Por los Caminos del Vino: recorrer Río Negro con los cinco sentidos
Podés degustar vinos excepcionales y de vivir experiencias únicas en entornos naturales y culturales inigualables. Más de 14 bodegas conforman este atractivo y se suma el emblemático Museo de la Sidra y el Vino
La ruta serpentea entre valles fértiles y ríos que observan el cielo patagónico, del mar a la cordillera. En Río Negro, los Caminos del Vino tejen un mapa que conduce a cada punto de la provincia, con propuestas llenas de aromas, texturas y memorias líquidas. Son más de 14 bodegas que producen buenos vinos, abren sus puertas, cuentan su historia, sirven una copa y hacen del visitante parte del paisaje.
Así, entre relatos, degustaciones y paisajes que invitan a la pausa, los Caminos del Vino en Río Negro se convierten en algo más que una propuesta turística. Está compuesto por más de 14 bodegas (ver aparte. Hay productores de vino casero, artesanal y bodegas. Es un viaje íntimo y sensorial, donde cada copa cuenta una historia que se bebe con los cinco sentidos.
Los valles rionegrinos antes estaban plagados de bodegas gigantes que fueron desapareciendo; algunas permanecen, y de a poco otras vuelven a surgir. Las nuevas son más chicas, pero sus vinos, más perfectos. La gente se contacta por Instagram, Facebook, y en ellas se organizan visitas.
En Villa Regina, una vieja casona alberga el Museo de la Sidra y el Vino. Entre prensas de hierro, botellas centenarias y etiquetas de otro tiempo, se puede leer el pulso de una provincia que aprendió a fermentar su identidad. No es solo una colección de objetos: es un puente entre generaciones, una forma de entender cómo la vitivinicultura se volvió parte del ADN rionegrino.
Mariana Cerutti, directora de Vitivinicultura de la provincia de Río Negro, en diálogo con RÍO NEGRO RADIO, sostuvo que “hoy podemos decir con orgullo que Río Negro produce vinos desde la cordillera hasta el mar. En El Bolsón hay bodegas, y se están sumando pequeños viñedos que en el futuro podrán tener sus propias bodegas. En el Alto Valle, está la tradición y la historia. Bodegas como Humberto Canale fueron pioneras. Pero ahora también hay producción en la costa: cerca de Las Grutas, en la entrada a San Antonio, se está produciendo un Malbec”.
No se trata solo de la elaboración, sino de todo el ecosistema productivo, cultural y artesanal que puede integrarse con el vino. “El potencial que hay en la provincia de Río Negro es enorme. Desde las bodegas más pequeñas hasta las más grandes, que ya tienen una trayectoria y una historia consolidada, todas producen vinos espectaculares, reconocidos incluso a nivel internacional. Y eso hay que mostrarlo, celebrarlo y potenciarlo”, sostuvo Cerutti.
El 17 de abril se celebró el Día Internacional del Malbec y, durante todo el mes, hay una agenda intensa de las bodegas, con varias actividades no solo en Río Negro, sino también en Buenos Aires. “Vamos a estar participando en la feria Gustar, organizada por la Secretaría de Turismo de la Nación, y allí vamos a estar representados por nueve bodegas de Río Negro”, dijo.
El Malbec es la cepa insignia a nivel nacional. Si bien en Río Negro también hay una identidad muy fuerte con el Pinot Noir, que se da bien por el clima, el Malbec está muy presente.
Una experiencia imperdible
El sábado 26 de abril, Fernández Oro protagonizará “Experiencia Malbec”, una propuesta con cupos limitados que engloba historia y arte e invita a descubrir los sabores típicos de la zona a través de distintas actividades destinadas a enaltecer la producción vitivinícola local.
Esta iniciativa, que se llevará adelante en el Museo Estación Cultural, contará con un amplio cronograma de propuestas, entre las que se destaca la degustación de vinos elaborados por las bodegas orenses Miras, Gennari, Aonikenk y Verum, que estarán acompañados por empanadas elaboradas por un establecimiento local.
Durante la jornada, que tendrá lugar de 18 a 21, también se llevará adelante una visita guiada por el museo con el objetivo de mostrar los implementos y la maquinaria agrícola de vital importancia en el desarrollo del terruño.
Asimismo, tendrá lugar una actividad que incluye la elaboración de distintos tragos realizados a base de vino Malbec, y habrá una intervención artística que fusionará telas, danza y poesía en vivo. Cabe destacar que, al tratarse de una actividad arancelada y con cupos, los interesados deberán inscribirse previamente al 299-6261028.
En Río Negro, el vino no solo se elabora: se celebra, se cuenta y se comparte. Cada etiqueta es una invitación a recorrer la provincia con el paladar, a dejarse llevar por los paisajes y las historias que brotan en cada copa.
Cómo recorrer los Caminos del Vino
Los Caminos del Vino de Río Negro, son diferentes rutas que integran la viticultura en Río Negro. Está la ruta nacional 22, la ex Ruta Nacional 40 en la cordillera, la 22 desde Bahía Blanca, pasando por Río Colorado. Hay vitivinicultura en el valle medio transversalmente a la 22 y atraviesa todo el Alto Valle de Río Negro, principal zona vitivinícola de la provincia. Y recientemente se incorporó producción en Las Grutas, donde también hay una cava submarina.
Ayer, en el marco de la Fiesta Nacional del Golfo Azul, se presentó un Programa de crianza submarina de vinos abierto para las bodegas rionegrinas. La iniciativa combina mar, ciencia y producción y busca fortalecer la identidad vitivinícola, impulsar el desarrollo enoturístico y agregar valor a través de la innovación enológica.
Actualmente son más de 14 bodegas las que reciben visitantes, pero hay una alta potencialidad para crecer. Todos los años hay nuevas bodegas, y nuevos viñedos.
Para coordinar visitas guiadas, se recomienda ingresar a la página de la provincia (turismo.rionegro.gov.ar) en Caminos del Vino están los contactos de cada bodega. Hay que reservar con cada una antes de ir.
La ruta serpentea entre valles fértiles y ríos que observan el cielo patagónico, del mar a la cordillera. En Río Negro, los Caminos del Vino tejen un mapa que conduce a cada punto de la provincia, con propuestas llenas de aromas, texturas y memorias líquidas. Son más de 14 bodegas que producen buenos vinos, abren sus puertas, cuentan su historia, sirven una copa y hacen del visitante parte del paisaje.
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