La allense Maristella Svampa, premio Konex 2016

La allense Maristella Svampa recibió el martes pasado el premio Konex a las Humanidades en Sociología 2016. En una entrevista con “Río Negro” explicó cuál es su visión de la actualidad política y social argentina y los conflictos que afronta.

La licenciada en Filosofía de la Universidad Nacional de Córdoba y doctora en Sociología de la École des Hautes Études en Sciences Sociales de París, Maristella Svampa, ya tiene su Konex a las Humanidades en Sociología 2016 que le fue entregado el martes pasado en Ciudad Cultural Konex. “Yo vengo de la filosofía, originariamente, y llegué a las Ciencias Sociales hace tiempo con la idea peregrina de poder comprender la realidad tan compleja que nos rodea, la del mundo contemporáneo, de los cambios que se han operado en las últimas dos, tres décadas, sobre todo dentro de la globalización asimétrica. La situación de los países latinoamericanos es particular en ese sentido y tiene sus especificidades políticas y sociales. Y, por supuesto, la de Argentina, país en el que elegí vivir, pese a que residí muchos años en el exterior. Para comprender e intervenir al menos públicamente con mis opiniones, mi mirada, mi perspectiva”, responde Svampa al planteo de “Río Negro” sobre cómo la sociología puede aportarnos ideas para sostener la complicada existencia actual, para echar un poco de luz entre las incertidumbres.

“Siempre es complicado responder un interrogante genérico, pero mis trabajos apuntan a esos problemas y entre ellos, me interesan las grandes tendencias globales, a nivel latinoamericano y nacional. Veo el extractivismo, la megaminería, el fracking (rotura hidráulica para posibilitar o aumentar la extracción de gas y petróleo); también me he dedicado a problemáticas como la presencia de las organizaciones piqueteras… En esa línea hoy me interesan otras que marcan tendencias, tal vez no las más políticas. Quizá podría analizarse cómo estamos pasando del populismo de alta intensidad a un gobierno neoempresarial y es difícil responder ese interrogante con cuestiones muy simples”, consideró.

“En todo caso, las Ciencias Sociales han sido para mí un instrumento, una herramienta para leer la realidad y seguir las tendencias que configuran sus elementos más importantes, de aquí a futuro. Siempre considerando la doble dimensión de una investigación que implica compromiso, nosotros estamos involucrados en esa realidad, no miramos un naufragio desde la orilla, sino inmersos en el movimiento mismo de la nave que está zozobrando e intenta no hundirse. Y, por otro lado, con distancia, para que el resultado no se confunda o no se limite solo a exponer la voz de los actores o de los protagonistas de las políticas que se dan en el país”, explica.

“Es muy complejo mantener un equilibrio, nos movemos en un vaivén que va del compromiso al distanciamiento con la realidad. Sin distancia, no hay uso científico válido, pero sin compromiso tampoco porque las Ciencias Sociales no son neutrales en absoluto. Ninguna ciencia lo es. Hay que ser objetivos, pero no neutros, dice Boaventura de Sousa Santos (doctor en Sociología del Derecho por la Universidad de Yale y catedrático en la Universidad de Coimbra, Portugal). Yo trato de seguir esa consigna…”, señaló.

P: Ahora, cómo ayudar al lector del diario, a mirar con ese distanciamiento del que hablabas y levantar defensas, a ver qué puede hacer más adelante, entender por qué suceden estos cambios, por qué una parte de la sociedad eligió un gobierno que toma duras medidas para el bolsillo, por qué determinados medios imponen una forma interesada de mirar, por qué no encontramos el camino para expresar lo que nos afecta? Son muchas preguntas…

R: Bueno, para comenzar, formo parte de un grupo de intelectuales, cuyo nombre “Plataforma 2012”, incluye el año en el que lanzamos nuestro primer documento. Un colectivo que surgió para denunciar la ausencia de pensamiento crítico en un momento en el que, efectivamente, considerábamos que ciertos sectores de la intelectualidad eran complacientes con el gobierno kirchnerista. Señalábamos tres temas básicos que siguen estando muy presentes en la agenda hoy: el aumento de las desigualdades en la sociedad, y hablo en plural, económicas, psicológicas, de género, territoriales; denunciamos también el rol de las grandes corporaciones económicas en la economía argentina y de Latinoamérica; pensemos en la industria petrolera, la megaminería, la industria en general, la transnacionalización y la concentración en económica, hechos que preocupan; en tercer lugar, la violación de derechos humanos en el marco de la criminalización de la protesta en múltiples lugares de nuestro país… Por último, englobaba todo, la existencia de un discurso épico que trataba de ocultar bajo un disfraz progresista, una realidad preocupante.

En tal sentido, hay una continuidad evidente de estos problemas fundamentales que señalamos. Ha cambiado el discurso, sin duda el gobierno de Macri tiene -podríamos decir- un relato, lejos del progresismo que enunciaba la administración anterior, centrado en el sinceramiento brutal y en un conjunto de políticas antisociales -diría- que está implementando. Por eso, el 10 de junio sacamos otro documento (“A seis meses del nuevo gobierno: Un diagnóstico socio-económico”) para dar cuenta de la presencia de esas problemáticas y hacer un primer balance de un gobierno que claramente ha mostrado que su prioridad es conservar los intereses de las grandes empresas, de los sectores más aventajados, que subordina esa prioridad a las necesidades de las mayorías y de los niveles más desaventajados.

Eso nos inquieta, porque ante la necesidad del ajuste reconocida por parte de diferentes ámbitos sociales, la nueva administración decidió que debían pagarlos los menos favorecidos. En vez de implementar medidas que crearan un marco de contención de estos últimos sectores, ha puesto en marcha una serie de disposiciones brutales que generan mayor pobreza y profundizarán aún más los problemas que venía soportando nuestra república.

En mi caso particular, creo que la sociedad argentina se encontró en una situación muy complicada e incómoda en la segunda vuelta de noviembre pasado. Fueron vaciados ciertos espacios como el de centro izquierda, pero también hubo una fuerte derechización de la política y si bien muchos sectores votaron con cierta expectativa a Cambiemos, existió una gran confusión consistente en creer que la alternancia era igual a alternativa. Se requería una alternancia, doce años de kirchnerismo habían cristalizado una situación insostenible cuyos resultados se están viendo ahora en los niveles de corrupción estructural a los que llegó.

Pero, no puede confundirse con alternativa. Desde mi perspectiva, la opción de centro derecha como la propuesta por Macri, no implicaba una opción para las grandes mayorías, clases populares y medias, sino más bien una vuelta de tuerca en el proceso de profundización de las desigualdades.

P: ¿Cómo se mueve hoy un ciudadano común en este territorio cuando todo aumenta, los incrementos superan largamente el 100%, la inflación está bordeando el 50% anual y las economías familiares van recortando cosas que antes podían hacer y no eran lujos? No se ven venir cambios que mejoren esto.

R: Es difícil contestarlo y asumir una perspectiva menos pesimista. Yo también estoy muy preocupada… Hay, sin duda, un potencial organizativo muy importante en el seno de nuestra sociedad, con empoderamiento de vastos sectores medios y populares que a través de la movilización, exigen, reclaman. Hay un lenguaje de derechos, instalado, y eso aún hace más dramática la situación. No olvidemos que no solo se afecta el bolsillo, la brecha de la desigualdad aumenta cada vez más. Dicho esto, la movilización, los reclamos, las demandas en términos de derechos pueden lograr que el gobierno retroceda en ciertas medidas, como ha ocurrido con los tarifazos. Aunque avanza tres pasos y retrocede dos, mantiene el avance en lo que se proponía, por lo tanto no me parecen casuales sus errores…

A mediano plazo, Argentina debe construir una alternativa política integradora, desde una centro izquierda que capaz de contener a diferentes sectores sociales se proponga pensar el país desandando todos estos modelos de mal desarrollo. Lo que falta es un proyecto político. El kirchnerismo arrasó con ese espacio de centro izquierda, hay un peronismo residual que todavía se considera propietario de él y creo que hay que disputarlo. Lo que surgió en los últimos años, desde Pino Solanas hasta Margarita Stolbizer, ha caído en el puro personalismo o en la falta de renovación política de sus propuestas. Insisto, hay que desandar y repensar ese horizonte. En el corto plazo hay que resistir y movilizar el lenguaje de derechos en la calle misma para que el gobierno no lleve a cabo decisiones excluyentes.

P: Cómo ves la situación en el sur

R: El Alto Valle, donde soy nacida, es una zona muy maltratada por la crisis de la economía basada en peras y manzanas. Atraviesa una de las peores en los últimos dos años, parte de los chacareros han dejado su fruta en las plantas porque los costos son tan altos que no justifican recogerla con lo que se les paga en el mercado. Muchos de ellos albergaban cierta ilusión con el gobierno actual, pero la eliminación de las retenciones al agro solo benefició a los exportadores y no hay medida alguna que a mediano y largo plazo, piense en la economía regional, sobre todo de manzanas y peras. No hay políticas públicas en función de eso, todo lo contrario, cada tanto es atendida con decisiones cortoplacistas y en un par de meses retorna la crisis.

Sí hay un claro avance de la explotación de hidrocarburos sobre territorio tradicional frutero, donde se ocultan con mucho cinismo los impactos sociales, ambientales que genera este tipo de usufructo. Más aún, se insiste en que el modelo frutícola puede coexistir con el de hidrocarburos no convencionales basado en el fracking. El ocultamiento de los daños que produce es sistemático, no hubo debate en el Alto Valle sobre estas problemáticas y, en realidad, se le asesta un golpe de gracia a la fruta para fomentar la extracción hidrocarburífera.

P: Cómo enfrentará el gobierno las protestas sociales

R: En los últimos quince años se ha marcado una tendencia muy fuerte hacia la criminalización de la protesta con episodios de represión emblemáticos como el de los piqueteros asesinados en Puente Pueyrredón (26-6-02, Maximiliano Kosteki y Darío Santillán), el asesinato de Carlos Fuentealba (4-4-07) en Neuquén, el de Mariano Ferreyra (20-10-10) y los que afectaron a dirigentes de comunidades campesinas indígenas en la zona de expansión de la frontera sojera… Las estrategias de disciplinamiento, así como las represivas han cambiado respecto de la última dictadura, pero se han consolidado. Hay un repertorio muy amplio de dispositivos de criminalización que este gobierno no hará más que agravar. De hecho, no hace mucho, el Ministerio de Seguridad presentó un protocolo de control de la protesta, que si bien no se ha aplicado porque la situación no lo permite -ante tamaños tarifazos, inflación y expansión de la pobreza- ahí está y buscará usarlo en el futuro. Así como existe la llamada Ley Antiterrorista de la anterior administración…

Es decir que vamos a enfrentar un escenario en que se procurará disciplinar la protesta. Ya ha habido múltiples episodios de represión a trabajadores, desde Jujuy hasta Tierra del Fuego. De todas maneras, la sociedad argentina tiene anticuerpos que funcionan a la hora de condenarla. Un dispositivo anti-represivo que marca también la irrupción de solidaridades, ha estado presente en todos los hechos que antes recordé, pero los sucesos más pequeños en las provincias tienden a ser invisibilizados y naturalizados. Esperemos no tener que seguir afrontándolos.

Perfil

Investigadora inquieta

Datos

Nacida en Allen el 8 de mayo de 1961, escribió numerosos libros sobre Argentina contemporánea, novelas e innumerables artículos en revistas y libros del país y el exterior.
Es además profesora titular de la Universidad Nacional de La Plata e investigadora independiente del Conicet con sede en la misma casa de altos estudios.
Ha coordinado el Instituto de Ciencias de la Universitad Nacional de General Sarmiento y la revista “Observatorio Social de América Latina” del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales.
En 2014 recibió el Diploma al Mérito de los Premios Konex en “Ensayo Político y Sociológico”; antes, el correspondiente a “Sociología” en el 2006, año en el que también ganó la Beca Guggenheim. Dio conferencias en América Latina, Europa y Estados Unidos, y clases, invitada, en Alemania, Francia, Italia, México, Costa Rica y Canadá.

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