Lejos de la virtud y el mérito

Panorama nacional

El episodio Triaca inauguró la etapa de la obstinación. Es un tránsito común a todos los gobiernos: suelen llegar a esta instancia cuando ya están asentados y sobreviene un tropiezo ruidoso. La mayoría de las veces está en juego la continuidad de un ministro, presa fácil. La obstinación es resultado de un cuidadoso relevamiento de daños, en busca del mal menor. Los cálculos casi siempre fallan.

Como consignan todas las crónicas, la explicación del ministro de Trabajo sobre el nombramiento de una empleada a su cargo en la intervención del sindicato de marítimos –más sus derivaciones más o menos ilegales y pudorosas, como el trato abusivo y que la mujer estaba en negro– apenas si convencieron al presidente Macri. Difícilmente hayan persuadido a nadie. No parece que el tema pueda darse por cerrado, como afirmó el jefe de Gabinete. Nada hay más obstinado que los hechos.

Aunque es su prerrogativa, la decisión de mantener a Triaca puede ser no sólo del presidente. No es arriesgado decir que el ministro permanece en su cargo por voluntad de los gremios. ¿Qué hubiera ocurrido si los sindicatos lo desautorizaban como interlocutor en vísperas de las negociaciones por los salarios? Salvo alguna expresión aislada, no surgió desde allí ninguna recriminación de peso. Los grandes gremios son de la familia de los Triaca. “Jorgito” es uno de ellos y su salida siempre será allí una mala noticia. Sin “Los Gordos”, la fragmentada conducción de la CGT ratificó su adhesión a la marcha convocada por Camioneros, pero no dijo una palabra seria sobre Triaca. Más alejado, el bancario Sergio Palazzo, de la Corriente Federal, censuró la conducta del ministro, pero aclaró que no pensaba sumarse al coro de los que reclaman su renuncia. Los Moyano casi no han hablado: trascendió que el ministro los acusó de haber filtrado el audio que disparó el escándalo. En el ministerio admiten que “hay vinculaciones” entre el moyanismo, el abogado de la empleada y el gremio marítimo. Un tipo de argumento “ad hominem”, que busca asociar a Moyano con la falsedad. Fue Oscar Wilde uno de los primeros en hablar de la decadencia en el arte de mentir.

Hay sin embargo una secuencia para contar. Triaca fue la única autoridad del gobierno nacional que participó el 9 de enero de la reinauguración de una clínica de Camioneros en Caballito. Las fotos reflejan un encuentro amigable y se habló de una tregua: si existió, fue efímera. Al día siguiente, trascendió que la unidad antilavado (UIF) que depende del gobierno denunció a Moyano ante la justicia por un presunto fraude al sindicato de Camioneros. En adelante se conocieron otros dos informes, de la UIF y la Procelac, que comprometen al sindicalista en operaciones de lavado y evasión. El entramado alcanza al gremio, a la empresa postal OCA y al Club Independiente, territorios de Moyano. En el medio estalló el escándalo Triaca.

La respuesta de Macri al escándalo ha sido igualar para abajo. Un extraño caso de inversión en un gobierno que consagra el mérito y la virtud. La decisión de limpiar el equipo de “familiares” entronizó a Triaca como mal ejemplo. Pablo Avelluto, ministro de Cultura le dijo al diario El Cronista lo que todos insinúan en el gabinete: “No me agrada cortarles la cabeza a los familiares de funcionarios”.

Hay otra agenda. El caso del policía Chocobar recién comienza. Podría tratarse no sólo de una imprudencia del presidente, sino de algo peor: una intromisión en otro poder. Macri acaso consiga alguna buena noticia mañana, cuando reciba al secretario de Estado de EE.UU., Rex Tillerson. El equipo económico estará hoy sentado a la mesa del almuerzo con el que se recibirá al enviado de Trump en la Cancillería. Se especula que la cuestión comercial está en la agenda. En un pasaje en baja de su gestión, nada sin embargo es seguro hoy para Macri.

Aunque es una decisión del presidente, no es arriesgado decir hoy que el ministro de Trabajo permanece en su cargo por voluntad de los gremios.

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Aunque es una decisión del presidente, no es arriesgado decir hoy que el ministro de Trabajo permanece en su cargo por voluntad de los gremios.

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