumía la dependencia levantada al lado de la Clínica Militar que Perón construyó en 1942 y fue abandonada a su suerte en los ‘90 y desde entonces se desmorona sin mantenimiento. El sargento cortó aún sin poder creerlo y llamó a Nito para contarle: él les había hecho la gauchada de acercarlos al refugio para tomar el relevo, porque no tenían un vehículo a disposición para trasladarse en la nieve. El suboficial le dijo que no se preocupara, que podían ir a la mañana, pero Nito le dijo que no, que saldría en ese instante.

Aquí, en La Gamela, funcionó la parrilla en el verano. Ahora esta rodeada de nieve.


Con ese viento blanco era difícil ver el resplandor de las llamas, mientras el innombrable acomodaba como quería los bardones, como siempre. Así le dice él al que nunca hay que invocar, porque en esta parte de la Patagonia sopla furioso y puede arruinarlo todo en segundos. Ya de cerca, el fuego iluminaba la desoladora escena del refugio que devoraba sin piedad. La primera misión: llevar al Centro de Salud de Caviahue a los tres militares, que habían sufrido un principio de intoxicación al intentar apagar las llamas.


Solidaridad en la montaña

Nito siempre está disponible si hay una urgencia. Puede ser que haya que llevar a los técnicos que se encargan de la conexión a Internet, o a los operarios que instalan y levantan los cables de electricidad. Puede ser que haya que acercar una provisión a los gendarmes, trasladar personal del Ejército, de las termas o dar una mano a alguien en este destino único en el mundo donde el camino hasta Caviahue, esos 18 kilómetros de la Ruta Provincial 26, también queda sepultado bajo dos metros de nieve.
Así es él: un vecino solidario que siente esta tierra como propia. Y así es este rincón de la Patagonia a 360 km de Neuquén capital: un destino único en el mundo.

El bungalow de Nito y Judy en Copahue, cercado por la nieve.

Nito lo sabe desde que se radicó, allá por 1984. Eran por entonces 22 habitantes y supo que había encontrado su lugar, aunque había tanto por hacer. Supo también, enseguida, que había que concebir la nieve de Caviahue y las termas de Copahue como un solo destino que podría atraer turistas todo el año a este territorio en la frontera con Chile. Aquí transcurriría su vida, entre cascadas cercanas o escondidas, el puente de piedra, el lago que refleja las montañas si el innombrable no sopla y el volcán activo, su laguna en el cráter y su fumarola y tantas otras maravillas para descubrir.


Asador con hinchada propia


El tiempo lo hizo un asador de mano experta con hinchada propia: los crianceros le traen los mejores chivitos de los valles cercano y la clientela fiel disfruta de los cortes más ricos. Y este invierno, volverá al fin con su parrilla a Copahue, para ponerle sabor a la temporada que tendrá lo que siempre soñó: para eso están la nieve y las termas, para esquiar y darse un chapuzón en el mismo lugar.

¿Y cuál es su secreto en la parrilla? Siempre a fuego lento, mínimo dos horas de cocción y solo un puñado de sal como condimento, para que ningún otro sabor le compita al natural. Lo proveen crianceros de los valles cercanos, que tardan entre cuatro y cinco horas a caballo con su preciosa carga en los aperos.

Lleva cocinados más de 20 mil chivitos. Lo proveen los crianceros de los valles cercanos.

“El precio lo ponen ellos y yo lo respeto. Y ellos saben la calidad que necesito”, explica a través de Whatsapp desde su casa en Copahue, que queda casi sepultada por la nieve en el invierno en este rincón de la Patagonia donde los efectivos del Ejército que irán a la Antártida se acostumbran a las condiciones extremas que encontrarán luego en el continente blanco.

«Mas de un piño cocino usted acá arriba», le dicen los crianceros. «Los chivitos de acá son espectaculares, sobre todo porque está la raza del Angora, esos con el pelito largo en todo el cuerpo. Son muchos mejores que los de Córdoba, más carnosos. Siempre les cuento a los clientes que el cordobés, de pelo corto, es más tipo galgo, alto y flaco. Y el nuestro es más tipo pitbull, petisito y morrocotudo», explica.


Nito en su mundo. Aquí, con Ciro, sobrino nieto.


En 1984, cuando llegó, puso un bar con su amigo Manuel Guevara en el flamante Centro de Convenciones. Nito había salido de una depresión, porque tras un accidente en moto debieron amputarle la pierna derecha arriba de la rodilla. Piloto recién recibido, asumió que uno con dos piernas iba a tener más chance de conseguir trabajo que él, como explica con el humor de siempre. Y se dedicó a recorer Neuquén para vender ropa de pueblo en pueblo. “Un mercanchifle era”, dice y se ríe.

De paseo con amigos clientes en Copahue..


Pionero del destino, si al comienzo junto con el bar fue parte de las primeras excursiones para llevar turistas en moto al cráter del volcán, después los trasladó en un colectivo en aquellos tiempos en que llegaban en avión. Fue cuando quedó vacante el servicio y le preguntaron si quería hacerse cargo del traslado antes y después de los pasajeros de los vuelos de Transportes Aéreos Neuquinos. En cuestión de días consiguió un Mercedes 1114 y estuvo listo para la misión. Llegó a cubrir tres vuelos con 19 turistas por día en aquellos tiempos de gloria que hoy son un recuerdo nostálgico, como los trenes que se perdieron en el camino.

El colectivo con el que Nito trasladaba a turistas.


Una de sus memorables anécdotas ocurrió cuando debía dejar los diarios de regreso a Caviahue. De tan acostumbrado a la prótesis, siempre se arrojaba del colectivo y corría, la exigía a fondo. Pero esa vez cedió el bulón y se le salió mientras rodaba y se le desparramaban los ejemplares de Clarín y La Nación. Sin inmutarse, Nito reorganizó la pila y a los saltos la dejó en el kiosco mientras con la otra mano sostenía la prótesis.


Así volvió al ómnibus y se dispuso a arrancar. En la primera fila, una turista carraspeó. “Disculpe, ¿usted esta en condiciones de manejar así?”, le preguntó. “Pero claro señora, es un colectivo automatizado”, respondió, rápidos de reflejos, el tono seguro. Con esa misma velocidad, aceleró con un palito con la mano derecha mientas pisaba el embrague con el pie izquierdo para un segundo después pasarlo al acelerador y seguir el recorrido metiendo los cambios sin necesidad de embragar de tanto que conocía esa caja. “Qué bien”, comentó la señora. En las mesas bien regadas sobran las historias y esa es una de las preferidas de los comensales.

Hay chori a un peso en cerro Caviahue. Así arrancó, en 1993. Ese mismo año abrió su parrilla.


Entre las fotos que guarda en una cajita una lo muestra en el Nito bar en Copahue de 1991 y otra con los choris que vendía a un peso en 1993, cuando arrancó el centro de esquí. Ese mismo año puso la parrilla en Copahue que es su marca registrada.

En aquellos primeros tiempos había dos pomitas en Caviahue para llevar a los visitantes hasta el punto más alto de la pista de 300 metros entre los únicos dos hoteles: el Esquí, donde paraban los que veían de Buenos Aires y el del Instituto, ocupado por los neuquinos. «Nuestra confitería fue el punto de encuentro, eran noches largas y divertidas con fiestas de disfraces, con gente con muchas ganas de compartir», recuerda.

1991. Nito bar en Copahue

Don Oscar Comajuan, que con oficina en la Capital Federal traía a los turistas porteños y tenía la concesión del Hotel Esquí lo había contratado para que los llevara a Copahue y a las excursiones.


Una noche fue a probar ese chivito y no tardó en decirle lo que pensaba. “Espectacular. En el hotel no nos salen como a vos. Siempre alguno se queja de que está duro, está frío, está pasado, le falta… No los vamos a hacer más. Les voy a recomendar a los turistas que vengan a comerlos acá”, le dijo. Y así empezó todo.


En el 2020, cuando llevaba cocinados más de 20 mil chivitos, debió dejar la parrilla en Copahue: fue imposible renovar el alquiler del local. Dolorido, se replegó a Caviahue, que no era poco pero le faltaba algo. Desde entonces, para muchos visitantes de Copahue también faltaba algo.


Regreso con gloria

Nito y Judy. La nieve, las motos, las araucarias. Aquí viven.

“Solo este lugar permite unir nieve, esquí y termas. Y en el verano, las 1800 plazas de Caviahue se suman a las 2.000 de Copahue. Por eso digo que es un solo destino. El sueño de mi vida es que la gente venga a Copahue en invierno y vea esta maravilla tapada por la nieve”, explica Nito.

Este verano, Nito se animó a regresar. Con Judy, su compañera de la vida y coequiper en las aventuras gastronómicas, abrieron la parrilla en Copahue otra vez, ahora en sociedad con Nelson Ruiz, primo de ella y dueño de La Gamela. Clave en la historia, porque sabía que Nito quería volver a trabajar después de la pandemia a la villa termal. Un día empezaron los tres a charlar, le dieron forma a la idea, hicieron parrila bajo techo. Y se llenó cada noche.

Ahora llega el momento de volver en invierno. Justo este año, cuando cumple 40 aquí, la leyenda continúa donde más le gusta, entre la nieve y las termas. Aun deben resolver detalles operativos, porque con el temporal de nieve se quedaron sin luz y aun hay que palear para despejar. Pero qué importa: para esto están los pioneros, para abrir caminos.


Cómo será la temporada termal de invierno en Copahue


Todo transcurre en un escenario que parece salido de un sueño, ya que la villa termal queda bajo la nieve en los meses más fríos del año. Un espeso manto blanco cubre incluso los edificios del complejo donde se ofrecen las prestaciones termales. Por eso toda la logística para poner en marcha los servicios invernales requieren de un gran esfuerzo para que los turistas puedan disfrutarlos. Falta poco para poder bañarse en aguas medicinales a 35°C entre la nieve. Aun la fecha de apertura no está confirmada.

“Estamos trabajando para tener habilitadas nuestras prestaciones para esa fecha. Abriremos la Laguna del Chancho y el vapor. Nuestra labor nace de una sinergia con los privados, que harán el traslado de los turistas hacia Copahue. Nosotros garantizamos las medidas de seguridad y de salud. Estamos ultimando detalles para garantizar que los beneficios del termalismo se den con todas las condiciones que nuestro público merece”, dijo a RN Radio Matías Ramos, presidente del Ente Provincial de Termas de Neuquén. Con respecto a las tareas de acondicionamiento realizadas días atrás, explicó que el personal se trasladó al lugar, que había quedado rodeado de un manto de nieve.

Un baño termal entre la nieve de la Patagonia. Así es Copahue. Foto tomada en 2019.


“Fuimos es en el Hagglund, que un vehículo tractor oruga acondicionado para tránsito todoterreno, que está articulado y propulsado por cuatro cadenas. Podemos transportar en él hasta 19 personas y suministros. Cuando cae tanta nieve de golpe es lo único que permite movilizarse. Pero para la apertura todo estará listo”, aseguró.


“La verdad es que la magia de lo natural es una medicina grandiosa, y la tenemos al alcance de todos, a cuatro horas de Neuquén capital”, dijo.


“Nos visitan turistas de todos los lugares del mundo buscando nuestras termas. Y no nos ponemos colorados cuando decimos que son las mejores, ya que reúnen distintas alternativas terapéuticas. Tenemos fangos, algas, vapores… este fenómeno no pasa en otros sitios”, contó con entusiasmo el funcionario.

Ayer, le dijo a Diario Río Negro que luego de los últimos temporales de nieve aún continúan con los trabajos para acondicionar el área de la Laguna del Chancho y de los vapores que estarán habilitados en el invierno y por eso no está confirmada la fecha de apertura, aunque sí el valor de las prestaciones termales de invierno: 50.000 pesos. En los próximos días será comunicada la tarifa de los prestadores turísticos que llevaran a los turistas de Caviahue a Copahue.

Además de La Gamela, la parrilla de Nito, en Copahue está habilitado el refugio El Montañés, donde se puede comer bifes, minutas, pizzas y platos del día de montaña como guiso de lentejas de cara al vapor de la las lagunas y con el volcán Copahue de fondo. La otra gran novedad es que funcionará, este invierno el apart hotel Aguas Verdes.

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