Las Ovejas Descarriadas y su poesía de protesta

Dos poetas se plantan ante los reclamos sociales y se suben a los colectivos y trenes para recitar poemas y contar la vida de sus autores. Carmen Remolins y Domingo Racedo viven esta forma del arte como “una necesidad”.

“Cómo se escribe lucha, sin errores, sin manchas / se la escribe bregando, proclamando con garra / con la tiza del grito predicando justicia / con firmeza en el trazo y la frente bien alta”, relataba Carmen Remolins, de las Ovejas Descarriadas en su poema “Cómo se escribe lucha”, asegurando que “la poesía es una necesidad”. Desde allí se planteó este dúo de “decidores”, la tarea de “exponer ciertos reclamos” en la vía pública y en contextos históricos de luchas populares.

Las Ovejas Descarriadas son una pareja de artistas que se autoconvocaron al reclamo de todo un pueblo que, tras un triple femicidio, buscaba la forma de encontrar justicia. “Un escritor no puede estar descolgado de la realidad que vive en su tiempo, y nosotros, comprometidos con ese tiempo empezamos en 1998, a leer poesía en los colectivos”, explicó con gran precisión Domingo Racedo, la otra oveja fundadora.

Tras el brutal asesinato, en 1997 de María Emilia González, su hermana Paula Micaela y su amiga Verónica Villar, Carmen y Domingo se encontraron en la necesidad de expresarse, de gritar contra las injusticias y sobre todo, de hacerlo desde la poesía. “Habíamos llegado a la casa con la misma idea. Tenemos que salir con la poesía en los colectivos”, se dijeron. Ella docente y él mecánico en una empresa de colectivos, juntos decidieron salir a recitar poesías y a dar a conocer la vida de muchos poetas argentinos.

“Nosotros pensamos, y después lo comprobamos, que mucha de la gente que viajaba en los colectivos, conocían poesías o canciones, pero sin saber el origen”, sostuvo Domingo. Ellos salían, justamente los domingos, día en el que, desde 1997 comenzaron a realizarse marchas para reclamar justicia por el triple femicidio, pagaban el boleto y pedían permiso al chofer para exponer la vida de muchos autores y recitar algunos de sus escritos. Por allí pasaron, por ejemplo Armando Tejada Gómez, Hamlet Lima Quintana, Manuel J. Castilla, y cantores como León Gieco, María Elena Walsh y Víctor Heredia. Tras finalizar su intervención invitaban a los vecinos a sumarse a la manifestación. “Un poco el objetivo era mostrarle a la gente que los poetas no son unos iluminados, que nacían escritores inalcanzables”, graficó Carmen.

Adonde hubiera una injusticia, ellos estarían recordando.

Además de dar vida a las Ovejas Descarriadas, que poco a poco se fue armando y convocando a otros artistas como Carlos Tendler, Silvina Urrutia y Tone Sánchez Bravo, que aggiornaron los espectáculos, fueron generando propuestas en la ex sala Saulo Benavente, de la biblioteca Bernardino Rivadavia. Por allí pasaron bandas legendarias de la región, como por ejemplo Pedregal y de esa época también surgió la semilla de lo que hoy es ya una radio insignia de la ciudad y que se sumó a las discusiones sobre la ley de Medios: la Radio Mural. Este espacio se gestó durante “años muy difíciles”, dijo Carmen sobre el 2001 y su connotación tormentosa. “Empezamos a querer decir nuestras cosas y teníamos que buscar un lugar en cuanto a la comunicación, el Comfer nos perseguía muchísimo, era muy censurador, fueron momentos dramáticos”, completó Domingo.

Una convocatoria fuera de lo común

Carmen Remolins y Domingo Racedo realizaban sus funciones en los colectivos para convocar a la gente a las ferias del libro, durante las intendencias de Alberto Weretilneck y Abel Baratti.

“La Justicia no quiso resolver el triple crimen, ha demostrado que no sirve para nada y que está influenciada por el poder político”,

dijo Domingo Racedo, integrante de Las Ovejas Descarriadas.

Injusticias que conmueven

Datos

“La Justicia no quiso resolver el triple crimen, ha demostrado que no sirve para nada y que está influenciada por el poder político”,
Recitaron poemas en el expeaje de los puentes carreteros que unen a Cipolletti con Neuquén, durante innumerables protestas, y también en el corte que llevaron adelante los docentes en Chichinales. Además llevaron su poesía contestataria al barrio Zapere de Neuquén, para cada aniversario del golpe militar y en la cerámica Fasinpat, ex Zanón, durante la expropiación que llevaron adelante sus obreros. “Los lugares de presentación son adonde ha habido reclamos sociales”, precisó Domingo. Además editaron los libros “Palabraserdeloquesomos” y “De Puertas y Esquinas”.
El asesinato y secuestro de Otoño Uriarte también conmovió a las Ovejas y con el aporte del grupo Otro Puerto, embellecieron la “Canción de Otoño”, que fue regalada a Roberto Uriarte, allá por el 2006. Por aquel entonces llevaron adelante una cantata que fue denominada “grito memorial”. “Le pusimos música y la largamos con un juglar que contaba la historia y un coro que contestaba a ese juglar”, recordó Domingo con nostalgia.

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